“Tommy” de The Who: el gran musical que no has visto
“Escucha ‘Tommy’ con una vela encendida y verás todo tu futuro” decía la fatídica nota que Anita Miller deja a su hermano William oculta dentro del famoso disco de The Who, en el film “Almost Famous” (2000). Obediente a las indicaciones, William pone el disco en la tornamesa y sube todo el volumen al track llamado “Sparks” que, con unos poderosos sonidos de guitarra, comienza a iluminar su mente en una experiencia casi espiritual, para dejar la ingenuidad de la infancia atrás. ¿Por qué elegir “Tommy” en particular para esta secuencia? Led Zeppelin o The Doors podrían considerarse más transgresores e indicados para pasar a esa nueva y rebelde etapa de la vida llamada adolescencia. Pero quizá William no los hubiera entendido y la transición bien podría haber sido abrupta. Con la obra maestra de The Who, el joven no sólo escuchó un disco sino que se embarcó en un asombroso viaje humano y espiritual que abrió su forma de pensar. Ese fue el propósito con el que la banda lanzó esta ópera rock, allá por 1969, que narra la historia de un joven llamado Tommy Walker que queda sordo, mudo y ciego a raíz de un traumático evento. Siendo el primer álbum de rock que sigue una narración lineal a través de sus canciones, pasamos a ser testigos de la agresiva manera en que Tommy crece, así como de sus experiencias de vida y familiares. La obra fue un éxito instantáneo tanto comercial como críticamente y, como todas las historias que dejan dinero, fue llevada al cine en 1975. Dirigida por Ken Russell, la versión cinematográfica del musical cuenta con las actuaciones de Ann-Margret, Oliver Reed, Eric Clapton, Tina Turner, Elton John y Jack Nicholson (¡cantando!). Obviamente, la banda hace su aparición pero resalta más el vocalista Roger Daltrey en el papel principal de Tommy Walker. El resultado son casi dos horas de una psicodélica travesía sin comparación que trataré de desmenuzar, cual pollo recién hervido, en esta entrada. Ahondaré en algunos detalles de la trama, pero que no te harán perder el gusto de experimentar este viaje por ti mismo.
La historia comienza en la luna de miel del Capitán Walker y su esposa Nora (Ann-Margret) en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial. Walker es un piloto bombardero y al regresar a la batalla, su avión es derribado durante una misión. En Inglaterra, Nora da a luz al pequeño Tommy en pleno Día de la Victoria, 8 de mayo de 1945. Es un niño nacido en ese primer día de paz, dejando en el pasado las atrocidades de la guerra. Su llegada al mundo representa la esperanza. Años después, Nora comienza una relación con Frank (Oliver Reed), un trabajador que conoce en un campamento durante sus vacaciones y se va a vivir con ellos. Una funesta noche, Tommy presencia un traumático suceso en su hogar. Al darse cuenta de esto, Nora y Frank gritan al niño que no vio nada, no escucho nada y que jamás dirá nada. El shock y las órdenes de las figuras de autoridad provocan que los sentidos de Tommy se cierren por completo, dejándolo sordo, mudo y ciego al mundo exterior. Lo único que le queda son su imaginación y sentido del tacto. Aquí es donde entra la canción “Sparks” que mencioné previamente, es ese mini Big Bang que ocurre en la cabeza del niño y la creación de su complejo mundo interno, lleno de vida, color y música. Quien diga que nada malo jamás pasa en los musicales, sólo espere a ver que más le sucede al pobre Tommy…
Temiendo por el destino del niño y por la salvación de su alma (ya que al estar aislado no puede conocer la religión), Nora y Frank buscan distintas maneras de sacarlo de su estado. Es aquí cuando hará su aparición el gran Eric Clapton, como un predicador charlatán en una iglesia dedicada a Marilyn Monroe. Los métodos de Frank son algo más extremos y lleva a su hijastro con la Acid Queen (Tina Turner), que trata de despertar al muchacho dándole cantidades industriales de LSD que sólo sirven para que Tommy tenga un profético viajesote. Después será presa de dos niñeros que sólo lo usan para saciar sus sucios y violentos deseos. Es la víctima perfecta de un depredador. Todo comienza a mejorar cuando, guiado por una visión, Tommy encuentra una máquina de pinball y su talento para jugarlo lo vuelve una celebridad mundial, aquí entra la gran “Pinball Wizard” interpretada por Elton John. El dinero comienza a fluir y su fama se hace aún mayor después de otro milagroso evento, que provoca que Tommy sea adorado como una figura mesiánica por miles de personas. Su familia ve esto como otra fuente de riqueza, mientras que él genuinamente quiere ayudar a sus seguidores a ser libres.
¿Qué otra cosa puede ser tan azarosa, fluctuante y difícil que la vida misma? El pinball. Todos somos esa pequeña pelotita de metal sin un rumbo fijo. Por más que queramos apuntar a un objetivo, nuestra trayectoria siempre se ve afectada por cientos de factores imprevistos y de repente podemos caernos. Caída tras caída, la única constante es el tener que levantarnos, reiniciar el juego e intentar aprovechar mejor la nueva oportunidad que nos fue dada. El milagro de Tommy consiste en que aún a pesar de estar privado de los sentidos sensoriales más básicos y de que se pasaban muy de lanza con él, su espíritu caía pocas veces y siempre se levantaba más alto que antes. Todo esto se reflejaba en su destreza en el pinball. La ausencia de sentidos acabó siendo una gran ventaja ya que le llevó a vivir en un estado de introspección permanente, siempre meditando. ¿Cómo no alcanzaría la iluminación? El otro prodigioso suceso que le ocurrió (no quiero darles spoilers) sólo acabó consagrando a Tommy como un elevado equiparable a Cristo. Tan sabio era, que desde pequeño sabía que estaba destinado a algo más grande.
“¿Cómo puede ser salvado de la tumba eterna?” gritan sus padres frenéticamente durante la canción “Christmas”. Su lógica era que si su hijo no sabe qué es rezar ni quién es Jesús, seguramente su alma ya estaría condenada a una eternidad de sufrimiento, sin que ellos pudieran hacer nada al respecto. Pero, ¿por qué su “salvación”, y la nuestra, debe de depender de ir a pasar lista todos los domingos a un edificio y repetir como perico oración tras oración? No somos meros organismos indefensos en este cosmos. Los seres humanos somos criaturas bastante complejas, estamos cargados de un alma a la vez que somos portales y conductores de energía. Tommy aprendió todo esto y acabó salvándose con sus propios recursos. No necesitó ninguna otra fé más que una profesada a si mismo. El hecho de que posteriormente tuviera miles de seguidores buscando su guía, no es más que una fuerte crítica a las religiones organizadas, que son el negocio más antiguo y redituable de la historia. La corrupción y avaricia que predomina en ellas son representadas con su vil familia y con el tele-evangelista charlatán de Eric Clapton. Aunque él ya lo haya vivido, Tommy debe aprender nuevamente que la salvación depende de cada uno y no viene con rigurosas reglas específicas a seguir. Todos somos diferentes y tenemos nuestro propio camino para llegar a esa iluminación. No puedo hallar mejores palabras para expresar esto que aquellas que dijo Jor-El a su hijo en “Man of Steel”:
“Le darás a la gente un ideal para alcanzar. Ellos te seguirán, tropezarán y caerán. Pero con el tiempo, se unirán a ti en el sol”
…ojalá alguien se las hubiera mencionado a Tommy, se habría quitado mucha presión de encima. Él sólo era una guía, no el camino.
Pero pasando a cosas menos profundas, hablemos del tremendo reparto que se conjunta en este musical. Brilla muchísimo Ann-Margret como la madre del mesías. Su teatral y dulce voz captura perfectamente la esencia del personaje, llegando a su clímax con la canción “Champagne”, una de las más surreales secuencias del filme en la que también demuestra sus talentos histriónicos. Su participación le valió ser nominada a mejor actriz en los Oscars y Globos de Oro, llevándose merecidamente este último. The Who aparece a lo largo de todo el film como la banda de fondo, teniendo alguno que otro momento toda la atención en ellos, pero su vocalista Roger Daltrey se luce haciendo el papel de Tommy Walker. Jack Nicholson hace una breve pero memorable aparición como un médico…que canta todo su diagnóstico. Sorprende por lo afinado que está y lo joven que se veía entonces. Tina Turner puede parece exagerada pero así era ella. Domina la cámara mientras domina a Tommy y es imposible dejar de verla. A pesar de lo estrambótico de su rol, Eric Clapton se muestra sutil y hasta serio en su actuación, él va a lo que va y aún así su canción es emblemática, pero no tanto como la de Elton John…
Los lentes no eran suficientes para representar la excentricidad del personaje del británico, hubo que completar su vestuario con unas botas de casi metro y medio de altura para crear al Pinball Wizard durante la canción del mismo nombre, la pieza clave de toda la ópera. En esta caótica escena (que les dejo al final del post), Elton juega en una máquina de pinball que a la vez es piano. Tocando, cantando y jugando a la vez, ve como el joven sordo, mundo y ciego está teniendo un mejor puntaje, lo que hace que su ira crezca cada vez más. Elton hizo suya esta famosa canción, lanzando su cover como sencillo y tocándolo en varias de sus giras. Dando un salto de 44 años, la escuchamos también en “Rocketman”, sirviendo como un interludio que dice más de lo que aparenta. Aparece en el momento preciso de la caída de Elton a un lugar oscuro, donde se da cuenta que está solo. Como a Tommy, quienes lo rodean únicamente buscan el beneficio económico y social que les brinda. En esa espiral en la que cae, John apaga sus sentidos con drogas para dejar de sentir y sufrir. En ese momento, su vida se asemejaba a la del joven Walker e iba perdiendo su partida de pinball.
El mes pasado, el disco original de “Tommy” cumplió 50 años. Es una obra que simplemente no ha envejecido, su mensaje es universal y atemporal. Su sonido sigue siendo vibrante y fresco. La película fue un poco más allá y lo hizo un gran viajesote de ácido en el que todos podemos ser partícipes y de paso hallar la forma de salvar nuestra alma. Ambas versiones de la ópera-rock resultan imprescindibles para los amantes de la música. Enciendan la mencionada vela y escuchen el disco o fúmense algo y vean la película, les aseguro que la travesía es toda una experiencia capaz de abrirles el tercer ojo y alcanzar la iluminación:
2 Comments
Y si, en Tommy tenemos la mejor secuencia que involucra a Elton John en el cine y se entrelaza muy bien con lo visto en Rocket Man, es poco lo que hay de John en el cine y creo que su segundo mejor momento lo veriamos hasta… hmm… Kingsman 2… es ridiculo pero epico…
Asi es! Y hay otra conexión entre Taron y Elton en la película “Sing”, en la que el personaje de Egerton canta “Im still Standing”. Definitivamente, esta tercera colaboración entre ambos fue la mejor.