The Wild Robot: Una obra maestra que se sale de su código

Chris Sanders, famoso por ser el creador de dos personajes icónicos como Stitch y “Chimuelo”, ha decidido romper con el algoritmo de las cintas genéricas de animación y comerciales para crear una de las obras de animación más hermosas y conmovedoras de los últimos tiempos: “The Wild Robot”.

“The Wild Robot” es esa película que, entre el mar de cientos estrenos pasajero, ha llegado para quedarse como una de esas cintas icónicas (con el potencial colectivo de llamarle “joya”) que despertará conversación no solo por sus temas alrededor de la maternidad y el existencialismo, sino también por sus diferentes puntos de vista hacía lo ecológico, lo filosófico y lo psicológico.

“The Wild Robot” cuenta la historia de la unidad robótica 7134, “Roz” para abreviar, que naufraga en una isla por accidente. Su misión será adaptarse a este nuevo mundo y cuidar a un pequeño ganso al que ha adoptado. 

El tema principal de “The Wild Robot” es la maternidad. Lo que la diferencia de otros filmes no solo es su perspectiva interna, sino que explora el viaje completo desde el proceso de crianza hasta la etapa de la adultez del individuo y la salida del nido. Esto permite revisar otros temas intrapersonales más allá del hecho de convertirse en padre o madre, siendo uno de los más importantes la ruptura de los paradigmas o roles asignados (expresado en una analogía tecnológica de romper la programación asignada), más que como una elección propia, como una forma de adaptación al entorno y a las circunstancias que se nos presentan, conectando con nuestras emociones y para saber quiénes somos. Incluso se establece otra capa en la historia: la cooperación y la ayuda solo se podrán lograr de manera armoniosa en la medida en que seamos conscientes de lo que somos y de lo que nos rodea (de esta manera sabremos qué aportar y no será simplemente una caridad vacía proveniente de nuestra programación, sino de nuestra recodificación y/o adaptación al ambiente).

De esta manera, nuestra protagonista, que comienza como un robot poco expresivo y programado para resolver tareas en un contexto futurista post apocalíptico (en donde la naturaleza ha retomado su lugar), tendrá que aprender a adaptarse a un entorno más “salvaje” y aprender a coexistir. De manera ingeniosa, los escritores han encontrado en la maternidad este pivote de adaptación, pues no hay evento natural para el cual se esté tan poco lista y en el que la mayor parte del tiempo se improvise, como el convertirse en madre. Así, la analogía de desarrollo se siente más humana, lo que provoca una conexión y empatía directa con el público, así como un acierto de humanización de la máquina, efectiva y tangible. A diferencia de otras ficciones, el robot no adquiere conciencia a través del “querer sentir”, sino desde los instintos primitivos básicos como la supervivencia, conservación y preservación, para después proceder con el despertar de las emociones

“The Wild Robot” no se queda ahí y propone más temas sobre la mesa: desde la configuración de un propósito para alguien que se convierte en madre a lo largo de su vida, el perdón hacia los padres, la importancia de decir “Te amo” y el valor de la cooperación a pesar de las diferencias, hasta un mensaje ecológico sobre el cuidado de las especies tanto desde la óptica exterior como interior.

¿Saben qué es lo que le añade más ingenio a “The Wild Robot”? Que todo esto está expresado a través de una fábula tanto para el entretenimiento de chicos como de grandes. Añade un humor diverso que va desde lo blanco y enternecedor hasta chistes de humor negro que utilizan de manera irónica la crueldad de la naturaleza (que en otro contexto sería considerado de pésimo gusto, pero gracias al filtro de lo fantástico de su entorno son divertidos).

Otro aspecto para destacar en “The Wild Robot” es la animación. ¿Recuerdan que Disney intentó utilizar la técnica de 3D con trazos 2D para “Wish”, con el objetivo de darle la sensación de un libro de cuentos de hadas? Pues aquí se hizo lo mismo, pero mucho mejor por dos razones; primero, el diseño de los animales no es antropomórfico, por lo que, aun con su caricaturización, se sienten más cercanos a un animal; la segunda, que a diferencia de “Wish”, las texturas se ven más artesanales por que el hiperrealismo del 3D no “devora” los contornos del 2D, y los escenarios se ven diseñados de manera más tradicional (incluso hay árboles o arbustos que parecen más dibujados a mano que hechos por computadora). Como consecuencia, se siente que los personajes están encima del escenario y no al revés, pero a nivel narrativo, dicho entorno juega un papel primordial en el desarrollo de sus personajes, principalmente en Roz, que es el único elemento que, al inicio de la cinta, tiene nulos detalles en 2D, y que conforme avanza la trama va adquiriendo algunos elementos 2D (como la tierra y musgo).

Con pocos defectos y llegando a un nivel que raya en la perfección, “The Wild Robot” es una de las películas más hermosas e íntegras de la animación de los últimos 3 años. Una obra maestra que devuelve la confianza a DreamWorks y que coloca a su director Chris Sanders como uno de los mayores referentes del cine de animación.

La conversación ya no solamente gira alrededor de si “The Wild Robot” es lo mejor del año (por que al momento lo es), sino también de qué lugar ocupará en la historia de DreamWorks, de las cintas de ciencia ficción y de animación de la historia. Pero, sobre todo, es una película con un enorme corazón, humanidad y honestidad, cuya mayor enseñanza es que, a veces, para sobrevivir, debemos convertirnos en más que aquello para lo que fuimos programados.

“Y en una escala del 1 al 10, ¿cómo calificaría el servicio asignado por “The Wild Robot”?”

Dirección: 3.4

Guion: 3.5

Actuaciones: 1.6

Extras: 0.5

Calificaciones: 9.0  – Obra maestra

P.D.: Es irónico, pero en los últimos años, dentro del mundo del séptimo arte y la ficción, encuentro personajes robot e IA más tridimensionales y con rasgos más humanos que los que se les asigna esa característica desde lo físico (Andy en Alien: Romulus, Robot en Robot Dreams, y ahora Roz). Todo esto mientras, en nuestro mundo actual, la IA avanza a pasos agigantados. 

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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