Zombies y Monstruos: Tren a Busan
Antes de entrar en materia, debo aclarar queridos lectores, que ni por asomo soy un fan del género de zombies y/o muertos vivientes; disfruté Night of the living dead como lo hice con muchas otras películas de culto y reí con Shaun of the dead por ser una acertada parodia, pero también me cuajé viendo Guerra Mundial Z y nunca en mi vida he visto un capítulo de The walking dead.
Dicho lo anterior, entenderán entonces que no soy un docto en el tema, no obstante, soy un firme creyente de que el género de horror tiene el objetivo primordial de asustar, sobrecogernos, inquietarnos e incluso arrancarnos la risa nerviosa. Usted dirá que es una conclusión obvia, sin embargo, en fechas recientes encontramos ejemplos de cintas presuntamente de horror que se decantan por ponerse filosóficas, ofreciendo unos planteamientos tan rebuscados que terminan por convertirse en un verdadero martirio.
En ese sentido, Estación Zombie: Tren a Busan del realizador coreano Yeon Sang-ho cumple con lo que ofrece en una forma por demás satisfactoria. Hay zombies a rabiar corriendo como locos, lo que me puede encantar porque le da un ritmo desenfrenado a la trama evitando el aburrimiento. Es de agradecer no verse obligados a escuchar una explicación sobre el origen del virus pues, en la larga tradición de muertos vivientes a éstas alturas ya cualquier exposición resulta irrelevante ¿Pagamos para ver cómo un grupo de personas escapan de ser devorados o para soplarnos discursos pseudo científicos repetidos hasta el cansancio?
Yeon Sang-ho no se complica mucho la existencia con el guión pero tampoco cae en el lugar común, ya chole con los infectados que mantienen a raya a un grupo de personas en un edificio, casa, tienda, etc., aquí el asunto es trasladado al tren del título en donde un señor muy ocupado cumple el deseo de su hija de llevarla a Busan, sitio donde vive la madre de ésta. Como es de suponerse el viaje se convierte en una pesadilla cuando una mujer infectada aborda el tren convirtiendo a los pasajeros en depredadores. Pese a sus diferencias, los personajes tendrán que unirse para sobrevivir, mientras el tren va en marcha, dando pie a una serie de emocionantes secuencias de acción y suspenso de lo más creativas. Mención aparte que, aún siendo los protagonistas ciudadanos comunes, enfrentan la situación como si su vida dependiera de ello y es que ¡Así es! Nadie sabe lo que es capaz de hacer hasta que no vive un acontecimiento en que la integridad de los suyos esté en riesgo. Punto a favor.
Estación Zombie: Tren a Busan, sustituye el patriotismo exacerbado exhibido en las producciones estadounidenses del mismo sub género, por una cuota de sensibiliría oriental, hecho que generó algunas críticas por tener algunos momentos en donde el drama alcanza niveles telenoveleros, en mi opinión esto obedece más a una cuestión cultural que no merece ser reprochada, los orientales siempre serán dramáticos, así como los gringos serán patrioteros hasta el fin de los tiempos.
En el apartado actoral el reparto cumple en su totalidad (la niña me devuelve la fe en los chamacos actores), incluyendo a los muertos vivientes, estos tipos son geniales porque no basta con ponerse unos lentes de contacto y retorcerse para ser creíbles, se tratan de verdaderos contorsionistas capaces de realizar los movimientos más inverosímiles. Y qué decir de los efectos visuales diseñados en función de los acontecimientos narrados y no al revés, mismos que la hicieron acreedora a una veintena de nominaciones en festivales de cine fantástico. Es cierto, hay escenas disparatadas, gente cayendo de las ventanas o arrastrados como muñecos pero es peccata minuta, vamos, hay que otorgarles ciertas licencias en aras de la diversión (se las hemos dado a bodrios que no lo merecen).
En conclusión, Estación Zombie: Tren a Busan es una película de culto, un clásico instantáneo indispensable para los fanáticos del sub-genero y un entretenimiento sobresaliente para quienes desean pasar dos horas de virulenta diversión.