Warfare: 45 minutos de chamorros sangrantes

Alex Garland, a excepción de su “one hit wonder” Ex Machina, ha decidido vender su narrativa en la búsqueda por una estética realista y sensacionalista, algo irónico cuando de hecho sus mejores trabajos aún son como guionista, pareciendo que hay dos versiones (buena y malvada) del mismo autor. Incluso siempre haciendo berrinches sobre su estado actual en la industria y el recibimiento de sus obras, Garland ha amenazado por retirarse en un par de ocasiones, pero, por el contrario (y a falta de huevos), este año presenta su segunda cinta de corte bélico en dos años consecutivos, más mala que la anterior por supuesto, y que denota las carencias de un escuincle ensimismado que no entiende que el apartado visual que propone debe ser sustentado por la impresión narrativa de al menos un interés o motivación clara de alguno de sus personajes. Otra vez, a cagarse en la audiencia con Warfare

Alguien le debería de decir a Alex Garland que no hay que hacer películas de “a huevo”, nadie te obliga o te impone. Al directorcillo este le convendría mejor quedarse como mero guionista o bien dedicarse a los comerciales, a ser corresponsal de guerra o a los documentales si de realismo o impresión se trata. Para muestra, Warfare, basada en las memorias del excombatiente de Irak, Ray Mendoza (que coescribe y codirige), sobre como su unidad será atacada en una de las más violentas encrucijadas que tuvieron los marines en aquel suelo extranjero.

El primer error de Warfare es prometer algo que nunca va a cumplir, pues lo que empieza con un par de secuencias que suponen la construcción emocional e interactiva de esta unidad, se queda en un par de meros momentos sin ningún trasfondo emocional u objetivo mas que el de transitar hacía el supuesto suspenso previo a la batalla.

Bueno, al menos la tensión será solventada con alguna carga dramática y diálogos que nos hagan inmiscuirnos en las mentes de estos jóvenes e indefensos combatientes ¡Ya saben! Algo con lo cual conectar o empatizar en una situación tan obvia como la que se les vienen todos los iraquíes encima, pero no. Tras la literal explosión de un primer conflicto y en el que la unidad se verá obligada a evacuar a uno de sus heridos, Alex detonará otra literal bomba de donde el espectador será testigo de un realismo militar de buena impresión, con miembros, tripas y mitades de cuerpos tirados por la calle, mientras la unidad entra en un shock físico y emocional al retornar a la casa en donde se salvaguardan con ahora dos heridos con ambas piernas trituradas y machacadas.

Y pues se acabó lo que se tenía contar con Warfare, no porque no haya más que contar, sino por que Garland y Mendoza no serán capaces ni siquiera con la magia del montaje de agregar un ritmo o dinamismo a su relato entre los demás combatientes o las situaciones que pasan dentro de aquel improvisado cuartel. Todo de aquí en delante se tratará de dos cosas, decenas de primeros planos a los gritos de los dos heridos y otras cuantas decenas de planos detalle a las piernas hechas trizas, con sangrita, carne rasgada y hasta pitos asomándose para que el espectador pueda regocijarse en tan tremenda narrativa ¡40 minutos de gritos y piernas hechas tiras!

Por si alguien se preguntaba sobre el “combate”, por supuesto que hay un par de escenas, solo un par resumidas en menos de 5 minutos para volver rápidamente a los principales protagonistas del film: las piernas y como estas son levantadas, puestas en sábanas y sacadas en otro intento por evacuar a los heridos.

Pero no se preocupen, que esto aún no termina, pues después de los créditos Warfare es dedicado a uno de los soldados con las piernas destrozadas, y por supuesto hay una escena en donde el soldado llega sin una de esas piernas y saluda al crew y al cast, dejando en claro que esta película sensacionalista basada en las realistas memorias de un ex combatiente va sobre… piernas desmembradas, aplastadas, sangradas, explotadas, mutiladas, rasgadas, como un buen corte de la carnicería donde escurre la grasita y la carnita.

De los personajes, no guardes ninguna preocupación si no recuerdas ninguno de sus nombres, por que no hay ninguna exploración de estos, interacción entre ellos o trasfondos emocionales más allá del impacto de estos ante… adivinaron, ver las piernas de sus compañeros. Garland irónicamente olvida el factor humano en una historia bélica donde el principal objetivo es crear una conexión, tensión o empatía con el elemento humano, y no a través de progresiones pendejas en donde todo lo que le interesa al director es ver como escurre la sangre del chamorro y ver quien grita más fuerte.

La escena de apertura de Warfare entonces es una falacia, una aberración a la memoria de estos combatientes con un progresivo y nulo vínculo emocional del espectador hacía ellos. Así pues, Cosmo Jarvis, Will Poulter y ese güerito de Gladiator que ya sale en todos lados (malísimo por cierto), pueden ceder en Warfare sus escasos desempeños dramáticos ante lo que en realidad le importa al directorcillo este.

Lo de Garland y Warfare ya es risible y patético. De nuevo el sobrevaloradísimo y vende humo cineasta nos presenta una hora y media de realismo visual sin contexto, sin emoción, sin trasfondo, sin que una pinche alma de los soldados amenazados me interese en lo más mínimo, y en donde alguien que quiera ver balazos debe saber que NO los habrá. Si, en esta crítica se insiste mucho lo del par de piernas, pero es directamente proporcional a lo que usted verá las mamadas de Garland

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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