Watchmen 1×6: This Extraordinary Being
Resulta innegable que Watchmen de capítulo a capítulo se encuentra mejorando en específico pero no en general, obviando una incertidumbre narrativa alrededor del por si ya cuestionable creador y guionista Damon Lindelof, el cual tendrá 3 capítulos por delante para cerrar todas las sub tramas, misterios y giros que para bien o mal se han descrito con detalle en los últimos 6.
En otras palabras para describir mi preocupación, This Extraordinary Being resulta ser otro extraordinario episodio (el mejor valorado por la crítica y audiencia hasta ahora), pero a pesar de resultar una concisa historia de origen, desarrollo y revelación sobre uno de los personajes de la serie, en realidad no aporta nada al crecimiento o evolución de la trama, explicando de nuevo con demasiado detalle algo que ya sabíamos o deducíamos con dos pizcas de neuronas.
Mi problema en específico pasando ya el meridiano, es que episodio a episodio Lindelof y directores se han preocupado por estructurar a cada uno de sus personajes (como lo hizo Snyder en la primera hora y media de la película), pero en cuestión de la narrativa de una serie ¿será esto suficiente para desarrollar un clímax acorde a su minuciosa construcción de elementos? ¿Su ritmo no se desequilibrará hacía la recta final? Es claro que estas decisiones en cuanto a fijar la atención en solo un elemento han desbordado en trazos televisivos de una excelente calidad directivo – histriónica, pero también han arrojado cierta debilidad en cuanto a la progresión de hechos y/o ritmo general de su trama.
Adentrándonos en el episodio que ahora nos atañe, este flashback de 60 minutos hermosamente fotografiado en blanco y negro y con la mejor dirección hasta ahora de la serie (traducido en violentos y emocionantes planos secuencias y alguno de los mejores diálogos y encauses histriónicos), narra la historia de Justicia Encapuchada, personaje que se revela como el hilo conductor de la historia en un más que giro (porque ya todos sabíamos su identidad), complemento narrativo para llenar ciertos huecos y revelar (por si no nos había quedado claros el anterior capítulo) a las verdaderas amenazas y ese cambio de identidades “antagónicas”
¿Irónico no es así? Que en un thriller futurista de la naturaleza de Watchmen se necesiten tantas explicaciones sobre uno o varios elemento cuando una de sus fortalezas narrativas principales era ese halo misterio que se traducía en una libertad de perspectivas ¿Será que Lindelof nos cree un poco idiotas en nuestra capacidad de deducción? ¿O tal vez solo a la generación que se tuvo que tragar 6 temporadas de GoT para ver la mierda en lo que se convirtió su historia en las últimos 2?
De principio a fin el director Stephen Williams (en su segundo turno al bate en la serie) sorprende con una tensión pausada aportando al interés sobre el personaje y las razones que lo llevaron a su posición actual dentro de la trama. Con un par de planos secuencias consigue quizá los mejores momentos visuales de la serie aportando ese condimento necesario de nostalgia hacia la obra original, pero tal vez lo más importante, asentando con singular habilidad el estatuto narrativo de que estamos ante una de las mejores franquicias de “superhéroes”, teniendo incluso a Superman y Action Comics como una invaluable referencia que apadrina este evolucionado universo.
Así mismo este episodio quizá confirme lo que ya temíamos dentro del macguffin que puede resultar ser la sub trama e historia de Ozymandias, personaje al cual tengamos que verlo hasta una segunda temporada para que tenga una real injerencia en la trama. Decepcionante o no, al menos esto ya se podía deducir desde hace dos capítulos.
Aún faltan 3 capítulos y este en particular resulta un fastuoso trazo en la historia televisiva, pero esperemos que Watchmen no sea otro triste caso de sacrificar el bien común por la excelencia individual