The Mastermind: La Maestra del Sueño, Kelly Reichardt

La cineasta estadounidense Kelly Reichardt ha ganado reconocimiento gracias a su muy particular estilo de filmación. Considerada una directora independiente, se ha colocado en el gusto de una audiencia significativa por permitirse generar un ritmo distinto en sus narrativas, y tomarse el tiempo para analizar visualmente a los entornos y a sus personajes, desarrollándolos para que se sientan humanos, honestos y hasta carismáticos. De igual manera, la marginación, el feminismo y la situación política son temas a los que recurre para construir con sinceridad. Son estas cualidades las que la han llevado a ser premiada en festivales como Venecia, Londres, Locarno y el Independent, y es por eso que The Mastermind llegaba con mucha expectativa

The Mastermind tiene como protagonista a James Blaine Mooney (Josh O’Connor), un padre de familia que, de buenas a primeras, decide, junto a dos compinches, que va a robar cuatro cuadros de un museo mal vigilado. Esto implicará una eventual huida de Mooney, quien se valdrá del apoyo de sus progenitores (Hope Davies y Bill Camp), esposa (Alana Haim) y amigos (John Magaro y Gaby Hoffman) para salir avante de su persecución.

‘The Mastermind’ está inspirada en un acontecimiento verídico de 1972, donde fueron hurtadas valiosas obras del Worcester Art Museum de Massachusetts: dos Gaugins, un Picasso y un Rembrandt. Por sí mismo, este suceso provoca sumo interés, y nos atrevemos a pronosticar que verlo en cines será llamativo y frenético. Sin embargo, conforme avanza la trama nos damos cuenta de que esa no es la meta de Reichardt, ya que, más que buscar mostrarnos a un maestro del escapismo, nos presenta a un hombre torpe, de poca astucia y nulo encanto. Josh O’Connor, quien ya ha conquistado corazones con largometrajes como ‘La Chimera’ y ‘Challengers’, se nota deslucido tanto cometiendo fechorías como eludiendo las consecuencias: nunca consigue evocar nuestra empatía como para animarlo a lograr su objetivo, pero tampoco nuestro desprecio como para esperar que lo condenen. Navega con un papel que se queda corto en personalidad y fuerza. Por el contrario, es quizá John Magaro quien sí ocupa su carisma en un papel bonachón e ingenuo, transmitiendo ternura. Y, muy desafortunadamente, Alana Haim y Gaby Hoffman, que pudieron haberse sostenido mejor como voces aterrizados y mordaces, palidecen debido a un poco favorecedor guion.

Aunque, cabe aclarar, no todo son malas noticias en ‘The Mastermind’: La cinematografía de Christopher Blauvelt, quien ya colaboró con la realizadora en ‘Meek’s Cutoff’, ‘Night Moves’ y ‘First Cow’ (entre otras), es un impecable retrato de la década de los 70’s, que utiliza tonos tierra para mantener una suave naturalidad, inspirado en el propio legado pictórico de Arthur Dove. Por supuesto, esto va de la mano con el diseño de producción de Tony Gasparro, quien tiene a bien exhibir autos ahora considerados clásicos, teléfonos fijos o tiendas de la época con un gusto sencillo, pero no por ello menos elegante.

Estrenada en el Festival de Cine de Cannes del 2025, donde compitió por la Palma De Oro, ‘The Mastermind’ conserva la vibra que ha distinguido a Kelly Reichardt, pero no termina por alzar el vuelo lo suficiente para volverse destacada, mucho menos memorable. Es un bello desenvolvimiento de sus ya comprobadas habilidades, pero en ese pecado lleva la penitencia: A los admiradores nos es casi imposible no compararla con sus hechuras anteriores, y a los nuevos espectadores muy probablemente no los enamorará. Vale la pena darle la oportunidad, pero bajando las expectativas tanto como nos sea posible.

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Acerca del autor

Ale Vega    

Fan del cine, la lectura y el fútbol, y siempre a favor de las propuestas que incomoden y cuestionen. Fiel creyente de que el arte no debería calificarse con estrellitas ni medirse a través de la taquilla. Todo lo vivo como un tiro al travesaño.


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