“Changa su madre”: Las causas del levantamiento del simio.
El cine nos ha mostrado un factor innegable, que el humano por mas supuestamente inteligente que sea es necio y atolondrado, es un torturador, el peor enemigo de la naturaleza y de los de Greenpeace, pero sobre todo, es el archi enemigo de esas criaturas con las cuales comparten ciertas similitudes llamadas primates, changos, monos y/o simios ¿Será que le tienen miedo al chango de Darwin que en cualquier momento podría tocar en su casa y decirles “Hola, como estas”? ¿Será acaso que existe aún algún cierto resentimiento por darse cuenta que eran mas feos y peludos? ¿O será simplemente el desgraciado afán de ser crueles y viles contra esta raza animal que gusta solamente de estar en paz y comerse los piojos?
Como siempre el cine toma venganza justa y necesaria hacia el humano, y ciertamente se ha convertido en el estandarte de justicia del chango, el cual ha demostrado a través de la pantalla grande que ya esta harto y dispuesto a ponerle un ¡Hasta aquí! al abominable humano. Luego no digan que el cine y este caza recompensas no les advirtió, cuando se me pongan todos zombies, sean perseguidos y cazados o simplemente queden exterminados por la culpa de este simpático animal. En vísperas del estreno de Rise of the Planet of the Apes ¿Qué pueden hacer para aun sobrevivir ustedes nefasta raza humana? Aquí mero les muestro:
Entre mas grande sea el chango, mas lo changamos.
Típico del humano… hacer una excursión a tierras lejanas justificándose con el mismo cine y la expansión del conocimiento. De paso ¿Por qué no casar a un gorila gigante y traerlo de espectáculo a New York? Todavía aún más justificado si el engañoso objetivo de la cacería es rescatar a una doncella en peligro como se nos mostró en la fabulosa King Kong (1933). Lo que no se esperaban estos ineptos productores (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia) es que un gorila gigante en verdad te puede causar estragos, destrucción y muerte en pleno Broadway ¿La solución? Matarlo, como buenos animales primitivos.
Obviamente estos productores persisten hasta nuestros días, pues la historia de este súper chango enamorado tuvo dos adaptaciones más; una lamentable de 1976, y otra impresionante pero no muy bien librada, por parte del mismo Peter Jackson en 2005.
La insistente costumbre de ir, cazar y matar changos gigantes se extiende con la copia del mismo rey Kong “Mighty Young Joe” (1942 y 1998), un gorila mas simpático y mediocre pero igual de violento si lo sacan de su hábitat natural.
La excepción a la regla se da cuando otros exploradores “chupa recursos naturales” son los que pagan los platos rotos al encontrarse con unos simios mas altos y desarrollados que les ponen su “Ya estuvo bueno de abusos” en Congo (1995), con todo y que cargaban a una gorila parlante muy carismática y cariñosa de nombre Amy.
¿Moraleja? No cuquen al chango y déjenlo vivir pacíficamente ¿O acaso les gustaría que los sacaran de su casa, los amarraran con cadenas y los mostraran a todo el público? Y luego dicen que porque se levanta el planeta de los simios.
Chango infectado = Aniquilación asegurada.
Que quede bien claro que el mono no se infecta solo, pues es el asqueroso hombre el que se encarga de enfermarlo con bacterias que a la post servirán de perfecta excusa para plantear en el cine la exterminación humana.
Es por eso que en Outbreak (1995) o “Epidemia” (como se le conoció en el mercado latino), el eterno Dustin Hoffman lucha contra un virus mortal que hace que las personas se vayan desangrando hasta por los ojos (mismo efecto causan algunas películas), y todo por culpa de un mono araña que seguramente fue el blanco de perversiones de algún ente primitivo.
También así nos encontramos con un grupo radical que en su afán por liberar un pobre simio, se convierten en los precursores de una raza zombie que se expande por toda Inglaterra y alrededores. Estos changuitos estaban literalmente iracundos, pues después de ser sometidos al estilo “Naranja Mecanica” a violentas escenas de la historia humana, pues era de esperarse que de un solo mordidón propagaran su infección a toda la raza humana como se muestra en la bien elaborada 28 Days Later (Exterminio, 2002), y en la posterior y absurda secuela 28 Weeks Later (2007). Mi pregunta justa es ¿A que estúpido se le ocurrió torturar y experimentar con changos de esa manera? … es como decir ¡De pura diversión infectemos changos con un virus mortal y contagioso para jodernos todos!… A que humanos estos.
Por si esto fuera poco, a los pobres primates cuando ni siquiera tienen nada que ver, se les achaca la responsabilidad de la aniquilación humana con el mote de “Doce Monos” (Twelve Monkeys, 1995), la extraordinaria fábula de ciencia ficción donde un grupo de dementes post apocalípticos culpan de su desgracia a otro grupo no menos demente de la década de los 90 de haber soltado un virus mortal en la faz de la tierra ¿La conclusión? La culpa fue de un bellaco cualquiera ¿Su raza? Humana por supuesto.
¿Moraleja? Los hámster son menos peligrosos; ya dejen de martirizar al mono.
Chango fui y en chango me convertiré.
Si algo dejo bien claro Stanley Kubrick en la fastuosa 2001: A Space Odissey (1968) es que ¡Si! Si fuiste un chango, y bastante admirable es de tu raza haber evolucionado de tal forma, pero eso no es justificación para ahora torturar o acelerar la evolución del mono, pues si este animal tiene algo que ustedes no tenían, es eso, que es muy “mono”; nada que ver con el violento descubrimiento de cierta ciencia y tecnología llamada arma en la forma de un hueso transformándose en un satélite espacial.
Pero existe el karma, y si no pregúntenle a Charlton Heston recién bajadito de su nave espacial para solo encontrarse en el mismísimo “Planeta de los Simios” (1968). Ahora el humano se convierte en la presa y merecidamente, pues mientras Heston empieza a demostrar su poca educación al ofender de nuevo al pobrecito simio exclamando que le quiten las asquerosas garras de encima, el chango muestra ahora su evolución e inteligencia superior en la figura del mítico Doctor Zaius.
La involución de la raza humana no se hace esperar, y mientras Heston advierte desde el futuro gritando: ¡No, malditos, por fin lo lograron!, Tim Burton da las mismas muestras de la incontrovertible regresión neuronal y creativa al dirigir la porquería de remake del mismo nombre (Planet of the Apes, 2001). Humanos, si ya no le hacen caso a Ben-Hur, mi cuestionamiento es ¿Entonces a quién?
Pero quizá a la raza humana se le tenga que explicar las causas y consecuencias de sus actos con peras y manzanas. Es por eso que existe la necesidad de otro “remake” llamado Rise of the Planet of the Apes (2011), donde James Franco parece ser el causante y perfecto primitivo para ejemplificar el porque ¡No debes experimentar con changos!
Dicho film pronto llegará a las salas, y dirigido por un novato Rupert Wyatt, esperemos que además de clarificar los estúpidos actos imposibles de creer de algunos humanos, sea una digna remembranza a la mitología de El Planeta de los Simios (La cinta ha tenido un cálido recibimiento en la unión americana).
El cine te ayuda a entender tus actos, pero sobre todo a aprender y respetar a tus primos primates ¡Oh tu cruel hombre! Recuerda que si no lo haces existe un 50% de probabilidades de que tu vida acabe no por la culpa de un chango, sino por tu propia ignorancia y actos atroces hacia dicha raza.
¡Ayúdalos Dr. Zaius!
3 Comments
Ponle “like” si en vez de leer changa, la cambiaste por una palabrota! =)
Estimado Fett:
Sin duda me has hecho reir mucho. Y sí, creo que ya la traen contra los simios. Méndigos humanos ajerosos…
No se ustedes, pero recientemente vi por medio informal el remake, pero en serio que mendigo miedo me dejo esta, espero pronto verla en el cine. Pero de que me deja pensando, me deja pensando,eso chimios cuando se revelen de verdad que nos van a dejar viendo estrellitas.