West Side Story: No era necesario, pero se agradece
West Side Story es como una casa antigua bien conservada que fue adquirida por un nuevo dueño (Steven Spielberg) que le metió una “manita de gato” para que se viera un poco más limpia y moderna (sin quitarle esa estética vintage que hace especial a la casa). Si bien no era necesario, el resultado por parte del proclamado por algunos “Padre del Blockbuster” ha sido cuanto menos decente.
Ligeras variaciones
Para los fans de la cinta original, les diremos que no tienen nada de qué preocuparse. Esta versión se ha modificado muy poco con respecto a la historia original, y prácticamente ha hecho una calca con unas leves diferencias, siendo quizá la principal el añadir más contexto a los Sharks (cosa que en la versión anterior carecía), haciendo que su conflicto con los Jets se sienta mucho más imparcial y permitiendo mayor fluidez al introducir el tema de la segregación étnica para que este se vuelva el foco fundamental de la trama (permitiendo que incluso el tropo del “amor imposible” se sienta un poco más relevante).
Sin embargo, a pesar de esta mejoría la película sigue repitiendo los mismos errores de su antecesora. Algunas de las situaciones son desarrolladas de manera apresurada (como el romance entre los dos personajes), otras no tienen demasiado sentido (como el perdón de María por el asesinato de Bernando) y aunque entendemos que la pareja central está emulando el tropo de “star crossed” (tanto en la versión anterior como la original), le falta mayor agudeza para justificar las acciones temerarias de sus protagonistas.
Al final la historia se sale un poco con la suya, pues los planos finales dan a entender que el foco central no era tanto el romance, sino la “estrella maligna” que impide su amor y que también es la que causa que muchos de estos personajes vivan de una manera precaria; desde la marginalidad económica, la xenofobia, la falta de empatía, la violencia, toda aquella muestra de discriminación es lo que se termina llevándose los sueños de primavera de estos individuos. Mostrando que muchas cosas con respecto a la época de los 50’s siguen estando igual con respecto a la era actual (especialmente la xenofobia, la violencia y la exclusión social).
La doble K
Lo que si mejora con respecto a la versión anterior es el manejo de la cámara. Spielberg aprovecha las nuevas tecnologías (que obviamente no existían en los 60’s) para que las secuencias sean más dinámicas y crear fotogramas más abiertos en cuanto al espació, lo que le imprime más vigor y fuerza a la cinta resaltando los recursos visuales. Todo esto es gracias a él editor (Michael Kahn) y el fotógrafo(Janusz Kaminski), viejos lobos de mar quienes demuestran su calidad técnica al ser prácticamente lo que termina sosteniendo la cinta, incluso sobrepasando la dirección de Spielberg.
DeBose a Egort
El ramo de actuaciones es destacable, resaltando Ariana De Bose quien se termina robando todas las escenas en su papel de Anita. En calidad le sigue Rachel Zegler quien también tiene una actuación destacable.
Quizás el único”pero” del elenco y que termina siendo un lastre para sus compañeros es Ansel Egort como Tony, quien su expresividad igual a la de un tronco termina por quitarle peso emocional a la cinta.
Elementos adicionales.
Las coreografías están excelentes, especialmente la escena del mambo en el gimnasio. La música y el sonido siguen siendo envolventes como la versión de los 60’s
Y el personaje nuevo creado especialmente para Rita Moreno: Valentina (quien en la versión original interpretó a Anita), es un excelente y puntual homenaje a la película de los 60’s
Calificaciones.
Guion: 2.5 – Comete los mismos errores de su antecesora pero se sale con la suya por ese enfoque acertado social que le ha dado.
Dirección: 3.1 – Kahn y Kaminski cargan la dirección de Spielberg.
Actuaciones: 1.5 – Le resta puntos que uno de los protagonistas tenga atole en las venas.
Extras: 0.5 – Música y coreografías de a diez, y Rita Moreno.
Calificación 7.6 – Buena
Nadie lo pidió, no era necesario, pero se agradece está versión de Spielberg tan puntual, especialmente con el momento social y político que vivimos a nivel mundial; si la versión de los 60’s no es tan diferente a la del siglo XXI, es porque quizás el mundo actual no sea tan distinto al de aquella época.