Un paseo con Madeleine: O la vida en un viaje en taxi.

El cine tiene muchas maneras de provocarnos todo tipo de sentimientos, busca hacerlo. Intenta conmovernos a través de historias enternecedoras que, muchas veces, exceden de lo cursi y se tornan manipuladoras. En todas esas ocasiones se requiere de la complicidad de la audiencia para lograrlo, pero regularmente caen en intentos burdos y descarados por lograr una lágrima fácil, lo cual llega a ser más desesperante que emocionante. Pero hay esas raras ocasiones en que los cineastas encuentran la veta perfecta para hacerlo de forma correcta y el resultado es más que disfrutable, como es el caso de Un paseo con Madeleine

Un paseo con Madeleine cuenta con una trama simple y en apariencia semejante a otras que han sido muchas veces contadas: nos cuenta la historia de un taxista parisino quien sufre para pagar sus deudas y quien está harto de la neurosis citadina, que padece al estar tantas horas al volante. En uno de sus viajes, es encomendado para atravesar la ciudad y recoger a una anciana, a quien deberá realizar el servicio de transporte. La persona en cuestión es Madeleine, una nonagenaria mujer quien será trasladada a un asilo. En el trayecto, mediante conversaciones entre ambos, ella rememorará su vida, pidiéndole hacer pequeños desvíos por la ciudad, con la finalidad de recorrer lugares que fueron importantes para ella y de dilatar lo más posible su arribo al asilo, que ella sabe será su última morada.

Si bien lo primero que viene a la mente con “Un paseo con Madeleine” son historias como “El chofer y la señora Daisy” o incluso la lacrimógena y exagerada “Amigos”, este film se distingue de ambos no sólo por el delicado tratamiento de su director (Christian Carion, quien ya nos había entregado la maravillosa “Joyeux Noël” hace casi dos décadas), sino porque los pasajes remembrados son hechos con una honestidad y sencillez interesante.

Claro, una revisión general de Un paseo con Madeleine puede hacernos creer que estamos ante otra película en la que, las enseñanzas de vida y el descubrimiento del valor del amor y la amistad son suficientes para tirar la barrera de cinismo de uno de sus protagonistas y enseñarle lo bello que es vivir. Pero es ahí donde triunfa Caron, y lo hace porque las historias que cuenta, a través de las cuales se va construyendo el vínculo entre los protagonistas, resultan especiales y sirven de puente con el espectador, quien recuerda sus propias historias. Lo mismo rememora el primer beso, la relación con los padres, el primer trabajo, que aquellas relaciones que terminaron por hacernos daño, poniendo en la balanza las decisiones que hemos tomado durante nuestras vidas. Esta, de hecho, es una de las características que hacen especial a “Un paseo con Madeleine”, el lograr hablar de temas como la violencia machista logrando, a la vez, emitir un fuerte juicio y comprender (sin justificar) el contexto histórico.

Pero lo más resaltable de “Un paseo con Madeleine” son las interpretaciones de sus protagonistas, que demuestran una química envidiable. Dany Boon y Line Renaud resultan una pareja maravillosa y ambos tienen interpretaciones excepcionales, pero resalta la magnífica Renaud (y aquí aprovecho para recomendar su carrera como cantante, que la hizo alcanzar enorme fama en los años 50’s –basta escuchar su “Étoile des neiges”-), quien hace de su Madeleine uno de esos personajes que quedan en la memoria colectiva.

Lo que diferencia al buen cine no siempre es tener una historia sorprendente y original (no hay nada nuevo bajo el sol), sino que aun siendo una historia sencilla e incluso predecible, cuando está bien contada, resulta gratificante. El tratamiento de esta resulta lineal y, salvo por un pequeño y sorprendente giro, esto es como un viaje en taxi, que te lleva del punto A al punto B, sin sorpresas. Pero, al igual que en su historia, “Un paseo con Madeleine” tiene el don de que, aunque ya conocemos el destino, el viaje se disfruta enormemente. En mi opinión, me habría encantado un final menos complaciente y arquetípico, pero aún con este (que es su principal pecado), el resultado es encantador.

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Acerca del autor

Jose Roberto Ortega    

El cine es mi adicción y las películas clásicas mi droga dura. Firme creyente de que (citando a Nadine Labaki) el cine no sólo debe hacer a la gente soñar, sino cambiar las cosas y hacer a la gente pensar mientras sueña.


1 Comment

  • A mi me sorprendio esta pelicula por el buen manejo de la trama y sus actores, especialmente Dany Boon (que, seria comidilla del Fett pues usualmente tira mas a la comedia absurda y podria ser un Derbez para el), quien se sale de sus personajes comicos para darnos un taxista muy real y con problemas reales, la actuacion de Renaud es excelsa y su historia envuelve tanto que si sueltas las de cocodrilo… si son vacaciones del cine malo que ahorita deben de vender en Mexico

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