The Remarkable Life of Ibelin: Bienvenidos a Warcraft

Mats Steen fue un joven noruego que fue diagnosticado con distrofia muscular de Duchenne, una enfermedad genética degenerativa que atrofia los músculos. Para lidiar con esto y distraerse de una realidad que iba aislándolo poco a poco, desarrolló un gusto muy profundo por los videojuegos, en especial World of Warcraft. Tras varios años luchando contra su cuerpo, falleció en 2014 a la edad de 25. Sus padres notificaron el deceso a través del blog de su hijo, sin imaginar la gran cantidad de mensajes, condolencias y apoyo que recibirían de parte de personas que nunca habían visto, mucho menos que él había vivido algo que parecía inimaginable: una vida normal. Esta es la historia de “The Remarkable Life of Ibelin”.

El gran logro del documental es poder conectar 3 líneas narrativas desde diferentes puntos de vista: la perspectiva personal de su fallecido protagonista, los testimonios de amigos y familia y el historial de chats de World of Warcraft, que usa el software para contar a través del juego una historia humana. Parece complicado al inicio, pero la edición de “The Remarkable Life of Ibelin” se encarga de hacer las pausas necesarias para que cada subtrama no sólo retroalimente a la anterior, sino que también dé la pauta a la siguiente con tal de que el ritmo no baje en ningún instante. El director Benjamin Ree también hace hincapié en la forma en que han cambiado las relaciones en la era tecnológica, pues en vez de irse por el típico caso de que hay que despegarse de las computadoras e interactuar en el mundo real, aquí hay un énfasis en la importancia que tienen en la comunicación actual y cómo la vida siempre encuentra la manera de seguir y abrirse camino.

Hay que agregar la dificultad que debió ser conseguir los derechos del videojuego para hacer las animaciones, y encima construir en base a ellas la historia escrita por las entradas del blog de Mats, pero siempre recordando que esto no se trata del juego, sino de la historia contada a través del mismo. Esto enseña las infinitas posibilidades y opciones que ofrece Internet para comunicarse con personas al otro lado del mundo, ya sea con los videojuegos o un chat de conversación. Una muestra de que las amistades a distancia requieren más trabajo que las físicas, pero si se logra mucha dedicación con tal de mantenerla viva, consigue una conexión tan personal como cualquier otra. A través de las reacciones de los padres y hermana de Mats y las entrevistas hechas a sus amigos, “The Remarkable Life of Ibelin” crea un mundo sin limitaciones físicas ni prejuicios, donde experimenta conexiones virtuales, pero reales de amistad y amor y que le dieron la oportunidad de vivir la vida que siempre quiso.

Los diálogos dan forma y fondo a “The Remarkable Life of Ibelin” para que los sentimientos florezcan, y aunque por momentos se sientan demasiado literales, también hacen creer en el deseo de volver a ver ese instante, de mantener la ilusión de que el recuerdo prevalezca en la red. Esto añade una pequeña crítica a la digitalización, porque conforme avanza el tiempo y el mundo digital se vuelve más grande, los mensajes y sitios caen en desuso y se pierden con los años.

Por esto “The Remarkable Life of Ibelin” también revela una verdad muy inquietante y dura de aceptar: unos años después de que mueras nadie va a acordarse de ti (a menos que hayas hecho algo tan impactante que prevalezca en sus corazones). Por esta razón hacer que la vida de un joven que experimentó más que otras en tan corto de tiempo, que nunca se victimizó, que siempre priorizó ayudar a los demás y crecer como persona, vale la pena ser contada y que prevalezca en el corazón de las personas, porque creyó que nunca viviría esas emociones y lo logró.

“The Remarkable Life of Ibelin” es otra prueba de que el documental es el salvador del 2024. La vida de Mats Steen vivirá eternamente en esta historia con muchas enseñanzas, entre ellas, el cuidado de la salud mental, la importancia de los lazos afectivos y la empatía hacia las personas discapacitadas, que no tienen las oportunidades que el resto del mundo accede o que las ven como fenómenos que no tienen los mismos derechos. Además, pensándolo con más detalle, sigue el camino que dejó Mark Hogancamp y su proyecto “Marwencol” (y es lo que debió ser la horrible versión de Robert Zemeckis), usando la fantasía como un medio para lidiar con la aplastante realidad.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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