The Strangers Chapter 1: Sobrepasando los límites de la estupidez

Sencillamente existe gente inútil en este mundo que, pensando que tiene talento para hacer alguna cosa, la triste realidad es que solo no lo tiene, sino que hace todo lo contrario a lo que se supone debería hacer. En el mundo del cine, uno de ellos es sin duda Renny Harlin, uno de los peores directores estadounidenses en la historia usado para el video home, producciones de bajo presupuesto y bodrios comerciales como este, uno de los remakes y películas de terror más pendejas que podrás apreciar en tu existencia.

Reboot de la cinta original del 2008 (que ha alcanzado cierto estatus de culto por su buena dosis de sustos), The Strangers Chapter 1 no solo tiene la particularidad de exceder el límite de estupideces hechas por un humano en 90 minutos, sino el cinismo de ser la primera de una trilogía que denota que la calidad en ciertos productos es lo último que importa en la actualidad.

Desde el comienzo, Harlin y su equipo de ineptos guionistas construyen un entorno pre fabricado en donde conoces de la A la Z todos los viejos trucos – sustos por venir, desde la serie de situaciones que de manera “coincidente” sufrirán las víctimas, hasta el destino final de las mismas sin ni siquiera conocer los productos previos. Es como entrar a la misma casa de los sustos por 34ª vez, y en donde ya sabes en que rincón te aparecerá una botarga que dejó de asustarte desde la segunda ocasión que ingresaste.

Lo peor de The Strangers Chapter 1 no es lo pobremente que está desarrollada, sino que el guion en un primer acto comienza a presentar personajes sin sentido que solo promueven un suspenso vacío y que no aportarán en nada a la sucesión de los hechos. Sin embargo, tanto este factor como la consecuente cacería dentro de una cabaña y un vasto bosque, asegurarán más que una cinta de terror, una comedia involuntaria que se encargará de hacerte reír (incómodamente) con una guía, paso a paso, de cómo ser lo suficientemente imbécil para que te maten lo más pronto posible en una situación como la que se retrata, obviamente, ayudada por algunos poderes sobrehumanos donde los “extraños” en cuestión serán dotados de súper oído, súper velocidad y la capacidad de ir más rápido caminando, que corriendo.

No hay ningún temor a la crítica, a la lógica o a la razón, pues a pesar de estar rodeado de gente malévola y extraña, tener a una escalofriante hija de puta acosándote repetidamente en tu puerta, sentir gente merodeando por la casa y estar atrapado en un lugar más lúgubre que Transilvania, los protagonistas, con todos los medios posibles para huir de ahí caminando, corriendo o hasta en un vehículo, decidirán quedarse para ser aniquilados por un trio de encapuchados que desafían el raciocinio.

Un mal de las películas de terror que aquí sobrepasa los límites de lo estúpidamente permitido, parece que los guionistas escriben a sus protagonistas lo más culones, atractivos, chichonas y retrasados mentales posibles, para que así les sea más fácil describir una sarta de comportamientos absurdos que solo denotan fallas neuronales y/o de motricidad extrema, desatando una serie de gags físicos y/o de pastelazo que solo hacen más fácil la rutina de asesinar y que por ende genere la menor tensión posible para una audiencia que pueda soportar la infamia narrativa aquí desarrollada.

Cosas tan sencillas como correr, disparar, manejar, hablar por teléfono, escapar en el primer momento en que sientes que tu vida es amenazada, son elementos que los escritores consideran innecesarios o inexistentes, dejando que su relato caiga en un ciclo de comedia finita coronada por diálogos redundantes y pendejos

La labor directiva de Harlin es complementariamente patética. Sus sustos de manual no logran ni siquiera el esperado mínimo del sobresalto, pero si la risa loca al recurrir a trucos narrativos de “Mi Pobre Angelito” con disparos “accidentados”, clavos en el piso, tres hojas secas que te esconden todo tu cuerpo y un par de momentos que dan “cringe” por su falta de lógica en el actuar físico de los personajes. Sumar que el mayor atractivo visual son las series de tomas del culo de la atractiva protagonista y que en una correteada por un bosque, los asesinos te alcanzan caminando mientras tú tienes un cuerpo de atleta que corre y que, por alguna razón (pendeja), se detiene para ver quién te sigue cada 10 segundos.

Para rematar esta completa mierda narrativa, el clímax, tan predecible como falto de impacto (por cierto, no hay ninguna gota de sangre mostrada, más que la de un pollo) se resuelve en tres minutos para después sobreponer un “cliffhanger” de lo más risible. Este último factor empeora The Strangers Chapter 1 al no encausar ninguna empatía por la pareja protagonista, ya sea de simpatía o a manera de castigo por su “estatus social” (un argumento que nunca comienza a desarrollarse, pero que queda como una simple hipótesis), y en donde las interpretaciones y química de los dos mequetrefes en cuestión son más inexpresivas que las máscaras de los “extraños”.

Si la palabra “extraños” en The Strangers Chapter 1 sirve para justificar un relato que no tiene argumento, pies, cabeza, razón, lógica, sangre, explicación, motivos, empatía, veracidad o la más mínima calidad, entonces quizá en tu mal desarrollo cerebral puedas dar como válidas todas las ineptitudes manifestadas aquí. Si es difícil soportar tanta sarta de mamadas, me imagino que fue aún peor concebirlas, y es que la gente que escribe y dirige esto no solo no tiene talento, sino que sencillamente es pendeja.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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