The Royal Hotel: Comprensible, pero insatisfactorio mensaje feminista

Estrenada en el Festival de Toronto, la cinta de Kitty Green ha causado cierto revuelo debido a la temática principal que va acorde a las tendencias actuales. Sin embargo, la realidad es que “The Royal Hotel”, a pesar de sus intenciones, se queda a medio camino en su propuesta, una muy ambiciosa que no llega a las metas pensadas, dejando insatisfechos a muchos que esperaban un mejor resultado.

Para empezar, quiere abarca distintos géneros sin elegir verdaderamente uno que lleve la batuta principal. Quiere ser un thriller, quiere ser un drama y quiere tener algunos toques de terror a través de una visión femenina que critica el machismo y la mirada masculina desde el punto de vista de 2 mochileras que deben trabajar en una taberna porque se quedaron sin dinero, para así poder volver a casa. La forma en la que conservan la dignidad y honestidad en un medio hostil, muy lejos de su casa, debería ser el enfoque principal, pero tal y como está abordada, parece más un compendio de situaciones que van perdiendo la credibilidad, rayando la inverosimilitud en varios casos.

Aunque el conflicto, la situación a superar y los personajes se establecen desde el comienzo, se tarda mucho en iniciar, y una vez que se estabiliza, la tensión se disipa a medida que la película continúa porque desconoce hacía donde ir. El hecho de que todo suceda en la misma locación no le ayuda, pues la constante sucesión de escenas y las repetidas insinuaciones de los borrachos hacen pensar que la historia no avanza y se estanca muy rápido, de modo que pasa de la claridad a la confusión y los diálogos se vuelven exceso de ruido. Ubicar la acción en el mismo lugar no está mal siempre (por eso “Buried” y “127 Horas” funcionan), pero al no haber una introspección a fondo ni motivaciones de peso, lo que le suceda a Liv y Becky no acaba por importar.

A nivel hay una edición aceptable, buena fotografía y un uso de planos cerrados dentro de la taberna que transmiten correctamente lo que el guion trata de hacer sin conseguirlo.

Las actuaciones del par de protagonistas son convincentes, en especial Julie Garner, quien eleva la cinta cuando explora la dinámica agotadora de ser la amiga responsable en una situación sin control. Jessica Henwick está más en línea con las consecuencias de permanecer aislada a la mitad de la nada, llega a caer un poco en la sobreactuación (sobre todo en la segunda mitad), pero es congruente con el planteamiento. Ursula Yovich y Hugo Weaving cumplen más en sus papeles como tutores, pero es muy distractor ver a todos los personajes masculinos apegados al estereotipo machista y, aunque es entendible ese comportamiento dado el entorno, le quita verosimilitud y credibilidad al asunto cuando parecen más una caricatura que un retrato convincente.

Es comprensible qué es lo que quiere decir Green, pero su mensaje feminista queda rezagado porque da la impresión de que no sabe cómo comunicar lo que quiere contar. Por un lado, quiere ser una mirada perspicaz a las realidades de trabajar en un lugar de mala muerte y cómo las dificultades del empleo conducen a una modulación imposible. Por otro, quiere ser una historia de empoderamiento femenino superando una situación difícil. Sin embargo, no llega a ningún lado porque pretende abarcar más de lo que puede y no sabe cómo seguir cuando ve que los resultados no se dan. Aunado a un final que carece de impacto y libera toda la tensión de la forma más simplista posible, es una cinta plana e inconsecuente que, aunque se deja ver, pudo haber sido mejor.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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