Troy: Fall of a city – La cuota racial no salva la caída
En menudo embrollo se vinieron a meter la BBC y Netflix con esta coproducción de la adaptación a serie, o miniserie (no sé en qué va a quedar esto), basada en el poema épico de Homero, La Ilíada. Aunque la Guerra de Troya ya tiene varias adaptaciones a la pantalla, tal parece que pensaron que no bastaba con dos horas para contarla, así que agregaron otras seis más para decir lo mismo, pero en tonos más inclusivos.
Ocho capítulos dirigidos por Owen Harris (Episodio San Junipero. Black Mirror) y Mark Brozel; con una historia escrita por Nancy Harris, Mika Watkins, Joe Barton y David Farr, quienes se dan a la tarea de detallar esta epopeya del griego antiguo, en donde Helena de Esparta (Bella Dayne) abandona a Menelao (Jonas Armstrong) para fugarse con Paris (Louis Hunter) y vivir su amor en la ciudad amurallada de Troya. Menelao acude a su hermano Agamenón (Johnny Harris) para que le ayude a recuperarla y juntos convocan a los diferentes pueblos griegos (aqueos) para unirse en el rescate de la mujer más hermosa del mundo.
Estoy de acuerdo en que existen historias que merecen ser contadas más de una vez, es cierto que con esta serie, tendremos un poco más de información de lo que aportaron películas previas como Troy (2004), protagonizada por Brad Pitt, Eric Bana, Diane Kruger y Orlando Bloom. La verdad es que quisiera mencionar a todo los involucrados, nada más para que conste, por si no lo recuerda, que en el elenco de esta película no se incluyeron actores afroamericanos, al menos no en los roles principales, y no por cuestiones de racismo, sino porque al parecer, o no eran muy comunes en esta región en el siglo XIII a. C., o bien porque a Homero se le olvidó mencionarlos.
Honestamente no hay mucho de qué hablar sobre esta serie, lo que más llama la atención es el actor inglés David Gyasi en el papel de Aquiles y el nigeriano Hakeem Kae-Kazim en el papel de Zeus, por gracia de los dioses no se les ocurrió poner a Morgan Freeman, porque entonces sí los abucheo. Y no es que me queje de la calidad de los actores, es más, creo que Gyasi es uno de los mejores actores de la serie, junto con Joseph Mawle (Odiseo) y Johnny Harris (Agamenón), mi problema es esa exagerada necesidad de cubrir cuotas raciales y de género.
Para ser incluyentes bastaba con presentar de manera más abierta la relación Aquiles-Patroclo, tal como lo hicieron, para cumplir con la cuota LGTB, no era necesario el cambio en el color de la piel. Punto a favor fue sacar a relucir la participación de las amazonas comandadas por Pentesilea, para cumplir con el lado feminista, lo cual estuvo muy bien también; pero no estoy de acuerdo en asignar un poder de liderazgo a las mujeres (Helena, Hécuba, Andrómaca) que en ese entonces no tenían.
Troy: Fall of a city atrae por el morbo que representan estas variables raciales en los protagonistas, y aunque yo no estaba al tanto de esto, soy amante de las historias épicas, así que no dudé en agregarla a mi lista en Netflix, pero casi me caigo del sillón cuando veo salir a Zeus, ahora que, ¡por Zeus! Sabía de su capacidad de transformarse en cualquier cosa, ¿pero en nigeriano? Tanto la Ilíada como la Odisea, tienen sus huequitos, sin embargo estas licencias argumentales fueron demasiado, por decir lo menos, porque estoy segura que alguien con mayor conocimiento de los poemas épicos de Homero les habría tirado de tomatazos.
La serie no se sostiene por sí misma, sobresalen tres actores de todo el elenco. Aunque soy una ferviente admiradora de la belleza que viene en tonalidades oscuras, no pude hacerme a la idea del bronceado exagerado que le pusieron al legendario guerrero mirmidón de talones frágiles. La química entre los protagonistas no es de lo mejor; tal vez puede existir un dejo de envidia en mi apreciación, pero Helena no resultó tan bonita. Paris, que ahora resulta que se llama Alejandro, confirma que es un bueno para nada y el papel de Casandra quedó desaprovechado.
Más que notarse el amor, el honor, los celos y la intriga, acapara la atención la crueldad y la actitud caprichosa de los dioses, así como la inclusión forzada. Quizá soy muy dura con la serie y habrá quién pueda disfrutarla. El capítulo Guerra de Troya cierra en la primera temporada, si los productores deciden continuar con una segunda temporada, entonces lo más seguro es que estaremos hablando del incluyente Viaje de Odiseo (Ulises). ¡Sea por Dios!