Todas las Ganadoras del Oscar: De la Peor a la Mejor

Aunque ustedes no lo crean, el Oscar en algún tiempo si premiaba a lo mejor del cine (muchas veces americano, muchas veces internacional), incluso siendo un premio respetado y del mismo nivel que los Festivales Europeos (a pesar de que su formato siempre ha basado en un sistema de votos y ceremonia). Dejando de lado el jurado, y hasta en muchas ocasiones siendo más objetivo que el sistema de premiación europeo, la época dorada de sus premiaciones abarcó desde los años 40 hasta los 80, siendo estos y los previos 70 quizá su temporalidad de mayor auge en cuanto a calidad y mediación fílmica.

Creado en 1927 por 36 miembros de Hollywood y su estatuilla solo un año después (la cual surgiría del molde del director y actor mexicano Emilio “El Indio” Fernández), la primera ceremonia se llevó a cabo en 1929, sin embargo fue hasta 1934 cuando se inicializará su temporalidad fílmica, tomando en cuenta a las películas estrenadas del 1 de enero al 31 de diciembre del año “anterior”.

De un pasado oscuro, no fue hasta 1935 cuando el presidente de la recién formada “Academia”, el mismísimo Frank Capra, diera la orden que el premio no debía ser un aliciente comercial o servir a intereses de producción, instituyendo así un sistema de competencia democrática y de votaciones para poder seleccionar lo mejor en lugar de lo conveniente ¿les suena familiar esto? Al parecer y con más votantes que nunca, el Oscar ha retornado a lo que fue en su nacimiento: un premio interesado en solo premiar tendencias, moditas, movimientos sociales e inclusiones más que la calidad fílmica ¡Frank Capra estaría decepcionado! Por lo tanto, no es casualidad que en mucha parte la Academia ya sea una ceremonia rebasada por el glamur, con los ratings más bajos y desdeñada a la ridiculización frente a los festivales del cine o incluso en comparación a su contraparte británica, el también ídiculo, pero más objetivo BAFTA.

Si usted es un(a) cinéfilo(a) conocer(a) y de hueso colorado (de verdad, en otras palabras), sabrá entonces que el Oscar ya más que un premio es un espectáculo mediático, una farsa, una mentira tendenciosa y “social”, una excusa política, activista y progresista, pero que como buena costumbre, tradición e historia, nos tiene aún cautivos ¡¿Quién sabe?! Quizá en otra ocasión sus intereses sociales comulguen coincidentemente con la mejor película del año como en el 2020 (Parasite).

Por lo que fue el Oscar y en vísperas de lo que parece ser una ceremonia repugnante, repasemos de la PEOR a la MEJOR ganadora del Oscar

 

96 – CODA (Sian Heder, 2021)

Por EL FETT

CODA no es que sea mala, pero es una telenovela, un capítulo – sketch de cualquie programa semanal filmado con cámaras más costosas y con el mínimo talento actoral requerido. Su victoria fue tan cínica que incluso es remake de una versión francesa que es mejor, ganando solo por el simple hecho de que en aquel año, la agenda social de este circo llamado Oscar estaba enfocado en apoyar a las minorías, ahora discapacitadas. Incluso el desempeño de un Eugenio Derbez, aunque no del todo convincente, no desentona en esta mediocre y convencional planfleto de superación personal y que sin duda es la peor y más gris ganadora del Oscar (título de conservará si no gna Emilia Pérez)

 

95 – The Shape of Water (Guillermo Del Toro, 2017)

POR URIEL SALVADOR

Del Toro sucumbe a la cultura progre con una historia poco original que, más allá de aspectos técnicos como el diseño de producción y el maquillaje, no tiene mucho que ofrecer por ser un reciclado de La Criatura de la Laguna Negra. Aunado a que es predecible, el contexto es poco establecido y las motivaciones son inverosímiles, es una obra que se vuelve pretenciosa desde el inicio. Los personajes están caricaturizados o desdibujados por una desigual dirección de actores, aun así, Sally Hawkins sobresale como la princesa muda del cuento, siendo lo más rescatable de una de las películas más sobrevaloradas de la historia.

 

94 – Spotlight (Tom McCarthy, 2015)

POR URIEL SALVADOR

Una de las peores ganadoras del Oscar y una de las cintas más olvidables de dicha entrega, tiene como virtud redentora la decencia de estar bien actuada y tener personajes competentes en sus filas. Uno de los muchos actores involucrados es Mark Ruffalo como el periodista Michael Rezendes, reportero del Boston Globe que insiste en hacer público el caso, fungiendo como el segundo al mando en varias ocasiones. Una actuación correcta que le valdría su tercera nominación al Oscar y que veraderamente tiene algunos de los mejores momentos dramáticos de la cinta. Spotlight al final de cuentas logró darles menciones a muchos actores en sus tops personales, pero no la historia es completamente olvidable.

 

93 – The Broadway Melody (Harry Beaumont, 1929)

POR JOSE ROBERTO ORTEGA

Las hermanas Hank y Queenie Mahoney, son un par de actrices con experiencia en el vaudeville, quienes se dirigen a Broadway con el deseo de triunfar, impulsadas por su amigo Eddie, quien las necesita para un número de revista musical. Pero las complicaciones amorosas causarán que ese sueño se complique, ya que Eddie, quien ha estado enamorado de Hank, comienza a sentir atracción por Queenie, quien a su vez es cortejada por Jock, un miembro de la alta sociedad neoyorkina. Se trata de un hito a nivel técnico, ya que fue la primera película musical completamente hablada y aún cuando la historia resulta un tanto simplona, las secuencias musicales (y la secuencia en la que Hank descubre la verdad sobre su hermana y su prometido) continúan siendo sorprendentes, particularmente para los estándares de la época, desplegando un talento técnico de dirección, fotografía, coreografía y sonido.

 

92 – Nomadland (Chloe Zhao, 2020)

Frances McDormand ha logrado lo que pocas actrices en el Hollywood actual, sin cirugías, maquillajes, movimientos mediáticos o promoción, y a base de puro talento, vive actualmente otra de sus mejores épocas como actriz, al grado de todavía poder convertir un producto de lo más inflado y mediocre en una pieza surrealista “fundamental” gringa solo por su presencia y naturalidad. La transformación de McDormand fue total ¡Brutal! incluso jugando a ser una infiltrada en este estilo de vida durante un par de años y consiguiendo trabajo de real obrera en supermercados y fábricas ¡Nadie sabía quién era! Logrando así su tercer y cuarto Oscar (este último como productora)y afianzando que todo(a) aquel que ama el cine nunca la olvide.

 

91 – Moonlight (Barry Jenkins, 2016)

POR URIEL SALVADOR

Barry Jenkins tiene cierto mérito al revelar una intensa historia de represión y consecuente amor homosexual, explorando el ambiente sin trasgredir las razones y cuidando la naturalidad de las escenas para hacerlas lo más cómodas posible (a esto hay que agregar el cuidado minucioso a los rasgos físicos y emocionales de su protagonista para que la tercia de novatos forme a una persona completa). Más allá de eso, es un drama correcto, convencional, cliché y predecible que pudo haberse convertido en un parteaguas, pero hoy en día está claro que no trascendió ni sobrevivió al paso del tiempo y ya sólo es recordado por la metida de pata de Warren Beatty.

 

90 – Cavalcade (Frank Lloyd, 1933)

POR JOSE ROBERTO ORTEGA

 

89 – Going My Way (Leo Mccarey, 1945)

POR EDGAR DEL VALLE

Una de las ganadoras del Oscar más dispares y criticadas con el tiempo, incluso de las más apestadas y olvidadas por la historia. Muy estrictas las críticas negativas, quizá sea cierto su sobrevaloración a raíz de sus 7 premios (entre ellos, Mejor película y mejor director y uno para su protagonista), sin embargo y teniendo en cuenta el tiempo en el que estamos hablando (final de la Segunda Guerra Mundial), esta comedia musical interpretada por Bing Crosby sobre un simpático cura y su actividad a favor de su parroquia, así como las discrepancias con otro sacerdote mayor y más severo, es una ligera y entrañable cinta que llega a disfrutarse si llegaras a olvidar sus galardones.

 

88 – Green Book (Peter Farrelly, 2018)

POR EL FETT

“Driving Mrs. Daisy negro” pasará a la historia como una de las más pobres, manipuladoras y clichés ganadoras del Oscar, así como también el Oscar de su pobre protagonista, el cual le fue ganado y patrocinado por Viggo Mortensen en una de esas interpretaciones tan bonitas y mediáticamente “correctas”, que desgraciadamente sirven como trampolín para que la “raza de moda” se pueda hacer de los premios (en ese año la afroamericana). La película es una mediocridad de principio a fin, siendo Viggo, su don de acentos y su capacidad de transformarse en “otra raza”, el único aliciente actoral y narrativo que la hace soportable hasta su final. Nominación al Oscar solo como estadística.

 

87 – Cimarron (Wesley Ruggles, 1931)

POR EL FETT

Una de las primeras ganadoras del Oscar, ciertamente infravalorada, pero también carente de una cohesión dramática que la pueda ingresar entre los mejores western. Aún así y por la cercanía histórica a los hechos que relata, esta super producción cuenta con varios y emocionantes pasajes que combinan acción (la carrera de diligencias es fenomenal), romance y tragedia en la historia de familia durante 40 años, desde su asentamiento en el Oklahoma del salvaje oeste hasta la llegada gradual del ferrocarril, los intereses políticos y las comunicaciones. Irene Dunne ganaría su primera nominación al Oscar con un personaje que ejemplifica el naciente clasismo de la sociedad americana, en una actuación que combina drama con toques de humor

 

86 – The Great Ziegfeld (Robert Z. Leonard, 1936)

POR JOSE ROBERTO ORTEGA

 

85 – Everything Everywhere All At Once (Daniel Kwan y Daniel Scheinert, 2022)

POR EL CINE ACTUARIO

La historia de la crisis financiera, matrimonial de una inmigrante sirve de pretexto para que Daniel Kwan y Scheinert cuenten una historia que fusiona el concepto de universos paralelos, kung-fu, comedia, mientras lanza un mensaje nihilista acerca del significado de la vida con tintes de “mommy-issues”; la combinación es efectiva gracias a un guion que a pesar de manejar demasiados conceptos, es hábil en plasmar sus ideas centrales y un montaje dinámico que hace que el multiverso sea un elemento cinematográfica y no un adorno mercadológico (cof, cof…Marvel). Destacan las actuaciones de Michelle Yeoh y Jamie Lee Curtis, quienes aunque permanecen el 80% en comedia tienen algunos rasgos dramáticos interesantes.

 

84 – Grand Hotel (Edmund Goulding, 1932)

POR EL FETT

Una de las primeras ganadoras del Oscar, sería también uno de los primeros esbozos del cine coral y las historias cruzadas en la historia. Muy criticada tanto en aquellos como en estos tiempos, su director parece no profundizar dentro de sus distintas historias, para concentrarse solamente en su grandilocuente decorado (que por sí solo impresiona y es un gran valor artístico) y en el desfile de estrellas, sin embargo, son las actuaciones de un par de ellos los que otorgan el registro necesario para que la película pueda mantener su interés y credibilidad. Por supuesto una de ellas es una monstruosa Greta Garbo en un papel que, a pesar de parecerse interpretar a ella misma, sale avante precisamente por la fortaleza que la caracteriza. La otra gran actuación sería de la creciente leyenda, Joan Carwford

 

83 – Around the World in 80 Days (Anderdon, 1956)

Por Cat Movie Lee

El director Michael Anderson tenía un proyecto sumamente ambicioso, incluir en su cinta (basada en la novela de Julio Verne) a toda clase de actores y actrices del Hollywood dorado, además de figuras emblemáticas de la época (entre ellos la Marlene Dietrich). Destacable más como curiosidad que por calidad, en especial para México, pues por ahí, alguien le habló de que en el vecino patio trasero, había un actor que era la delicia de millones, un Chaplin mexicano. Anderson no lo dudó y lo incluyó en su película. Y aunque Mario Moreno Cantinflas se rehusó al principio, aceptó. Ganó un Globo de Oro y la película 5 premios de la Academia. Puede que la historia no sea la mejor, pero todos los personajes se encuentran precisos en un desfile de estrellas.

 

82 – Titanic (James Cameron, 1997)

Por EL FETT

La saco a colación por sus logros técnicos, ya que de los narrativos no es más que un romance cliché, manipulador, sobreactuado y con demasiados huecos argumentales, que incluso su tono de melodrama la puede hacer por momentos insufrible ¿Por qué ganar 11 Oscar entonces? Sencillo, y es que la superproducción encausada por James Cameron no solo significó un hito para la investigación y los efectos, sino también para la taquilla, que sin sagas, héroes espaciales o con capa, aún se mantiene como una de las cintas más “exitosas” de la historia. Una lástima que a pesar de su mediocridad narrativa, el empujón solo le haya causado una embolia directiva a Cameron, el cual no ha vuelto a dirigir nada bueno desde 1994.

 

81 – The Greatest Show on Earth (Cecil B. DeMille, 1952)

POR EL FETT

Cinta que hasta la fecha sufre de una mala reputación por ser una de las más injustas ganadoras del Oscar (le ganó a The Quiet Many High Noon), sin embargo, independientemente de aquel accidente, es un grato entretenimiento con la patente de Cecil B. DeMille, con un gran reparto, espectaculares secuencias y por supuesto el llamativo triángulo amoroso que nunca puede faltar, pero con un tono erótico mucho más rebajado (estamos hablando de uno de esos grandes dramas y aventuras familiares del Hollywood clásico). La mayor valía de esta cinta es su homenaje al “circo”, y como el director es capaz de capturar el día a día de sus artistas y acróbatas, incluso con una inmersión emocional y dramática dignas de elogiarse

 

80 – A Beautiful Mind (Ron Howard, 2001)

POR EL FETT

Una de las películas más sobrevaloradas y peor premiadas en la historia del Oscar; a pesar de todos sus clichés de manual, es cierto que en su último trazo de metraje mejora en demasía en cuanto a su veracidad y carga emocional en mucha parte gracias a la estabilidad dramática que consigue Crowe (en asociación con el baluarte más digno de la cinta: Connelly), con un personaje que al menos de su parte es excelentemente sentenciado y estructurado, consiguiendo al final una honesta empatía y emotividad. Casi la excluyo de este top, pero aceptémoslo, a pesar de su melcocha y manipulación emocional, sigue siendo mejor premiada que Titanic (se tenía que decir, y se dijo).

 

79 – Driving Miss Daisy (Beresford, 1989)

POR EDGAR DEL VALLE

Aunque tal vez estemos hablando de la más sobrevalorada ganadora del Oscar en la historia (bueno, siempre existirá Titanic y Shape of Water para debatir eso), la total fortaleza de esta producción recae precisamente en la conmovedora química entre Freeman y Jessica Tandy, los cuales incluso se llevaron un Oso de Plata del Festival de Berlín gracias a esta catedrática interacción dramática. Una road movie simple, muy maquillada pero en el “mood” hollywoodense de brindar esperanza a un tema racial siempre trágico e incendiario, como lo apunta el mismo título. Puede ser “no merecedora”, pero es indiscutible que la actuación de Tandy es de primer nivel y merecedor de cualquier reconocimiento. La cinta le brindo a la actriz el tan ansiado Oscar como mejor actriz protagónica.

 

78 – Terms of Endearment (James L. Brooks, 1983)

POR EL FETT

Jack y MacLaine se las ingenian para construir una química excepcional en un romance sobre la soledad y/o el abandono. L. Brooks estructura uno de las tragicomedias más catárticas y cursis del cine gringo, que si bien está casi narrada y hecha estrictamente para los ojos y apreciación de las cinéfilas jóvenes y adultas (tal vez la chick-flick mas chick y más flick de la historia), es en el desempeño de Jack donde se encuentra ese delgado equilibrio, en el papel de un desenfrenado astronauta retirado que en su objetivo por el aún sentirse joven cae enamorado de su vecina con la que comparte solo una cosa: la edad, suficiente rol para hacerse acreedor a su segundo Oscar (pese a que la cinta se ha catalogado como una de las más débiles galardonadas del Oscar).

 

77 – Wings (William A. Wellmann, 1927)

POR EL FETT

La primera ganadora del Oscar merece con justa razón ese mote debido a la astucia y valentía de su director, un veterano aviador de la Primera Guerra, que prácticamente surcó los cielos para conseguir algunos de los planos más esplendorosos del séptimo arte (su uso del trávelin es legendario). Así mismo, estábamos en el epílogo del cine mudo, donde Wellman exigió a sus actores una veracidad dramática que se torna adelantada a su tiempo, pues mientras está en la tierra, el relato adquiere un sentimentalismo romántico muy propio de la época, pero que también encausa ciertas reflexiones sobre la guerra y el sentido bélico del humano. Una maravillosa clase de historia y ejecución fílmica – directiva

 

76 – Out of Africa (Pollack, 1985)

POR CLEMENTINE

Galardonada con 7 Oscar, incluido el de Mejor Película, Out of Africa fue la encargada de unir a Redford y a Streep, y en la cual ésta última interpreta a la baronesa  Blixen en una historia basada en hechos reales. Aunque la película se aleja de la novela volviéndose más “romántica” (por decirlo de alguna manera),  Sydney Pollack logra hacer un bello homenaje al continente negro (como al parecer era más la intención de la escritora) con la bella fotografía que tiene de las llanuras africanas. Sin minimizar la gran calidad narrativa y del guion, Streep es el alma de la película, con un magnetismo increíble y dotando a su personaje de emociones que permiten conectar gracias también al buen desarrollo directivo,  con una introspección de admirar y aderezado de pura fuerza interpretativa.

 

75 – Slumdog Millionaire (Danny Boyle, 2008)

POR EL FETT

Estamos ante el Danny Boyle de relleno, un títere que usará su lenguaje visual para rellenar una historia que cualquiera podría haber hecho. El argumento, por demás plano y encima sobreactuado, tratará del “Forrest Gump” hindú con canciones que engalanen su origen. Si bien la ambientación, la fotografía y la edición serán la carnada para justificar su gran éxito, Boyle esconderá sus carencias tras estas haciendo que su Slumdog Millionaire se convierta en una de las películas ganadora del Oscar más sobrevalorada de la historia. No me malentiendan, no es mala (bueno, solo poquito), solo que es triste ver como un cineasta como Boyle se rindió de esta manera para “gustarle a otra audiencia”.

 

74 – Argo (Ben Affleck, 2012)

POR EL FETT

Ben Affleck dirige el thriller ganador del Oscar donde por momentos demuestra que lo suyo es la impresión del ágil ritmo y su pericia para dirigir actores ¡Menos a él mismo! Aunque su papel es aceptable, la realidad es que su inexpresividad es ajena a todo el drama y la tensión que requerirá la cinta cuando esta se aproxime a su clímax, uno excelente y exasperante por parte de su alter ego directivo del cual no tenemos quejas. Sí, es uno de los Oscar más pobres en la historia y también por episodios se siente muy artificial y patriotera, pero para ser honestos, ese año 2012 fue una las peores cosechas fílmicas de los últimos 20, por lo que su eficaz dirección y buen final le bastaron para ser de lo más relevante

 

73 – Gentleman’s Agreement (Elia Kazan, 1947)

POR EL FETT

Es cierto que su temática ha disminuido con el tiempo debido a su falta de riesgo y condescendencia narrativa hacía el pueblo judío (99% de la población hollywoodense), sin embargo, este drama se ha convertido en uno de las historias esenciales de aquella época gracia en mucha parte al trabajo de Peck y el vehículo que su papel encausa hacía el “antisemitismo”. Era lógico que ganara el Oscar (siendo una de las películas más pobres en cosechar premios al solo llevarse 3, con director y actriz de reparto), pero lo que resulta incoherente es no haberle concedido a Peck el que hubiera significado su primer premio ¿Hay mejores películas de Gregory Peck y Elia Kazan? Por supuesto, pero este drama parece haberse curtido para ambos.

 

72 – Gigi (Vincente Minnelli, 1958)

POR JOSE ROBERTO ORTEGA

Repleta de elegancia y clase, Gigi se convirtió en uno de los musicales más recordados de la época de oro del género, en manos de uno de los directores que más clásicos le aportó. La alegría se transmite a través de la historia de Gastón Lachaille, un rico y carismático playboy quien encuentra en Gigi a una joven quien, en su tránsito hacia la madurez, logra conquistar su corazón, pasando de una amistad inocente hacia la pasión. Leslie Caron transmite toda la dulzura e ingenuidad con un toque de rebeldía en su interpretación, mientras que Maurice Chevalier dota de picardía y humor a la trama. Las canciones, la cuidada fotografía, la escenografía y los vestuarios hacen de este un musical épico y fastuoso que, sin embargo, no sobreviviría al escrutinio de los tiempos actuales. Sí, es un producto de su época, y aún así: “Thank Heaven for Little Girls!”.

 

71 – Crash (Paul Haggis, 2004)

POR EL FETT

El odio generado hasta este film se originó en su sorpresiva victoria en el Oscar, sin embargo, y como ya les había pasado a otras de su estirpe, la cinta coral de Haggis es todo menos mala, desarrollando varias historias cruzadas que brillan por su naturalidad más que por su manipulación, y por sus interpretaciones más allá de los estereotipos mostrados. Dentro de estas historias resaltan las protagonizadas por Matt Dillon, Don Cheadle, Michael Peña y Brendan Frser este último interpretando a un senador manipulador y un poco hijo de puta, fuera de su registro acostumbrado. Olviden que ganó por el Oscar por un momento, y podrán ver que Crash es un muy crudo y disfrutable ejercicio y crítica sobre los problemas raciales

 

70 – The King’s Speech (Tom Hooper, 2010) 

POR EL FETT

Correcto drama de corte inglés que, a pesar de convertirse en una de las merecedoras más mediocres del Oscar, no se le puede negar su cautivador encausamiento actoral resultado de la química entre Firth y un entrañable Geoffrey, mismos que son el motor de la trama y de la construcción de personajes. Los secundarios se encuentran de igual forma sobresalientes, destacan Spall como un excelente retrato de Winston Churchill Motivador y emotivo por momentos, la relación entre los dos personajes logra su cometido en su clímax y final: ser un ensalzador natural y “moralino” sobre patriotismo y el hecho de superación en contra de las adversidades, o discapacidades.

 

69 – You can’t take it with you (Frank Capra, 1938)

POR EL FETT

Una de las ganadoras del Oscar más olvidadas en la historia, responde también al premio menos prodigioso de Frank Capra sin que esta sea una mala cinta ¡sino todo lo contrario! Estamos ante una divertido y trepidante relato que en su tiempo incluso marcaría la base de las subsecuentes comedias románticas de los 40, con diálogos rápidos, espontáneos y un excelente ritmo que ayudarían a Hollywood a salir de la artificialidad de los 20 hacía la mayor naturalidad histriónica desde mediados de los 30, un sello característico y uno de los mayores aportes de Capra al lenguaje fílmico. Así mismo comienzan a verse esbozos de punzantes críticas sociales, como en este caso, donde las marcados niveles económicos son el origen delas desgracias familiares alrededor de una entrañable Jean Arthur y un divertido James Stewart

 

68 – Oliver! (Carol Reed, 1968)

POR EDGAR DEL VALLE

A finales de los años 60, con esta obra Carol Reed realiza su última gran colaboración al mundo del cine, un exuberante musical sobre el clásico de Charles Dickens que ganó seis Oscar de la Academia, entre ellos el de mejor película y mejor director. Considerado uno de los mejores musicales de la historia y una de las mejores adaptaciones del cuento de Oliver Twist, la producción no solo era de una calidad sublime en cuanto a su producción y diseño, sino también en lo que refiere a narrativa, actuaciones y entretenimiento muy a pesar de sus casi dos horas y media de duración. Como dato curioso, precisamente uno de los protagonistas era Oliver Reed, su sobrino. Se encuentra disponible en HBO Max para que no la dejen pasar

 

67 – Chariots of Fire (Hugh Hudson, 1981)   

 Por Clementine

La película olímpica por excelencia surgió a partir de una idea de Hugh Hudson su director, quien conoció la historia de dos atletas británicos, Eric Liddell y Harold Abrahams, estrellas de los Juegos de París en 1924, y se propuso llevarla a la pantalla grande. Este ya clásico tiene muchos aciertos, pero destaca por resaltar lo mejor de los valores humanos, algunos de los cuales son la esencia misma de los JJOO y del deporte en general: la competencia leal y sana, y enaltecer el verdadero camino al éxito basado en trabajo, esfuerzo y dedicación. Ganadora de 4 Óscar, tiene una de las escenas más memorables del cine, en donde aquel grupo de jóvenes atletas británicos corriendo descalzos por la playa con la excelente pieza de Vangelis como música de fondo.

 

66 – The Hurt Locker (Kathryn Bigelow, 2008)

POR EL FETT

Una cinta sencilla que como una sinfonía, contiene ciertos momentos de notas altas para contrarrestar la pasión desmedida por la guerra de su robótico antihéroe, humano trastocado por la adrenalina y sin ningún sentido de vida más que el de su egocentrismo y auto complacencia. En las notas altas, Kathryn Bigelow exhibe el anti belicismo y la crítica social de otro conflicto sin sentido, confrontándolo con la falta de humanidad y apego social y/o emocional que representa un fantástico y apenas descubierto Jeremy Renner; en sus notas bajas, hay cierta promoción de panfleto del eterno héroe gringo y eso le resta muchos puntos en su accionar. Aun así, el principal valor de la cinta es que está filmada con mucha astucia y una buena  impresión de suspenso.

 

65 – Mrs. Miniver (William Wyler, 1942)

POR EL FETT

En plena Guerra Mundial, William Wyler aprovechó para construir la más sutil (y una de las mejores) cinta sobre propaganda británica – bélica en la historia, un compendio narrativo de exquisita carga dramática que  se acabó llevando 6 Oscar, incluyendo el de mejor película y por supuesto, logrando ser una de las historias de mayor fortaleza humana frente a la adversidad y opresión fascista. Hay momentos de gran suspenso en la cinta en donde la audiencia puede ser capaz de percibir la sensación de tensión y desesperanza a través de los bombardeos y la fuerza interpretativa de Greer Grason, que logra hacer de la Señora Miniver uno de los remanentes femeninos del cine bélico por excelencia.

 

64 – 12 Years a Slave (Steve McQueen, 2013)

Por EL FETT

Infravalorada pieza ganadora del Oscar, que además de contener uno de los mejores castings norteamericanos sumidos en excelsas interpretaciones, representa uno de los testimonios fílmicos más honestos y cruentos sobre el esclavismo coronado por un contemplativo estilo narrativo que, a lo largo de su metraje, hace que la audiencia experimente el mismo sufrimiento que su protagonista, incluso proveyendo a esa odisea de un halo de esperanza que agrava la sensibilidad y ese elemento tortuoso sin la certeza de ningún salvamento y/o redención. Benedict Cumberbatch tiene un pequeño pero clave papel dentro de esta odisea, destacando al igual que todo su reparto

 

63 – The Artist (Michel Hazavicius, 2011)

Por EL FETT

Si bien es cierto que es un film truqueado, y en donde Hollywood y el Oscar daban patadas de ahogados para lograr credibilidad, es en su dirección y actuaciones donde el cineasta francés encuentra ciertos destellos de grande exposición y emoción cinematográfica que la deslindan de la pretensión y la expían un poco de sus pecados. Irónicamente, mejora conforme pasa el tiempo , alejada de los focos de los académicos, y convirtiéndose en un vehículo nostálgico de gran valía técnica, visual y actoral, que retoma muchos de los elementos clásicos de los musicales que la hacen muy superior a otras inexplicables sobrevaloraciones contemporáneas (La La Land, por citar un ejemplo).

 

62 – Oppenheimer (Christopher Nolan, 2023)

POR EL CINE ACTUARIO

En una especie de combinación extraña entre su estilo excesivo y sobre saturación de información, el estilismo de Christopher Nolan genera que este estudio de personaje sea rico por la cantidad de datos que aportan una cantidad de claroscuros. ¿Oppenheimer fue un héroe, un traidor, víctima de las circunstancias, pusilánime, papanatas, manipulador? Quizás fue todo eso y más. Aunque con errores gracias a sus excesos, Nolan se sale con la suya en una especie de acierto “accidental”. Sigue sin poder escribir sobre personajes femeninos, pero al mismo tiempo demuestra que su dirección de masculinos sigue siendo una de sus mayores fortalezas. Nolan regresa, pero no a su mejor nivel

 

61 – Marty (Delbert Mann, 1955)

Por Edgar del Valle

Película debut del director Delbert Mann, con un guion de Paddy Chayefsky que se convirtió en un remake cinematográfico de una obra emitida por televisión en 1953. La historia trata sobre un carnicero solterón que vive con su madre, que sale con sus amigos por la noche intentando encontrar a la mujer de su vida. Película modesta, sencilla y emotiva que narra el conmovedor encuentro de dos almas solitarias, en un drama con excelso trabajo de Ernest Borgnine, mostrando un hombre bueno y afable, diferentes a los personajes rudos y antipáticos que acostumbraba a protagonizar. Por su papel Borgnine ganó el Oscar, el Globo de Oro y el BAFTA y la película el Oscar y la Palma de Oro del Festival de Cannes (única en conseguirlo antes de Parasite)

 

60 – Shakesperare in Love (John Madden, 1998)

Por El Fett

Olvidemos por un momento que esta cinta ganó el Oscar a Mejor Película derrocando a The Thin Red Line o a Saving Private Ryan, y solo centrémonos en lo excelentemente diseñada y en lo entrañablemente divertida y bien actuada que esta, siendo Gwyneth Paltrow el elemento más destacable dentro de esta seguidilla de poéticos diálogos. Mujer de la alta alcurnia (papel que le acomoda como anillo al dedo) vestida de actor en el día para interpretar a su simbólico y amado “Romeo”, la aún joven actriz lograría un justo Oscar gracias a su auténtica y carismática personificación, Ahora aceptémoslo, Shakesperare in Love no era la mejor película de 1998, pero tiene y sigue guardando su encanto

 

59 – Rain Man (Barry Levinson, 1988)

POR EL FETT

Una película que siempre ha sido más de lo parece y/o aparenta, como por ejemplo, ser la única ganadora del Oscar y del Oso de Oro en la historia. A nivel general como film palidece ante varios ganadores de ambos, pero a nivel actoral Hoffman está ¡MOUNSTRUOSO!, desarrollando quizá una de las mejores interpretaciones sobre un personaje de estas condiciones y por ende desatando una química que convierte a este film en un testimonio dramático muy natural, sin emociones desbordadas y un final lejos de las convencionalidades “alegres” de Hollywood. También una de las mejores películas fraternales, hay varias secuencias ya icónicas  muy emotivas dentro de la cultura pop

 

58 – Gandhi (Attenborough, 1982)

Por EL FETT

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Ganadora de 8 premios Oscar, 5 Globos de Oro y 5 BAFTA,  la biopic del libertador de la India es una cátedra de cómo llevar a cabo este tipo de relatos sin caer en la melcocha idiota o en la redundancia narrativa que lastima tanto a la biopic. La tarea de post producción y montaje también ayudó, sin embargo lo que hizo a Richard Attenborough un director de respeto fue que su estilo es tan invisible como fastuoso, donde la cámara es testigo de los acontecimientos históricos y del crecimiento o construcción del personaje, casi documental, pero con los sellos característicos que convirtieron a esta galardonada en un gran ejemplo de actuación, guion, edición y por supuesto directriz. Lord Richard esquivaba al principal enemigo de las biopics: el aburrimiento

 

57 – The Life of Emile Zola (William Dieterle, 1937)

POR JOSE ROBERTO ORTEGA

 

56 – Annie Hall (Woody Allen, 1977)

POR EL CINE ACTUARIO

Con Annie Hall,  Woody Allen rompió el género de la comedia romántica, no solamente destruyó los clásicos clichés poniendo a dos neuróticos de protagonistas, sino también le dio un enfoque psicoanalítico dónde exploraba el porqué de las relaciones, todo esto con un toque de comedia irreverente cargada de gags ingeniosos desde una escena animada burlándose de Blanca Nieves hasta subtitulando los pensamientos, y lo mejor de este chistorrete fílmico (en el buen sentido) es el cierre el cual le mete muchos huevos. Como dato curioso, el primer esbozo del guion solo se centraba en el personaje de él, siendo ella solo un personaje secundario que tenía cierta injerencia en su comportamiento. Una joya

 

55 – Kramer versus Kramer (Robert Benton, 1979)

Por EL FETT

Para los que solo ven Netflix, seguramente Historia de un Matrimonio los dejó en shock, pero para los que en realidad conocen y saben que hay cine fuera de su televisión, damos cuenta que Kramer vs Kramer es la líder en cuanto a narraciones matrimoniales fallidas se refiere. Muchas son las razones: primero, la aquí ganadora del Oscar desata una de las mejores “anti” relaciones histriónicas que se hayan dado, un duelo de talentos que llega a términos emocionales insospechados de parte de Streep y Hoffman; en segundo lugar, el primer Oscar de Dustin estaría perfectamente justificado gracias a que su actuación se mantiene perfecta y sin ápice de forzamiento o exageración al conflicto que se está viviendo, una metamorfosis admirable.

 

54 – Birdman (Alejandro G. Iñárritu, 2014)

Por EL FETT

Hay que fijarse bien en los mensajes críticos de la película a través de un planteamiento más cómico que dramático, en donde “El Negro” distribuye la culpa de los bajos estándares de calidad hollywoodense hacia el star system, el cine de superhéroes, la crítica hostil y negativa, las drogas, los vicios y finalmente el ego de aquellos que alguna vez aceptaron la protección de dicho sistema para después ir en contra de él (¿Les suena familiar a las activistas de la actualidad?). Es de sorprenderse que la Academia se haya dejado vislumbrar por este mexicano infiltrado que les hizo ver todos sus excesos, berrinches y pecados ¡Bien ahí! No es de las mejores, pero si una de las más destacadas y justas ganadoras del Oscar de los últimos tiempos

 

53 – All The King’s Men (Robert Rossen, 1949)

POR EDGAR DEL VALLE

Un hombre honrado, sufre una transformación el día que decide entrar en política tras ser elegido gobernador, olvidando sus principios y llevándolo a apoderarse de la prensa y la radio, convirtiéndose en un ser totalmente corrompido. Quizá no sea la mejor de su filmografía, pero si una de sus más personales y representativas de sus propias ideologías sociales y políticas. Así mismo la injustamente olvidada cinta es un ejemplo de su maestría directiva que incluso el Oscar y el comité no pudieron ignorar, tanto que fue la galardonada con la mejor película en su año, así como de actor y actriz de reparto para una imponente Mercedes McCambridge (de sus siete nominaciones en total).

 

52 – My Fair Lady (George Cukor, 1964)

POR KIM TOBIAS

Un filme muy atractivo en todos los sentidos  que nos cuenta la historia de una chica de los barrios bajos de Londres cuya pronunciación del inglés es muy pobre y vulgar, quien incómodamente conoce a un soberbio profesor de fonética que critica su acento; pero que, arrogantemente, terminará enseñando a la inocente joven a hablar y comportarse correctamente, asegurando que será capaz de hacerla pasar por una dama de sociedad frente a un importante baile. Bellas piezas musicales como ‘Wouldn’t it be loverly?’, ‘With a Little bit of luck’ y  ‘On the street where you live’ son algunas de las que amenizan este armonioso filme de George Cukor que nos demuestra que los lazos entre las personas a veces suceden sin darnos cuenta y sin que queramos aceptarlos.

 

51 – Patton (Franklin J. Schaffner, 1970)

Por EL FETT

Uno podría criticar las razones tan mundanas, malvadas y/o ignorantes de la guerra, pero el amor por la nación puede llegar a ser tan intocable como incuestionable. Independiente de la burocracia y de su impunidad, en muchas ocasiones el deber del soldado se refleja como un quehacer sagrado, defendiendo a su nación de las huestes que lo amenazan, no importando si la empresa es impuesta o bien las creencias son puras y/o arraigadas. Scott como persona rechazó el Oscar por su soberbia interpretación de un frio, calculador y carismático General, pero Schaffner llevó a cabo un perfecto retrato del conocido militar para dignificar la labor del soldado, manifiesto dado en uno de los monólogos más  famosos del cine y que sirven a base de prólogo para el excelente drama bélico.

 

50 – West Side Story (Robert Wise, 1961)

POR EDGAR DEL VALLE

Dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins, dos pandillas rivales de la ciudad de Nueva York afectan el amor que existe entre un joven hombre y una mujer que pertenecen cada uno a uno de los grupos. Con música compuesta por Leonard Bernstein, fue nominada a 11 premios Óscar y ganó 10, incluido el de mejor película y mejor director, siendo el primero que recibiera Wise dentro de su carrera (y del género). Considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry, esta readaptación cultural de Romeo y Julieta se conserva como uno de los mejores musicales en la historia.

 

49 – An American in Paris (Vincente Minnelli, 1951)

POR KIM TOBIAS

¡Qué mejor que la ciudad más romántica del mundo para trasladar un musical!  Kelly interpreta a un pintor americano que vive en París tratando de vender sus cuadros de forma poco exitosa; pero una mañana conoce a una americana adinerada que se enamora de él y decide promocionar su carrera, justo el mismo día que conoce a una sencilla chica de la que él se enamora. Un musical con un triángulo amoroso en el que resulta difícil no caer ante el carisma y los números musicales; una cinta cuya mayor virtud no es su historia de amor, sino la extravagancia que la rodea. En definitiva, un ostentoso y espectacular número final de 17 minutos es lo que termina por colocar a este musical como IMPRESCINDIBLE.

 

48 – The Sting (George Roy Hill, 1973)

Por EL FETT

El jamón del sándwich entre los dos Padrino de Coppola en los Oscar, fue este divertidísimo  y original thriller gansteril que confirmó en una segunda corrida a una de las parejas y/o mancuernas histriónicas más entrañables en la historia: Newman- Redford, el primero siendo aquí una especie de sinodal criminal que junto con un paria timador, buscarán vengar la muerte de uno de sus colegas al ingeniarse una estafa maestra en torno al mundo de las apuestas clandestinas. Una joya de dos géneros, comedia y el corte mafioso, el villano corre a cargo de un también insuperable Shaw, que logra a un verdadero hijo de puta al cual da gusto ver caer en tan divertida y original trampa.

 

47 – Dances with Wolves (Kevin Costner, 1990)

Por EL FETT

Una buena película, muy odiada debido a circunstancias externas y “pendejas” por parte del Oscar, que decidió premiarla por encima de la muy superior y querida “Goodfellas”, la mejor cinta de Martin Scorsese. Pero no seamos injustos con Costner y démosle el lugar que merece a esta épica a la que no me gusta encasillar como western debido a su complejidad dramática, excelente estructura de personajes y homenaje a los nativos americanos, tres elementos que de nuevo un director muy técnico como Costner encausa de excelente manera para crear un árido cuento de hadas de momentos y secuencias absorbentes. Dances with Wolves trasciende más allá del western, siendo un buen ejercicio de aventuras y romance por igual.

 

46 – The Return of the King (Peter Jackson, 2003)

Por EL FETT

Vamos. La trilogía del Señor de los Anillos tuvo que haber ganado su Oscar desde “La comunidad del anillo”, pieza no solo superior a este tercer capítulo, sino también muy por delante en cuanto a todos los rubros artísticos que componen a una película, frente a las contrincantes del 2001. Pero el Oscar dista de ser perfecto, por lo cual los académicos decidieron esperar y recompensar a Peter Jackson hasta lo que irónicamente será su “más débil” capítulo, uno enfundado casi en su totalidad por la capa, la espada, los efectos y las batallas. La espectacularidad ganaría al menos un Oscar más decente que el de Titanic, pues podemos “justificarlos” en el hecho que esta trilogía fue producida al unísono.

 

45 – The Departed (Martin Scorsese, 2006)

Por EL FETT

Uno de los mejores remakes de la historia, preciso y dinámico, con desempeños actorales sobresalientes y un cineasta sumergido en su lenguaje y ritmo que al momento de su montaje final, se revela no solo como la genialidad, sino también  como el renovado clásico del género que es. Sin embargo, y  haciendo una analogía musical, Scorsese aquí optó por la perfección lirica en su ejecución dejando de lado el sentimiento y emoción del “maltrato” improvisado; dejó de ser su querido Keith Richards para convertirse en John Petrucci; dejó de lado un poco la sátira en la búsqueda por la perfección ¡Y lo consiguió! Pero cada alcance de Oscar requiere un gran sacrifico, y ese es asentarse en sus estándares y quedar lejos de lo enigmático. Aun así, muy destacable.

 

44 – Hamlet (Olivier, 1948)

Por El Fett

Estamos ante la mejor adaptación fílmica de un relato shakesperiano, donde Oliver con toda libertad creativa encausa también uno de los mejores testimonios del “teatro llevado al cine” con una producción y libreto impecables, el primero adepto a los valores técnicos del celuloide, y el segundo respetando todos los parámetros fijados por el autor original ¿Era Olivier la reencarnación de William? Difícil negarlo como una posibilidad, pero lo que sí se puede asegurar es que fue el mejor Ricardo, Otelo, Enrique y por supuesto Hamlet, confirmado no solo por el Oscar a la mejor película y actor, sino también por el Globo, el BAFTA y el León de Venecia. La inmersión tanto narrativa como histriónica que Olivier logra en aquel príncipe danés llega a tal grado de hacernos pensar si la cinematografía ya existía en el siglo XV

 

43 – A Man for All Seasons (Fred Zinnemann, 1966)

Por EL FETT

Segundo par de Oscar como mejor película y director para Zinnemann (más otros cuatro premios), el cual logra una de las dos piezas mejores narradas y recordadas sobre la vida pecaminosa y caprichosa de Enrique VIII, el tirano rey de la lujuria que cambiaba las leyes como de esposa. A diferencia de aquella otra soberbia cinta de 1933, que contenía un tono más cínico y cómico, aquí Zinnemann plantea un entorno dramático soberbio vertido en la decisión y dualidad del gran papel de Paul Scofield como Thomas Moro, el humanista que debía seleccionar su traición, ya sea a su rey o a sus más fieles ideales sociales, religiosos y conservadores. Otra gran cinta y quizá una de las más injustos olvidos colectivos alrededor de las ganadoras del Oscar

 

42 – The Sound of Music (Robert Wise, 1965)

POR EDGAR DEL VALLE

La vida de María, una joven novicia austriaca, cambia cuando tiene que cuidar de los siete hijos del capitán Von Trapo, del que se enamorara profundamente, todo ello durante la segunda guerra mundial. Nuevamente Wise nos sorprende en la dirección de una película musical, candidata a 10 premios Oscar y ganadora de 5 de ellos, incluyendo mejor película y mejor director.  Por mucho tiempo fue considerada la cinta más taquillera de la cinematografía mundial, logrando el segundo premio Oscar para este histórico director. En 1998, el American Film Institute la enumeró como la quincuagésima quinta mejor película estadounidense de todos los tiempos, y la cuarta mejor película musical.

 

41 -Mutiny on the Bounty (Lloyd, 1935)

POR EL FETT

Una película que solo ganó Mejor Película en los Oscar de entre sus 9 nominaciones, y que  tuvo a tres de sus actores nominados en roles protagónicos (uno de ellos Charles Laughton), habla por sí solo del poderío aventurero – dramático de uno de los grandes clásicos hollywoodenses, que sería adaptado dos veces más con el pasar de los años ¿el verdadero valor? Que no envejece y se mantiene lo suficientemente entretenida y tensa gracias a esa naturalidad histriónica y agilidad directiva de Lloyd. Para Laughton significó su confirmación en suelo norteamericano, fungiendo también como una guía actoral para un joven Gable que decidía salirse de su acostumbrado tono de personaje encantador y cínico.

 

40 – Gladiator (Ridley Scott, 2000)

Por EL FETT

Poseedora de un diseño de producción, efectos y una banda sonora imprescindibles, Gladiator significó una producción que englobaba y empataba las capacidades técnicas con los narrativas y artísticas de Scott, construyendo un ágil relato en tono de thriller lleno de suspenso, con batallas épicas y perfectamente coreografiadas, con un erotismo enfermizo que evitaba las fragilidades de las tangentes románticas, y por supuesto, una emotividad cruda y veraz resultado de la fantástica química, improvisación y estructura de sus personajes, de donde resaltaron sin duda alguna uno de los grandes héroes y uno de los más odiados villanos en la historia moderna del cine, logrando al menos Máximo ser uno de los referentes de la cultura pop.

 

39 – Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994)

Por EL FETT

A diferencia de lo que muchos señalan, Gump dista de ser una película “mala” o “sobrevalorada”, siendo su pecado la desestimación póstuma que sufrió en comparación a los productos “Oscareables” de aquel año (Pulp Fiction y Shawshank), y por supuesto, su pobre envejecimiento de nuevo no por su entrañable narrativa y fábula, sino irónicamente por su sobrexplotada influencia con el pasar de los años. Zemeckis crea un exquisito viaje visual, músico y sensorial a partir de su arquetipo por antonomasía: un individuo que sufre una cadena de infortunios y éxitos a base de la casualidad. La crítica puede ladrar lo que quiera, pero absolutamente nadie puede decir que Gump no le arrancó una sonrisa, una lágrima, una emoción y una parte de su memoria, y es que parafraseándolo: “Gump no será la maravilla, pero sin duda sabe qué es el amor”.

 

38 – Ordinary People (Robert Redford, 1980)

Por EL FETT
Ordinary People (póster) - Robert Redford

En su debut directivo, Redford da una cátedra sobre como un relato peligrosamente amenazado por la manipulación y el melodrama, se puede convertir, a partir de un desarrollo de personajes e impresión de ritmo y situaciones precisas, en una de las historias domésticas más impactantes y por ende mejor actuadas de la historia americana. Cuatro Oscar incluyendo película y director, Redford escapa de esa “manipulación” para plasmar un drama auténtico, creíble y causante de la más fina y honesta lágrima de la audiencia, cuando los tres miembros de una familia se enfrenten al duelo de maneras distintas, frente a la trágica pérdida de uno de ellos. Una película muy infravalorada, lástima que Redford nunca alcanzara este nivel directivo nuevamente.

 

37 – From Here to Eternity (Fred Zinnemann, 1953)

Por EL FETT

Multipremiada película, con un reparto multiestelar que brinda una combinación de sobrias interpretaciones, la ganadora de 8 Oscar (incluyendo mejor película) se trata de una de las presentaciones que mayor éxito de taquilla, crítica y público en la historia de las películas premiadas por la Academia. Un gran clásico romántico – coral – bélico, Zinnemann aquí establecería muchos de los estatutos dramáticos con los que la crítica estadounidense mediría las consecuentes súper producciones de este índole. Hacedor de grandes momentos, basta recordar la escena en la playa junto con Deborah Kerr, un verdadero momento favorito y que inmortalizó a este clásico, al cine bélico y a todo Hollywood.

 

36 – How Green Was My Valley (John Ford, 1941)

Por EL FETT

La razón del porqué Citizen Kane perdió el Oscar aquel año se puede resumir en dos lógicos argumentos: el primero se debe al potencial conmovedor de Ford, que en su pose dramática era capaz de mantener en todo momento de su metraje una emotividad clímax entre la tragedia y la comicidad, en este caso, de una familia de Gales a través de sus vicisitudes, labor minera y tradiciones; la segunda, su fantástico ensamble actoral, donde Maureen O’Hara, quizá el principal símbolo de su fuerza femenina, funge como la principal figura y en donde recae la fortaleza de aquella familia. Un tercer peldaño para afianzar su paso en dicho registro y demostrar que Ford era tan eficiente tanto en el salvaje oeste como en el reino de sus ancestros.

 

35 – Rocky (John F. Avildsen, 1976)

Por EL FETT

No creo que quepa ninguna duda del significado de “Rocky” para el cine, la cultura y la sociedad americana, el perfecto arquetipo del inmigrante victorioso dentro del “american way of life”, un paria imperfecto y oprimido por la mafia que encuentra en el deporte el vehículo ideal pata gozar de los privilegios del nuevo mundo. El guion de Stallone es sencillo, romántico, real e identificable al ser un retrato fiel de su problemática, siendo su actuación la perfecta adhesión, la música un gnial ingrediente y la dirección de Avildsen el complemento perfecto para crear variadas secuencias que han pasado a ser parte de la cultura pop, junto con un clímax de lo más emotivo y catártico. La segunda parte sería una torpe repetición, pero Stallone conservaría al menos el registro actoral de su primera, y previo al circo que se desataría desde su tercera parte.

 

34 – It Happened One Night (Frank Capra, 1934)

Por EL FETT

Del hacedor de fábulas, pocas veces se tiene la oportunidad para alabar a uno de los cuentos románticos más divertidos y adelantados a su tiempo de la filmografía gringa. Una estricta “road movie” que quizá para su época pueda ser considerada como la primera de la historia por sus fundamentos y/o elementos narrativos. Ganadora del Oscar, las interpretaciones y química entre Gable y Colbert hacen de cada episodio en la carretera un manjar de diálogos y de deseo escondido por parte de estos dos parias de distinta clase social, unidos por su humor ácido y cínica personalidad. Dice la leyenda que “Bugs Bunny” tuvo dos influencias: Marx y Clark Gable, siendo tal vez esta cinta uno de los ejemplos más claros sobre el traspaso de dicha personalidad.

 

33 – The Best Years of Our Lives (William Wyler, 1946)

Por EL FETT

La cúspide de esa introspección psicológica y emocional de Wyler, combinado con el tema con el que prácticamente desarrolló su tesis para convertirse en uno de los grandes de la filmografía mundial: La Guerra. El relato es tan crudo y quizá hasta prematuro, pues narra las vicisitudes de los soldados americanos regresando a sus casas tras sobrevivir a la Guerra, primero siendo recibidos como héroes, para después ser marginados socialmente por su propio sistema y sociedad. Siete premios Oscar, incluyendo la mejor película, parecen incluso pocos para un relato que la fecha surte el mismo efecto sentimental y de crítica. Pero nada de que preocuparse , pues Wyler ganaría otros 11 premios 13 años después.

 

32 – All Quiet on the Western Front (Lewis Milestone, 1930)

Por EL FETT

Un manifiesto fílmico e increíblemente directo sobre los horrores de la guerra, pero más que hacerlo de manera simplista, toma un enfoque increíblemente humano. Una cinta bien intencionada, que sentó las bases para que películas como Paths Of Glory tuvieran una aceptación más amplia. No por eso cuenta con una propuesta cómoda de verse, pues utiliza la impotencia ante una guerra peleada entre soldados que ni siquiera sabían porque estaban luchando, para crear consciencia sobre la naturaleza de los conflictos bélicos, ya que al final, nos recuerda que son personas que aprecian la belleza de la vida las que se encuentran matándose entre sí (de los mejores finales en la historia del cine) ¿Será que su también loable remake hará historia en la gala?

31 – The Deer Hunter (Michael Cimino, 1978)

Por EL FETT

Cimino construye con elegancia y máxima crueldad un relato donde la amistad es destruida por los horrores de la guerra y donde la unión familiar es acribillada por la suerte y el destino de seis disparos. En The Deer Hunter no hay lugar para el amor y la inocencia, para el regreso a una vida normal o bien para retomar ese pasatiempo de caza de venados que solía unir en cuerpo y alma a un grupo de amigos que se alistarán en Vietnam para jugar a la suerte con la muerte.  Una de las grandes cintas sobre lo fraternal, la hermandad definida brillantemente por su director durante la celebración de una boda se trastornaría en el trauma irreparable tras la incursión bélica, no ha reparos, no hay esperanza ni concesión, algo que nos deja claro su desgarradora secuencia final

30 – The Lost Weekend (Billy Wilder, 1945)

Por EL FETT

Un estudio psicológico y una odisea de deconstrucción humana verdaderamente impactante y adelantada a su época, Wilder consigue un grado de realismo dramático ajeno y hasta extraño para un Hollywood naciente, donde proliferaban los riesgos (y por ende las joyas). Wilder y Ray Milland entregan uno de los relatos más honestos y brutales sobre el alcoholismo, y de cómo este puede destruir todo a su paso tal y como lo desarrolla esta avalancha de emociones sin concesiones moralistas. Como curiosidad, la cinta se llevaría también el Gran Premio de Cannes (después Palma de Oro) en una ceremonia que incluyó tras la Guerra a otras 10 ganadoras, estrictamente siendo una de las 3 en la historia en lograr Oscar – Cannes (Marty y Parasite fueron las siguientes).

 

29 – In the Heat of the NIght (Norman Jewison, 1967)

Por EL FETT

El pináculo del discurso racial en la obra de Jewison, daría como fruto uno de los Oscar a mejor película mejor justificados dentro de dicho discurso, tema que siempre ha sido del gusto del certamen y que en este sublime thriller policiaco ve el perfecto equilibrio entre el suspenso y el mensaje crudo, más no victimario, sobre la segregación “negra” incluso dentro del inepto sistema policial. Poitier gozaría de un recio e inolvidable personaje, pero también la química con el propio Steiger procrearían incluso un éxito transformado en serie, siendo uno de esos productos tanto comerciales y mediáticos como de autor, con una guion y desarrollo sólidos, excelentes actuaciones y ninguna pizca de auto condescendencia. Una de las más “cool” ganadoras.

 

28 – The Bridge on the River Kwai (David Lean, 1957)

Por EL FETT

Una de las epopeyas bélicas más influyentes e intensamente dramáticas de la historia, pero también y tal como su premisa lo sugiere, más obsesivas y perfeccionistas. Guinness aprovecharía su gran papel para consagrarse, mientras que Holden funge con gran solvencia como ese contrapeso anti heroico emanado de la obsesión ideológica del primero en lo que es una guerra más psicológica que física, tal y como le encantaba plantear su campo de batalla a David Lean en el género que lo consagraría (y que le daría otro Oscar más). Resulta mítica la última secuencia del film, donde todas las piezas son posicionadas de manera exacta para encausar uno de los momentos de mayor suspenso en la historia del cine.

 

27 – The English Patient (Anthony Minghella, 1996)

Por EL FETT

La mayor virtud de The English Patient es que Minghella no se deja llevar por los estatutos y clichés del género, pues en lugar de situar su romance en un ambiente bélico, usa su historia como una metáfora del mismo conflicto a través de la expiación de su héroe y víctima, el paciente, el cual con gran dolor y a la vez fortuna y gozo relata a su cuidadora su sórdida relación en los plenos círculos de la alcurnia inglesa en plena explosión de la segunda guerra mundial. Intensa e intimista, desbordante de  pasión, dolor y sacrificio, The English Patient  se presume también de una gran producción, una impresionante fotografía, entrañables actuaciones y una gran banda sonora,  siendo para su servidor una de las mayores cintas románticas de la historia

 

26 – The French Connection (William Friedkin, 1971)

Por EL FETT

Un thriller policíaco que se convirtió en la base narrativa de todo el subgénero, no solo en cuanto al desarrollo de su historia, sino también de los arquetipos y personajes que lo conforman. Quizá Friedkin no ganó el Oscar por su mejor obra, The Exorcist, pero esta decisión de cierta manera marcaba una tendencia innovadora en cuanto a los relatos de los 70, dando una mayor apertura a géneros y variantes que se salían del drama y del Hollywood clásico para ampararse en un suspenso encomiable, con historias más reales y palpables dentro de este cambio de generación. The French Connection bien podría ser también una de las pocas ganadoras del Oscar en catalogarse de igual manera como una cinta “de acción”.

 

25 – Braveheart (Mel Gibson, 1994)

Por EL FETT

Una de las épicas más infravaloradas; una aventura que a pesar de tomarse varias libertades históricas, alcanza picos de excelencia dramática, romántica, actoral y visual en mucha parte gracias al obsesivo y técnicamente brillante trabajo de Gibson como narrador supremo. Si bien el relato usa el viejo truco del sacrifico emocional, es el bien estructurado héroe y su historia de amor y venganza el que brindan la base “sentimental” necesaria para que el espectador comparta la travesía y hasta el dolor de su último grito. La batalla de Sterling sigue siendo uno de los hits directivos más grandes de los 90 y de las batallas en el cine, y es que como bien dicen en un capítulo de South Park: “Quizá Gibson esté loco, pero no cabe duda que el cabrón sabe dirigir”.

 

24 – Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004)

Por EL FETT

Sin duda el epitome de su tema patriarcal es también la conexión perfecta y clímax entre el Clint director y actor. Uno de los mejores dramas deportivos, la confirmación de Clint como figura de culto (ahora como cineasta) se ve ensalzada por una gama actoral sinónimo de perfección, logrando no solo una química paternalista con Swank entrañable, sino también de nuevo con su socio actoral por excelencia, Morgan Freeman, una unión que ya había desplegado excelencia en 1992. Un film sencillo en apariencia, pero que engloba una complejidad directiva sobresaliente, desde el bello manejo de esos planos “western” y su adaptabilidad al mundo del deporte ¿Han notado en ella la influencia eterna del espagueti?

 

23 – No Country for Old Men (Ethan & Joel Coen, 2007)

Por EL FETT

Brillante western que sin duda significó un parteaguas para la recreación del rubro en su etapa moderna, alejados del desértico viejo oeste y trasladado a nuestra era, siempre conservando los mismos elementos y las raíces socio culturales de las culturas fronterizas. El extraordinario ritmo impreso por los Coen hace que el film pase de un trepidante suspenso a una explosiva acción en cuestión de minutos, respetando hasta los duelos cánones del género y enriqueciéndolo con ricos diálogos que no genera un génesis, pero si una introducción magistral de los personajes para clarificar y estructurar sus motivos.  Un western de icónicos momentos, destaca Javier Bardem, que aunque se encuentre caricaturizado, entrega uno de los mejores villanos del oeste.

 

 

22 – Chicago (Rob Marshall, 2002)

Por EL FETT

Uno de esos años apoteósicos dignos del recuerdo hollywoodense, enmarcado por la llegada de un teatrero con la capacidad y calidad necesaria para arrebatarle justamente el Oscar a The Lord of the Rings: The Two Towers, Gangs of New York, The Pianist y The Hours ¡Eso era Chicago! El último gran musical no solo fue un ejemplo de maestría adaptativa; del teatro al cine, Marshall supo transformar la estática de los escenarios de Broadway en el movimiento cinematográfico a través de una gran escala técnica, de luces, sonidos, danzas, fotografía, planos y fastuosas secuencias musicales que compiten entre ellas bajo el mismo estándar de calidad. Así es como debería ser una representante del Oscar: espectacular, bella, altamente entretenida, de un gran guion, actuaciones y cualidades técnicas.

 

21 – The Last Emperor (Bernardo Bertulocci, 1987)

Por EL FETT

Prodigiosa, Bertolucci sale de su Italia para trasladarse a China, con producción en Reino Unido y con gran impacto a nivel mundial, logrando 9 justos Oscar en un tiempo donde el premio tenía vergüenza y el suficiente poder para hacerse escuchar y respetar. Un logro injustamente olvidado por el cine y estas generaciones, El último Emperador ejecuta con perfección la épica histórica y los cambios sociales, bélicos y políticos desde la opulencia monárquica hasta la opresión fascista de China. Filmada de manera avasallante con secuencias inolvidables, La sensualidad, un sutil y pequeño toque neorrealista Y su coqueteo con el ritmo “gringo” logran una amalgama histórica tan sustancial como emotiva, la cual es coronada por su gran escena final

 

20 – Midnight Cowboy (John Schlesinger, 1969)

Por EL FETT

Uno de los relatos más extrañamente trágicos del que uno puede ser testigo y tomando en cuenta los estándares del Oscar, sin duda una de sus más extrañas ganadoras, totalmente fuera de su molde. Déjeme explicarle el porqué. Hay un cierto halo de inocencia que rodea a todo este relato de prostitución masculina y que incluso en su tiempo se atrevió a retar el estatus quo social y la narración al romper por momentos la cuarta pared; dicha falsa inocencia será corrompida por otro cierto elemento inerte de la “idiotez”, la idiotez de dos parias – socios autodestructivos que marchan en sentido opuesto de la redención para encontrar su final, un sueño alejado, imposible y surrealista, tal y como sus pobres y miserables vidas. Una dura joya, con un durísimo final.

 

19 – Platoon (Oliver Stone, 1986)

Por EL FETT

Uno de los relatos anti bélicos por excelencia, de nuevo de no ser por la mediación de sus actores estaríamos hablando de una incursión neorrealista y bastante apegada a la verdad por parte de Stone, en lo que es un relato semi autobiográfico de sus propias vivencias en Vietnam y que juegan sutilmente en el rubro de la ficción al situar al “soldado” entre dos padres: la paz y la guerra, ambos en el mismo bando y con el mismo objetivo: sobrevivir. Charlie Sheen entrega la mejor actuación de su carrera, pero es evidente como Dafoe y Berenger se funden en dos papeles tan entrañables (Willem) como siniestros (Tom), y en este especial caso, dando como resultado uno de los mejores villanos del cine de los 80. Su ensayo sobre el belicismo es fastuoso

 

 

18 – Sunrise: A Song of Two Humans (F.W. Murnau, 1927)

POR EL FETT

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Considerada por muchos críticos como la mejor película muda de la historia, el impacto que esta cinta causó en la sociedad americana fue tan tremendo que la misma Academia (Oscar) se tuvo que inventar un premio solamente aquel año para premiarla como “La Mejor Película Artística”, dejando a Wings en la lona como la ganadora “monetaria” y a la primera cinta del cine sonoro The Jazz Singer en el anonimato de la taquilla. Una poesía de lujuria y de traición, de amor y redención, tan inocente como oscura, todos los escenarios de Murnau parecen pinceladas en lienzo que en su unión narran como un granjero, seducido por una mujer de la ciudad, piensa en su esposa como un estorbo para alcanzar la felicidad con su nueva amante. Janet Gaynor luce entrañable, como el significado mismo de la inocencia humana y el amor más puro, y Sunrise de Murnau simplemente se plasmó como el testamento final del cine mudo.

 

17 – Lawrence of Arabia (David Lean, 1962)

Por EL FETT

El paseo que brinda Lean y su  prosa fílmica a través de su lente y sus ya característicos planos panorámicos son la causa de uno de los más complejos y entrañables relatos de metamorfosis humana frente a un conflicto bélico por demás irregular, donde los poderes sociales, culturales y políticos se adueñan de “La Figura” y de los seres que la rodean, siendo todos ellos incapaces de hacerle frente a Lawrence (Ni él mismo), un alma que se resistió a ser corrompida pero que sin casi notarlo, aceptará un falso confort y la destrucción de su corazón e ideales. Una cinta trascendental y bellamente estructurada, ve en O’Toole y en la comunión con su compañero de reparto Omar Shariff  el vehículo para desbordar la comprensión y entendimiento de dicha transformación espiritual.

 

16 – All About Eve (Joseph L. Mankiewicz, 1950)

Por EL FETT

Ganadora también del Premio del Jurado en Cannes, algunos la llaman el pináculo del drama hollywoodense, y puede que tengan razón, ya que estamos ante una joya de extraña estructura narrativa y rica introspección psicológica, digna de funcionar tanto como auto sátira al mundo del teatro y el cine, como también un reflejo angustioso y hasta neorrealista del estado en el que aquel momento cruzaba su actriz protagónica (en su clímax, pero también ante las inminentes puertas y edad de su próxima debacle). Inteligente, provocadora, con unos diálogos y una Bette Davis que saca chispas cada vez que se juntan, Estados Unidos estuvo aquí muy cerca de conseguir su primer Oscar- Palma de Oro (aunque 5 años después lo lograría con la olvidada Marty).

 

15 – The Apartment (Billy Wilder, 1960)

Por EL FETT

Hermoso ejercicio fílmico que tal vez nos revele el punto más alto de la tragicomedia romántica (y en un segundo plano siendo un accidental clásico navideño). Dos almas desdichadas y solitarias, con sombras y luces personales y entrelazadas de manera irónica, consagraron el doble arquetipo cínico y cautivador de Wilder, forjando una joyita de poderosa influencia para la comedia y el romance. Wilder construye así un guion centrado en los aspectos humanos: debilidades, vicios, infidelidades y secretos, que al final son vencidos por la conexión amorosa y la soberbia química actoral entre Lemmon y MacLaine, los cuáles junto con su director procrean un ritmo, momentos y diálogos entrañables, que ven su clímax en su mítica y bella, muy bella escena final.

 

14 – Rebecca (Alfred Hitchcock, 1940)

Por EL FETT

Uno de los más prodigiosos thrillers, que no necesita criminales ni asesinos en serie, sino el simple recuerdo para amalgamar una historia llena de suspenso y misterio que desembocan en la metamorfosis y en la deconstrucción de su protagonista, víctima de los rumores, de la comparación y de las intrigas de una casa inmersa de imágenes y objetos personales impregnados por aquella villana que vive en la memoria. Es ese factor casi erótico que se comulga con un soberbio manejo psicológico, el que como de costumbre lleva a Hitch a engañarnos con un giro espectacular, cinismo puro, efecto de uno de los mejores personajes del cine que ni siquiera tiene un segundo en pantalla, genialidad narrativa en base al suspenso.

 

13 – Parasite (Joon Bong-hoo, 2019)

Por EL FETT

La mejor del 2019 y una de las mejores de la década, de una agilidad narrativa que lo hace parecer como si tuviera 30 películas encima, Bong cambia de nota pero no de discurso, con un fastuoso cuento de suspenso (que evocan al mejor de los Hitchcocks con ese excelso manejo de espacios) conformado por variados giros bien cimentados en el nuevo choque y evolución de su crítica social. Sin duda firmando su mejor obra (segunda en conseguir la Palma y el Oscar en la historia), Parasite no es solo es una fascinante cátedra de tensión fílmica que deja por momentos sin respiro al espectador, sino también una alegórica y punzante comedia negra sobre la diferencia de ideologías, intelectos y situaciones de las clases sociales a nivel universal.

 

12 – Unforgiven (Clint Eastwood, 1992)

Por EL FETT

La más pura concepción del western como el adjetivo que siempre lo acompaña, salvaje; Unforgiven es de las obras del género más crudas y adepta a la realidad en aquel desolado y ruin tiempo; una utopía conformada por el silencio y su interrupción súbita por la más pura e imperdonable violencia, Eastwood logra no solo resucitar, sino concebir la definitiva y verdadera naturaleza de su hombre sin nombre, un ser despreciable que se concluye así mismo con un diálogo sublime que resume la joya en cuestión y que provee a todo el film de esa constante tensión y veneración necesarias para recordar que el vaquero, el vengador, el escorpión, el bueno, el malo y el feo no han muerto, y que nunca lo harán.

 

11 – Casablanca (Michael Curtiz, 1942)

Por EL FETT

Uno de los cuentos románticos por excelencia y mayores clásicos de Hollywood, la internacionalización de Bergman y la confirmación de Bigart vino de la mano de una impecable comunión entre belleza y talento a la orden de una tragedia amorosa tan cruda como emotiva durante el marco de la Segunda Guerra, forjando una de las químicas y parejas más inolvidables y que asentaría varias de las bases dramáticas e histriónicas en el provenir del género. Quizá sea su honesta historia de amor y amistad, o tal vez sea esa espontaneidad romántica en cada uno de esos “momentos”, Curtiz aprovechó cada segundo y encuadre de esas dos figuras para construir uno de esos relatos más culturales que fílmicos.

 

10 – Gone with the Wind (Victor Fleming, 1939)

Por EL FETT

Toda superproducción debería apuntar a llegar a ser “Lo que el viento se llevó”, una ostentosa pieza de producción y calidad artística embelesada no solo por sus conflictivos valores directivos, sino también por una de las más fieras y legendarios químicas del cine, que a 80 años de distancia y gracias al talento debutante de Leigh y al apadrinamiento cínico de Gable, se convertiría en uno de los símbolos del anti-romance por excelencia, perfectamente estructurada e interpretada. De actuaciones, producción y ambientación elevada, es el pivote actoral que carga con el interés y el sarcasmo para aminorar la carga dramática, y que tiempo después crea hacía con el público esa empatía tan trágica como emotiva. Su última frase es legendaria, catedrática si se tiene en cuenta que en 8 palabras se pueden englobar cuatro horas.

 

9 – The Silence of the Lambs (Jonathan Demme, 1990)

Por EL FETT

Estremecedor thriller que inauguraba con el pie derecho la década de los 90 para el Oscar, marcando así una “tendencia” regida por la variedad de géneros en aquella época (y que verían “a la mala” su clímax en la horrible Titanic). Uno de los mejores thrillers de la hitoria, la excelencia narrativa e histriónica creó un ambiente tan morboso como clasutrofóbico para el espectador, haciéndolo partícipe de la investigación  y testigo de uno de las secuencias finales más tensas y mejor logradas dentro del género. La actuación – química entre Hopkins y Foster es de antología, así como el retrato sin concesiones de un asesino tan complejo como escabroso, llevando a esta cinta también a los parajes del culto y de la cultura pop.

 

8 – American Beauty (Sam Mendes, 1999)

Por EL FETT

Una gran película que exhibe de manera sofisticada la destrucción del ideal americano. Su atemporalidad es tan intensa como reflexiva, pues Mendes no tiene reparo en revelar los deseos más ruines y carnales dentro de un marco de cambio generacional sumamente interesante y bien descrito: llegando el Boomer al final de su clímax y dejando que el “millennial” y todas su inseguridades, miedos y pasiones se posiciones dentro del ciclo de la vida y “american way of life”. Fue y sigue siendo un rotundo golpe a los valores más intrinsecos del gringo, pero su maestría fue tan avasallante que al Oscar no le quedó  de otra que coronar esta sátira de naturaleza neorrealista con los principales premios de aquella gala.

 

7 – Ben-Hur (William Wyler, 1959)

Por EL FETT

Uno de los pináculos del cine americano. Las virtudes profesadas por la Iglesia son representadas en esta súper producción (que literalmente es de proporciones épicas), que prácticamente se convierte en un spin-off bíblico y en una odisea sobre la justicia y fortaleza. Un personaje ficticio concebido por el General Lew Wallace, Wyler realizó una de las mejores películas de la historia que trasciende no solo por sus impresionantes secuencias (la carrera de cuadrigas es sencillamente un milagro cinematográfico), sino por la compleja relación y la química entre Ben-Hur y Messala (Heston y Boyd brindan las mejores actuaciones de sus carreras). Más allá de una película religiosa, Ben-Hur es un banquete milagroso del séptimo arte. Imprescindible.

 

6 – Schindler’s List (Steven Spielberg, 1993)

Por EL FETT

Obra cumbre de Spielberg, a pesar de las acusaciones de sus detractores, no se puede sobrevalorar algo que es justificable en su pretensión, en otras palabras, rayando en la perfección. Muchos la tachan de condescendiente y falsa, pero  no hay falsedad en la versión ficticia sobre una verdad, no hay condescendencia cuando tan magistralmente se narra y se exhibe la brutalidad humana y de como un cuento de hadas “real” puede acabar con ella. La Lista como su título lo indica, es una categorización magistral del lenguaje cinematográfico; su decisión de filmar a blanco y negro solo es comienzo de un desglose narrativo catedrático que sigue al pie de la letra la construcción empática  que se resume a la convivencia del bien con el mal

 

5 – On the Waterfront (Elia Kazan, 1954)

Por EL FETT

Un himno eterno que evoca la desesperación y la depresión económica reflejada en los bajos mundos del hampa y el sindicalismo, Kazan regala un testimonio tan veraz y emotivo sobre la esperanza y revocación humana, que incluso sirve de cierta manera como auto exploración y previa expiación de su porvenir dentro de la cacería de brujas . Una de las piezas clave del cine y del género gansteril en específico, las tomas en los techos y su impresión existencial alrededor del papel de Brando, permiten alcanzar a padrino y actor, una intensidad progresiva sin igual e incluso nunca alcanzable nuevamente por él mismo, en una traducción exquisita de la recesión laboral y la violencia americana. Romántica, emotiva, cruenta, aún en la actualidad impacta y sorprende.

 

4 – One Flew Over the Cuckoo’s Nest (Milos Forman, 1975)

Por EL FETT

El factor común en la obra de Forman: el héroe mesiánico demente liderado por la figura del paria y criminal McMuprhy, icono por antonomasia de su filmografía y que libera, exime y redime a los que se encuentran a su alrededor, antes y después de su “muerte”. Veamos el ejemplo de los 12 maniáticos apóstoles, la rebeldía por liberarlos del yugo mental a través de la verdad y de por supuesto, una ida a pescar (“El Pescador”), esbozos y pistas que Forman salva de la novela (donde las referencias son más obvias) para construir una desgarradora pieza, catalogada unánimemente entre una de las mejores en la historia; crítica, incisiva, divertida, entrañable, emotiva, una catarsis de sensaciones que culminan con una secuencia final tan esperanzadora como estremecedora.

 

 

3 – The Godfather Part II (Francis Ford Coppola, 1974)

Por EL FETT

Ya en este punto uno podría poner el lugar tres en el uno, el dos en el tres o el dos en el primero ¡no importa! El nivel desplegado es sencillamente catedrático. Tomemos por ahora el ejemplo del segundo episodio de la epopeya mafiosa (cinta que será la de mayor influencia en el género por encima de su primera parte), donde Coppola sabe de nuevo impactar al dividir su relato en dos líneas temporales para que la del pasado cumpla dos objetivos: el primero, auto ensalzar el primer episodio a través de la estructuración de su Vito Corleone; el segundo, estructurar a sus hijos, con un clímax y escena final tan devastadoras como emotivas. Pacino logra consolidarse como el villano de los villanos, mientras Coppola firmó desde aquí su entrada a las ligas mayores.

 

2 – Amadeus (Milos Forman, 1984)

Por EL FETT

Una de las mayores piezas fílmicas de todos los tiempos. Su puesta escena, reconstrucción de época,  sublimes actuaciones y quizá la mejor comunión musical – visual en la historia, escapan de los estándares de Hollywood con la construcción de un “ficticio” e inmaduro Mozart que en su momento afectó la visión de los puristas, pero que a la postre solventarían una narración perfectamente delimitada por los traumas paternalistas y esa responsabilidad hacía la perfección, dote que Forman se encarga de proyectar no solo de parte del genio, sino también por parte de la envidia del rival, dos vertientes que comulgan en un exquisito elemento emocional que hasta la fecha brindan secuencias complejas, grandilocuentes y catedráticas en lo que se refiere a la labor histriónica y al leguaje fílmico en general. Magnificencia pura.

 

 

1 – The Godfather (Francis Ford Coppola, 1971)

Por EL FETT

La historia de un inocente y ajeno vástago que se ve obligado a convertirse en un ruin y frio capo siempre leal a su familia y al recuerdo de su progenitor, es en si la esencia narrativa de su autor. Nótese como Coppola además de ser un exquisito narrador, su verdadera habilidad recae en el poder de adaptarse a la fuente original, resultando en secuencias que son diseñadas con alto grado de precisión y maestría. Así pues, a través del poder, Francis lleva a su arquetipo a la degradación (el “breaking bad” por excelencia del cine), inclusive perdiendo hacía con el negocio del “padre”. Poesía pura hecha imagen, Coppola en su final ofrece un retrato salvaje de dicha transformación con la magnífica y escalofriante escena de una puerta cerrándose ante los ojos e la audiencia. Puro arte.

 

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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