The Witches: Un patético truco de lucimiento

Basada en el cuento infantil del legendario Roal Dahl, The Witches ya había sido llevada al cine en el año de 1990, convirtiéndose si no en culto, si en una cinta muy querida por la generación millennial gracias a su larga permanencia en la televisión y a la gran interpretación de Anjelica Huston como la “Gran Bruja”, que combinó un elegante histrionismo con una labor de efectos, maquillaje y animación supervisada por el mismo Jim Henson, que bien le podrían quitar el sueño a cualquier escuincle noventero por algunos días.

The Witches de 1990 era una película bastante cuestionable, mediocre en realidad, pero efectiva en cuánto a algunos sustos, la impresión de su oscuro universo de brujas e indudablemente salvada por una Huston en todo su esplendor.

Prácticamente respetando todo el argumento del libro e incluso remembrando visualmente algunos pasajes de la versión noventera, 30 años después nos llega The Witches de Robert Zemeckis, que independientemente de su larga tasa de inclusión adaptable a esta época, comete el mismo error de la versión noventera pero con un agregado que empeora la situación: Anne Hathaway.

Normalmente no suelo comparar cintas, pero me pareció una libertad crítica hacerlo en este caso debido a que ambas no solo comparten la obra literaria, sino la misma debilidad narrativa: dejar todo el atractivo en la antagonista principal, la Gran Bruja (además que en términos generales son películas olvidables salvo por el rubro de los efectos); solo que mientras Huston ensalza al personaje, Hathaway se hunde con él, confirmando su estatus como lo que es: una terrible actriz poseedora de un Oscar y que basa su fama y poder mediático en su indudable belleza.

Me parece incluso extraño que un cineasta de la estirpe de Zemeckis (que ya lleva varios años en el punto más bajo de su carrera) haya aceptado este encargo y fracaso anunciado, basado sencillamente en el lucimiento de una actriz que luce sobrada, patética en sus gags físicos, vergonzosa en su acento y tono de voz, y además poco creíble y terrorífica, incluso con decenas de efectos especiales encima y una cámara que no se cansa de captarle las curvas, el escote y los vestuarios. Todo lo demás sobra, tanto el pobre desarrollo de los demás personajes, incluyendo el otro atractivo histriónico (Octavia Spencer), como en si la fugaz amenaza – aventura resuelta en santiamén, con una nula impresión de suspenso, terror o cualquier elemento atractivo que al menos pueda lograr equiparse a la mezquindad de su anterior versión.

Si bien es cierto que su tono permanece más infantil en comparación con su antecesora, los diálogos y situaciones de su guion son demasiado bobos, acrecentándose no solo la falta de interés en su aventura “primordial”, sino también revelando la redundancia de su recurso voz off de un narrador que prácticamente “narra sobre lo narrado” una y otra y otra y otra vez. Además la voz chillona de Chris Rock no ayuda mucho que digamos.

Hablando de la poca estructura de algunos personajes, así también su entorno y forzada inclusión, que luce falsa y/o con un sustento muy pobre para la época en la que se basa el cuento. Este desperdicio se une también a la de algunos rostros conocidos y en general se expande hacía sus personajes secundarios, pues prácticamente no hay otra bruja con participación, teniendo incluso mayor tiempo en pantalla el gato digital de Hathaway en una aventura que poco a poco se diluye a partir de aquella secuencia dentro del salón del hotel.

¿Los niños? ¡Oh sí! Ellos, bueno, basta decir con que ahí están.

The Witches no solo se ha convertido en  la peor película de Robert Zemeckis  (¿en qué carajos estaba pensando cuando aceptó hacerla?), sino también la confirmación de que Anne es en estos momentos (y ya de un tiempo atrás) una espantosa actriz. A pesar de que la película está hecha y ajustada solo para ella, director y actriz no logran encausar ni comedia, ni terror, ni emoción ¡vamos! Ni siquiera moraleja, en un alargado final que solo confirma el pobre tratamiento que se le ha dado a la obra original.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


2 Comments

  • Yo insisto… la ratona blanca parecia menos desperdiciada que Hathaway y, lo mas triste del asunto, cuando ocurre ese giro de tuerca, la ratona pierde todo sentido de estar en la pelicula (esperas algo, por lo menos que la apachurren, pero… nada), hasta sus contrapartes de la cinta original tenian una razon de estar ahi… Eso de la inclusion dejo muchos huecos.

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