The Substance: Mujer contra Mujer

Fuera del revuelo y del atrevimiento de competir en Cannes (de eso hablaremos más adelante), no sabíamos mucho de The Substance. Siempre se agradece no tener tan spoileada una película, pero en este caso el hype fue tanto que las expectativas no pararon de crecer. Y afortunadamente no decepcionó.

Sabíamos que The Substance devolvía a Demi Moore a los grandes circuitos y que estaba espectacular, pero lo que estábamos a punto de presenciar no pasaba realmente por nuestras mentes.

En historia, ‘La Sustancia’ es más bien simple: una actriz entrada en años que ve sus bonos sucumbir ante una industria edadista presa de sus propias ideologías. Pero es en la escritura donde el filme encuentra el tono perfecto para construir un relato elevadísimo, conjugando muchísimos temas de una forma casi magistral.

Empecemos por el más evidente en The Substance: el status quo del showbiz, ese exclusivísimo circuito de la fama al que todo aquel que se dedique al entretenimiento anhela pertenecer. Y es que, si bien hay muchas películas que intentar retratar ese mundo, pocas lo hacen tan frontalmente como The Substance; y no sólo eso, sino que logra hacer una denuncia directa a cómo ese mundo sigue siendo dominado por hombres mayores de 60 años, blancos por supuesto, a quienes sólo interesa vender y poseer a quien se deje para lograr objetivos cueste lo que cueste. Aquí vemos a un Dennis Quaid en un papelazo de alto ejecutivo de entretenimiento, quien orilla al personaje de Demi Moore a irse al extremo y utilizar LA SUSTANCIA. Christina Aguilera (quien, por cierto, estamos seguros que tomó La Sustancia; ya vieron sus fotos más recientes?) mencionaba hace algunas semanas cómo al inicio de su carrera se sentía tan incómoda estando manejada por un grupo de hombres mayores quienes no le preguntaban nunca su opinión ni objetivos de carrera, y eso se ve claramente ejemplificado aquí.

En The Neon Demon (2016) ya veíamos un poco de crítica al mundo del modelaje desde la perspectiva ‘feminista’, pero esa cinta se quedaba con unos atisbos muy modestos de body horror. The Substance bebe de ahí y lo magnifica para darnos verdadero body horror dentro de una subida y bajada de tonos que van desde el thriller y el drama psicológico hasta la comedia, y, tristemente, un cierre donde estira la liga demasiado como para hacer tambalear todo lo que construye en las primeras dos partes.

Este tema principal viene como consecuencia de uno mucho más universal: el ideal de la belleza y juventud. Absolutamente todos los que habitamos este planeta, en mayor o menor medida, nos hemos sentido a disgusto con nuestros cuerpos, aleccionados por los medios y por lo cada vez más artificial de las redes sociales. Es ahí donde tal vez Coralie Fargeat, directora de cine y guionista francesa de The Substance, se ve tímida en no ahondar más acerca del porqué, y aunque el desarrollo del personaje principal va avanzando en dejarnos entender su dismorfia corporal, nunca nos adentramos bien a la psique que la llevó a eso. IndieWire escribió acerca de The Substance “Un cuento de hadas inmenso, imparable y extáticamente demente sobre el odio femenino a una misma” y es esto último lo que nos hubiera gustado ver más desarrollado, cómo llega una mujer (aunque no sea exclusivo del género) a odiarse a sí misma.

Si ya como relato sociológico The Substance funciona muy bien, como pieza cinematográfica es también muy sólida. Sobresale mucho la parte del sonido, que desde un inicio nos va envolviendo en un relato tan tétrico como intrigante. Hace varias semanas escribíamos de Blink Twice, la ópera prima de Zoe Kravitz, que abusaba del uso del ASMR para apantallar incautos, y en comparativa, The Substance muestra cómo debe usarse correctamente este recurso para meternos en su mundo y no sólo estar como adorno, lo cual puede ser molesto. Un claro ejemplo son los sonidos que generan las acciones del personaje de Dennis Quaid, que reflejan lo repugnante que es.

En la parte de cinematografía, si bien no hay nada nuevo, hay muchos planos inspirados en montones de maestros del cine, como Cronenberg, Kubrick y hasta González Iñarritú con un choque casi a calca del de Amores Perros. Por supuesto que esto no molesta porque es una inspiración bien lograda, que se integra perfecto a la visión del cinefotógrafo y de la directora.

El apartado actoral es tan fuerte que, con las debidas campañas, podríamos ver a Demi Moore contendiendo como Mejor Actriz, y en una de esas hasta Margaret Qualley. Lo que logran ambas aquí no es sólo una simbiosis como un sólo personaje, porque no va de eso la película, sino en cómo Qualley encarna a una Demi Moore perfectamente joven e idílica a través de tomar la milagrosa sustancia.

Demi parece tener algún paralelismo con su personaje, pues resulta convincentemente honesta la forma en que lo lleva; sin embargo, y este es un tema de dirección actoral, en el último tramo de The Substance, se nos pierde en el registro y es lo que podría arriesgar sus nominaciones. Qualley por su parte también tiene un paralelismo, pues en la vida real también reemplaza a alguien con quien está íntimamente ligada: a su mamá Andie MacDowell, una reminiscencia de ese Hollywood noventero que tanto dio al entretenimiento.

The Substance acaba de ganar hace nada el premio ‘Midnight Madness’ en el Festival de Toronto, y es que está destinada a convertirse en una obra de culto de este género. Lo que no entendemos muy bien es su atrevimiento para competir en Cannes, donde suelen ser muy conservadores. Sorprende también su premio a Mejor guion ahí, considerando que la crítica fue un poco dura en su corrida en el festival, mencionando que era lo más aberrante y vomitivo de esta edición.

En conclusión, The Substance es un peliculón que, de no ser por su tropiezo casi paródico en el cierre, sería una gran contendiente para las categorías principales de la próxima temporada de premios. Aún con eso, se cuela ya en los tops de lo mejor del año. ¿Sobrevivirá al embate de los grandes estrenos del último cuarto? Lo averiguaremos.

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Acerca del autor

Leo Idair    

MOCATRIZ (Modelo, Cantante y Actriz) en Instagram pero humanista en la vida real. Creo en las utopías pero sin dejar la realidad fuera. Dame una buena telenovela y estoy a bordo. Mi mamá me hizo cinéfago desde chiquito.


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