Victor Frankenstein: Bodrio Monstruoso
Por lo visto, Disney ha fundado todo un “tren del mame” consistente en reescribir la historia de un personaje conocido y convertirlo en algo totalmente opuesto a lo que originalmente era. Ya hizo pinole a su villana más reconocida, Maléfica, en la risible película del mismo nombre (2014), pero eso no ha impedido que otros sigan su mal ejemplo…
Sin relación alguna con los el Ratón Conquistador, Victor Frankenstein (Paul McGuigan… ¿quién?, 2015), pretende mostar “la verdadera historia” del científico demente por excelencia emanado de la celebrérrima novela “ Frankenstein o El Moderno Prometo” de Mary Shelley publicada en 1818. Es encarnado por James McAvoy.
Los hechos serán narrados desde la perspectiva del fiel asistente del trastornado genio, Igor, interpretado por Daniel Radcliffe en su enésimo intento de alejarse de Harry Potter apostando por la Época Victoriana, la cual fascina a los ingleses tanto como los gringos babean por el Viejo Oeste.
Nuevo y “originalísimo” intento de mostrar el “lado humano” del creador de la famosa criatura que erróneamente suele ser nombrada como “Frankenstein“, la película resulta un irónico émulo del monstruo sobre el cual se centra la narración, pues mientras que éste fue creado mediante partes de diversos cadáveres, la cinta resulta en un influmable pastiche de géneros y temas que termina siendo todo y nada. Veamos por qué.
Una idea no tan buena…
No soy de quienes creen aquella sandez de que los “clasicos son sagrados”, pero no veo el por qué algo que no está roto deba repararse. Es así como uno de los más grandes clásicos de todos los tiempos recibe un injusto tratamiento, que pretende endulzar un relato que ha aterrorizado a generaciones enteras.
La historia nos es contada por Igor, inicialmente un fenómeno de circo sin nombre que no obstante es un hábil médico autodidacta, lo que le vale el ser rescatado por Frankenstein, quien le brindará una identidad, corregirá sus defectos físicos y lo reclutará en su proyecto científico que busca “crear vida a partir de la muerte”. No será fácil, pues Victor debe lidiar con su dominante padre, la burla de sus colegas y eludir al inspector Turpin (el irlanés Andrew Scott), fánatico religioso que ve en el trabajo de Frankenstein una abominación. Igor, a su vez, deberá adaptarse a su nueva vida como un ciudadano normal, mientras se da tiempo de tener un romance con Lorelei (Jessica Brown Findlay), antigua compañera en el circo.
Durante la narración, se nos revelan los tormentosos motivos personales de Victor para pretender crear vida a partir de cadáveres, y una conspiración que pretende aprovechar esos conocimientos para el mal…(muajajajajaja, ñaca, ñaca, ñaca). Todo en el marco de un adecuado pero para nada destacado diseño de producción.
…Terriblemente ejecutada.
A la innecesariamente romántica premisa hay que sumar su pobre realización. La principal falla de esta película es que sencillamente no se decide qué tono darle a su relato. Pretende abarcar tantos temas y moverse entre géneros que al final no resulta ni una ni otra.
¿Drama familiar? ¿El relato de cómo una persona discapacitada puede eventualmente triunfar? ¿Un romance imposible? ¿La historia de una fuerte amistad? ¿Ciencia ficción, acción o terror? ¿Un sesudo debate ético-religioso sobre los alcances de la ciencia? La película muestra salpicaduras de todos estos temas, sin inclinarse por ninguno y dejándonos con la sensación de haber visto sólo pedazos de varias historias. Al final no nos emociona, asusta o conmueve ¿No es seso de lo que se trata el cine?.
En cuanto al Monstruo... pues parece que es lo menos importante por aquí.
Actuaciones desperdiciadas
McAvoy y Radcliffe siguen dando muestras de su reconocido talento. Sorprende la actuación de McAvoy como el dañado científico, logrando una interpretación contenida pese a que el guión se prestaba a una grave sobreactuación. Gustan los debates teológicos entre el ateo Frankenstein y el muy cristiano inspector Turpin (con todo y rosario en mano, y para no fallar interpretado por un irlandés…), lo que por desgracia no tiene continuidad gracias a los deslices del guión.
En cuanto a Radcliffe, su habilidad como actor no se cuestiona pero su vocecilla de puberto y lángido físico en nada le ayudan a ganar la credibilidad que busca desesperadamente… Al menos no le ha faltado trabajo, pero este rol no nos hizo olvidar al “querido maguito”.
En conclusión
El que “mucho abarca poco aprieta”… Y aquí aplica perfectamente. Lejos de mostrarnos un relato con diversos matices, sólo logra confundirnos y aburrirnos. No la vean. Si desean una “reinterpretación” de Frankenstein y su criatura, mejor vean Van Helsing (2004)… imagínense cuán mala es (ignoren I, Frankenstein, de 2014)