The Monuments Men: Clooney, arte y los “americanos”
George Clooney es uno de esos casos raros de Hollywood. No es un actor consagrado comercial, como es el caso de Brad Pitt o inclusive el últimamente reivindicado Leonardo DiCaprio. Y tampoco es un taquillero hacedor de blockbusters que puede adaptarse a las grandes producciones. Tampoco es un artista alternativo que navega en la estabilidad de la meca el cine. Clooney es una estrella clásica al viejo estilo de los años de esplendor del cine norteamericano. En su nueva cinta The monuments man, el director, guionista y protagonista, nos ofrece en pantalla el esplendor clásico del resurgimiento del american life en términos artísticos y su paso al final de la segunda guerra mundial de un país que para engrandecerse siempre, hay que hacer mano de sus dos némesis históricamente preferidos: Los Nazis y los Rusos.
El drama y la comedia con manufactura interesante
Clooney trata de recrear la clásica formula de un reparto firme y famoso, como el cineasta conoció en las fallidas pero exitosas Ocean’s eleven (2001) del director Soderbergh. De esta manera, logra conjugar la comedia de una historia que si bien es interesante en perspectiva, a la hora de desarrollarla tropieza ante la simpleza de su ánimo. El arte es robado y la misión será el recuperarlo, y el espectador sabe como terminara el asunto. Mas allá de lo anterior, la combinación en un tono relajado del drama con la comedia es el punto fuerte de la cinta, si bien los personajes actúan más bien, conforme a lo que la gente quiere ver en los actores (Damon actúa como Damon, Blanchett hace de Blanchett, etc.), la combinación actoral es interesante hasta que la saturación del metraje termina justo en sus 110 minutos.
Mención aparte, merecen las apariciones de un Bill Murray que ya no actúa y solo se dedica a presentar sus gestos icónicos, junto con un John Goodman que con su sola presencia, hacen una función de “conexión cómica” con el espectador, que mas que ser un punto a criticar, sus pasos por el mundo del cine generan un estancamiento actoral positivo.
Los nazis y los rusos son los malos pero sin caricaturizarlos
Otro punto a favor de la perspectiva secundaria que plantea el film, con respecto a la segunda guerra mundial, es que si bien lo mas importante en el ámbito histórico era la lucha ideológica nazismo versus capitalismo, el director no se enfoca en caricaturizar a la ideología alemana en términos de ponerlos como los malvados hijos de puta que en reiteradas y cansadas ocasiones, diversas cintas de Hollywood nos quieren vender. Si bien es cierto, que hay que poner a los antagonistas como los malos de la cinta, y a los protagonistas hacerlos relucir con un fondo musical cursi pero efectivo, la película no basa su desarrollo en estos términos, sino que se enfoca en poner a actuar a los consagrados hollywoodenses divirtiéndose y de paso divirtiendo a la audiencia.
¿Y el arte?
Pues bueno, si usted está esperando volverse un erudito en la cuestión de las obras artísticas más importantes, pues no lo va a conseguir. Si bien es cierto, que la película hace referencias especificas a obras relacionadas de maestros artistas como Picasso pasando por Miguel Ángel, el meollo del asunto es la atinada idea de Hitler como un artista frustrado que soñaba con abrir un Museo del Führer en su ciudad natal, en el que se pudiera presumir la más grande colección de arte del mundo occidental. Ignoro si esta última cuestión sea verdadera, ya que el tema de Hitler y el nazismo siempre es recurrido para fanáticos medio perdidos y estudiados en el tema de la segunda guerra mundial
Resumiendo
En si es un ejercicio fílmico a lo que Clooney nos tiene acostumbrados, desde su postura como actor y su debate un poco político en su nominada The Ides of March (2011). La cinta ofrece lo que vende en su poster más representativo, estilo y calidad propia, pero sin aventurarse mucho en el mundo de la polémica, la originalidad y ni siquiera en la crítica ideológica que una cinta anclada al final de la segunda guerra mundial podría ofrecer. Si tiene ganas de un fin de semana tranquilo y dejarse llevar por la corriente, este film puede ser su opción de domingo de flojera.
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