Wicked: Tan mágica como desperdiciada
Wicked ha sido un fenómeno en el teatro desde su estreno en 2003, una obra que definitivamente tienes que ver si eres fan de este arte, y su paso por el cine era totalmente inevitable; en una época donde inundan remakes y reboots, al menos en esta ocasión tenemos una adaptación de algo que no se había hecho para el séptimo arte y eso se agradece.
Y basada en la obra de teatro y no tanto en la novela de Gregory Maguire, Wicked sigue la historia de las brujas Elphaba y Glinda, antes y después de la llegada de Dorothy a Oz, formando así parte del universo del Mago de Oz que todos conocemos por la película de 1939.
El reto es entonces adaptar a la pantalla grande una obra que viene de un formato que claramente tiene sus diferencias; el cine tiene la oportunidad de aportar más contexto y dejar menos a la imaginación, a diferencia del teatro, en el que necesitamos de expresiones y movimientos un tanto exagerados con la finalidad de que el mensaje llegue al público, el cual debe hacer uso de dicha imaginación para complementar huecos de lo que no se muestra en escena.
La película cumple con ser sumamente entretenida y ese mérito se lo debe principalmente a sus canciones, pues no solo encausan la narrativa de manera muy fluida, sino que son melodías con letras muy poderosas que logran quedarse en la mente del espectador haciendo la larga duración de Wicked muy amena. El desafío era entonces ponerles tanto la voz como un montaje que evocara toda esa magia que va aunada a este musical, con una producción que no se restringió en cuanto a bailarines y coreografías se refiere.
Por el lado actoral de Wicked, el talento de Cynthia Erivo como intérprete es bastante evidente, así como su experiencia en obras musicales, el papel de Elphaba le queda demasiado bien y su potencia vocal es impresionante desde su primera aparición, algo que le que otorga además mucha fiabilidad al personaje. Por su parte Ariana Grande, a pesar de tener una gran potencial vocal, deja lucir su poca experiencia en este tipo de ejercicios al carecer de la dicción que el papel necesitaba, algo que es comprensible pues fue relativamente poco tiempo el que entrenó para esta parte (aún así el mérito es que tuvo que ajustar su estilo personal de canto). Ariana también añade su propio carácter a Glinda, algo que me pareció bastante tenúe y un tanto desabrido, considerando que el personaje realta más por sus vestidos que por su personalidad, la cual es bastante limitada.
Entre las fallas del lado técnico encontramos todo ese CGI tan poco creíble que se notaba ya desde sus primeros avances, algo que decepciona considerando el gran diseño de sets y vestuarios que tiene Wicked, lo cual es claro que fue su mayor apuesta y delegaron la peor parte para el diseño de fondos y paisajes.
Pero el mayor problema de Wicked es la dirección, y es que entre enfocarse en ciertas partes de la historia de inicio para luego olvidarse de que existen (un sentimiento común en obras de teatro), es la tensión lo que peor se maneja en la mayoría de las escenas que lo requieren y que son especialmente importantes para el desarollo de la cinta, incluso en la manera en que algunas canciones son interrumpidas exageradamente en el nombre de dicha tensión, situación que solamente le quita el protagonismo y la adrenalina generada por la melodía, solo para hacerla menos impactante hacia su final.
Wicked es una película disfrutable dentro de sus desaciertos, para mí no es la mejor versión que se pudo hacer tomando en cuenta una puesta en escena que ya de por sí es buena, pues se espera que el cine cubra todos esos vacíos que el otro arte no otorga y esta cinta lo hace a medias, brindando casi la misma experiencia cuando su misión era elevarla. Wicked no es un desastre, pero sí una oportunidad perdida.
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