The White Tiger: La pobreza también es cultural
El cine siempre ha sido el reflejo de la sociedad y no podemos negar que en los últimos años cada vez más en varias regiones del mundo la desigualdad entre las clases bajas y altas se hace más notoria.
Ya hemos tenido perspectivas de diferentes partes de como se ve reflejado esta problemática a través de distintas obras cinematográficas, y faltaba poco para que la visión de uno de los países económicamente más desiguales como la India saltara a la luz, por lo que de la mano de Ramin Bahrani, White Tiger se une a esta ola de películas que buscan retratar de diferentes maneras esta brecha en un contexto mucho más extremo.
Quizás al oír la palabra India y desigualdad social muchos se remontaran a la película Slumdog Millionarie, sin embargo White Tiger está escrita en un tono más crudo, hilarante y negro, y eso es lo que lo hace distinta a la obra de Boyle, pues Bahrani no teme en mostrar sin adornos, maniqueísmos o en tono fuera de lo pastel la desigualdad tan marcada que existe en la India, que en comparación del mundo occidental el papel del amo y el esclavo está establecido de forma literal, poco sutil y más marcado.
Todo esto lo vemos a través de los ojos de nuestro protagonista Balram y su ascenso de sirviente a emprendedor en este país. A través de esta trama conocemos las fibras más profundas que construyen este tejido social y que definen que en una población 1.35 miles de millones, solo un 1% de la población sea la que concentre toda la riqueza.
Y en esos momentos es donde brilla más el guion, ya que la problemática de la pobreza no solamente se limita a darle un contexto limitado al capital y la situación social, sino que la película va un poco más allá y le atribuye aspectos culturales, psicológico e incluso le otorga tejidos netamente familiares; si bien podrán encontrar similitudes con otras cintas que han tratado el tema, hay aspectos donde Tiger White brilla con luz propia.
Otros aspectos positivos es la mezcla de tonos con la que está manejada la cinta, desde momentos de drama fuerte, hasta la comedia negra y a veces pasando como un thriller, lo cual hace que su estilo sea variado y rico.
El desarrollo de personajes es bastante interesante ya que la película no cae en maniqueísmos presentando los típicos buenos o los típicos malos; si bien hay personajes que están diseñados para ser un poco extremistas, hay otros que se nos muestran con diferentes claroscuros,; especialmente nuestro protagonista, y sus amos mucho más “new age”; Pinky, Ashok, los últimos son presentados como personajes más neutrales con respecto a las contrapartes extremas de la cultura de la India que sin embargo a pesar de criticar este status, tienen un lado oscuro que les quita ese maniqueo altruista; por otro lado nuestro protagonista no está diseñado con el fin de victimizarlo, sino esta más construido desde la empatía, y a pesar de esto, la película no teme en también mostrar las partes hostiles de su personalidad y en deconstruirlo un poco para evitar su glorificación, una escritura bastante ágil.
En cuanto a la dirección, tiene un manejo de la fotografía de bueno a excelente, y un lenguaje cinematográfico decente, sin embargo, donde la película se traba un poco es en el ritmo, los flashbacks de la película están ejecutados a veces de manera un poco torpe, es un detalle que entorpece la narrativa visual de la cinta.
Y si bien la construcción de la historia es excelente, prácticamente el final de la película es demasiado acelerado y las resoluciones quedan bastante simplonas.
Otro detalle para destacar son las actuaciones, especialmente la de Adarsh Gourav quien en mi opinión debería estar considerado sino para ganar, de mínimo para ser nominado en la temporada de premios.
Calificación
- Guión: 2.9
- Dirección: 2.8
- Actuaciones: 1.7
- Extras: 0.5
- Calificación Final: 8.0
White Tiger es una película que se queda en corta en algunos detalles, pero que funciona perfectamente por su mezcla de estilo y porque aporta una grano de arena al discurso social de la desigualdad de clases que últimamente el ámbito cinematográfico desde el fenómeno Parasite se ha decidido exponer demostrando que el séptimo arte como herramienta social puede ser bastante efectiva.