The Oald Oak: No se trata de ser comunidad, sino de hacer comunidad.

Durante su extensa carrera, el cine de Ken Loach se ha basado en el interés de explorar temas sociales y las inevitables vicisitudes de la clase trabajadora, con esos los elementos que la construyen y la convierten en la fuerza vital de las naciones. Con una visión que aborda los incidentes de una manera honesta y respetuosa, sus creaciones abarcan no sólo la idiosincrasia inglesa, muchas veces han cruzado fronteras para reflejar otros países. Haciendo una mancuerna incansable con el gran Paul Laverty, su guionista de cabecera, nos han regalado innumerables películas llenas crudeza necesaria y corazón desbordado.

Hoy vuelve a nuestras pantallas para entregar el que se dice será su último largometraje, ahora que cuenta con 82 años. ‘El Último Bar’ (cuyo título original es ‘The Old Oak’) tiene como protagonista a T J Ballantyne (Dave Turner) el propietario de una taberna que pasa sus días escuchando las quejas de sus clientes, habitantes de Durham, quienes sufren las carencias propias del gobierno post Thatcher y el debacle paulatino de su vecindario. Llegan a éste camiones con familias sirias, huyendo de la guerra interminable que existe en su patria, y la primera en caer en una confrontación es la joven Yara (Ebla Mari), quien eventualmente desarrollará una amistad con T J. Juntos buscarán unir ambas poblaciones, a pesar de los ya existentes roces y desavenencias.

El alma de ‘The Old Oak’ son aquellos mineros que conformaron la ciudad y sus cimientos, pero se vieron truncados e imposibilitados para contribuir a la mejora de la economía. Observamos en el establecimiento, a través de fotografías e inspiradoras frases de agrupación, que fueron ellos quienes enseñaron a los residentes actuales a proteger a toda costa los espacios restantes, los cuales cada vez son menos y les privan de oportunidades de reunión. Dadas estas limitantes, varios residentes se niegan a compartir, y aquellos ajenos a su ámbito se sienten como una amenaza más que como nuevos aliados. El filme tiene a bien retratar a estas personas como entes consternados y un tanto egoístas, cuyas razones para estar a la defensiva pueden entenderse a la perfección y así empatizar más fácilmente con ellos.

Es entonces que el personaje principal de ‘The Old Oak’ se vuelve pieza clave para unir un rompecabezas de individuos heridos y alienados. T J, magistralmente interpretado por el otrora bombero y brigadista Dave Turner, se halla también sumergido en una tristeza profunda al haber descuidado su matrimonio y encontrarse alejado de su hijo, por lo que el arribo de los medioorientales le va representando, casi sin quererlo, la posibilidad de servir a los demás de una forma distinta: ya no se trata de su negocio ni las ganancias que le generan, más bien trasladar sus buenas intenciones a la acción para proveer algo tan fundamental como los alimentos a aquellos que lo han perdido todo, o pertenecen a un estrato tan bajo que se vuelve imposible priorizar la salud. Loach acierta en utilizar actores amateur (sello de su filmografía) y la comprobada cinematografía de Robbie Ryan para que en la atmósfera de la cinta abunden la calidez y la naturalidad, haciendo que el público se sienta parte de la generosidad mostrada.

Estrenada en el Festival de Cine de Cannes 2023, donde compitió por la Palma de Oro, ‘The Old Oak’ enumera las múltiples problemáticas de una urbe a la que le cuesta un mundo recuperar aquello que el gobierno (y quienes se posicionan en esferas de mayor poder) osaron retirarles sin miramientos, para mezclarlas con las de los refugiados, quienes ya no poseen bienes materiales y cuya única esperanza a es volver a reunirse, de cualquier manera posible, con quienes se quedaron atrás. Si esta resulta ser la película final de Loach (aunque anhelamos que siga haciendo cine), su mensaje primordial como realizador ha quedado claro: ante grandes adversidades, hacer comunidad se vuelve un salvavidas.

Etiquetas:  

Acerca del autor

Ale Vega    

Fan del cine, la lectura y el fútbol, y siempre a favor de las propuestas que incomoden y cuestionen. Fiel creyente de que el arte no debería calificarse con estrellitas ni medirse a través de la taquilla. Todo lo vivo como un tiro al travesaño.


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*