20 Películas para entender la Demencia y el Alzheimer

“Siento como si estuviera perdiendo todas mis hojas”. The Father

La memoria es base del conocimiento, es la recopilación de las experiencias de la vida que, a partir de las reacciones del individuo, forma una personalidad, una identidad y alienta el aprendizaje que se usará por el resto de los días. Es una parte vital que relaciona las funciones de un objeto o concepto, cómo funciona y por qué es importante para la vida. Por esta razón, la sola idea de perder y olvidar todo lo que nos hace quienes somos y lo que aprendimos es más que aterradora, ya que imaginar la incapacidad de recordar una vida da el sentimiento de creer que uno morirá sin nada que llevarse a la tumba. De ahí que la presencia de una enfermedad como la demencia (así como sus variaciones tales como el Alzheimer o la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob) es alarmante, ya que no tiene cura, agrava conforme avanzan los años y se queda con el paciente hasta la muerte.

A sabiendas de esto, resulta insólito que esta enfermedad no fuera retratada en el cine hasta los 2000, con apenas un puñado de proyectos previos a esta década (¿una metáfora a querer ocultar la horrible verdad sobre el envejecimiento y lo que significa?). Muchas de estas películas suelen centrarse en ambas caras de la moneda: la forma en que la familia es obligada a ver el desvanecimiento del enfermo con el paso de los años y la empatía hacia el paciente al mostrar cómo percibe el mundo mientras siente la desaparición de su vida frente a sus ojos. Junto a estos puntos de vista, también van acompañadas muchas concientizaciones sobre la vejez, la dignidad y el aprecio a los lazos que nos unen.

En conmemoración de este 21 de septiembre (Día Mundial del Alzheimer), enlistamos las 20 películas que mejor han mostrado las penurias causadas por este mal. Esto no es un Top, es más bien una forma de saber enfrentarse a una de las peores enfermedades existentes (al menos el cáncer y la depresión te dejan ser quién eres y pueden tratarse), así como hallar la forma más honrosa de despedir y celebrar la vida y ser conscientes de que, si llegamos a la vejez, podemos ser la próxima víctima.

 

Alive Inside (Michael Rossato-Bennett, 2014)

Por Uriel Salvador

Este documental ahonda en la relación del ser humano con la música y cómo es capaz de ayudar a los pacientes con deficiencias mentales a llevar una vida más pasajera, en la forma que el sonido puede desencadenar un recuerdo increíble que mejora el estado de ánimo. Además, abarca otros aspectos relacionados como la medicación sin supervisión, los cambios a los asilos que fomentan la soledad, la falta de empatía y comprensión a los ancianos, el desprecio a la vejez y el incremento en el envejecimiento de la población. Si bien puede sentirse algo cursi o empalagoso y el método tiene sus inconvenientes, conmueve y convence en que, por más que la medicina moderna sea necesaria, no puede solucionarlo todo.

 

A Long Goodbye (Ryota Nakano, 2019)

Por Uriel Salvador

Ryota Nakano pone a reflexionar con esta celebración a la vida, cuyo mayor logro es mostrar el deterioro mental del paciente durante varios años, desde ser consciente de los síntomas hasta su inevitable desenlace. Además, la metáfora sobre el regreso al hogar toma muchas variantes para los miembros de la familia, quienes lidian con el imparable declive de diferentes maneras y cómo esto afecta sus vidas privadas. Relativamente una película desconocida para gran parte del público, tiene elementos que pudieron ser mejor aprovechados, pero también otorga un acercamiento más natural en torno al deterioro sin caer en el melodrama.

 

Amour (Haneke, 2012)

Por El Fett

Haneke esuno de los cineastas en haber ganado la Palma en dos ocasiones, la 2a de ellas gracias a un drama de desarrollo dispar y de una lentitud narrativa bastante cuestionable, fijada tanto en captar la monotonía y el romance en una etapa de vejez, como la progresiva y lenta degradación mental sufrida por Alzheimer. Pero entonces, ¿dónde radica la maestría de esta gran y cruda pieza de realidad? Precisamente en un final tan impresionante que nadie esperaba, ni el espectador, ni mucho menos Cannes, un giro moral tan cuestionable, siniestro o piadoso, como lo es su lento desarrollo. Haneke sabe su oficio, y como su primera vez, conoce que la carrera muchas veces se define en el último tramo, uno del que aún resulta difícil sobreponerse.

 

Arrugas (Ignacio Ferreras, 2011)

Por Uriel Salvador

Ignacio Ferreras adapta la novela gráfica de Paco Roca y crea un tierno y genuino traspaso entre la aplastante realidad, el subconsciente y el recuerdo. Está llena de simbolismos alrededor de la vejez y la forma de afrontarla cuando llega el abandono, pero sus carismáticos personajes también exaltan un optimismo vital a pesar del fatal final ineludible y acompañado de una emotiva banda sonora. Es cierto que no propone nada nuevo, pero es un emotivo canto a favor de la dignidad y en contra del olvido inmerecido en la última etapa de la vida, sabiendo que no hay mayor acto de amor que ayudar al enfermo a que sea feliz en su mundo.

 

A Separation (Asghar Farhadi, 2011)

POR EL FETT

Uno de los mejores dramas de los últimos tiempos, el film no es solo conciso y crudamente realista, sino también en un segundo plano logra ser lo bastante entretenido y ágil para que el espectador haga suyo el conflicto de una pareja en divorcio debido a la lucha de ideologías personales referentes a la salud y a la política. Resulta una película tan simple, pero con efectos dramáticos tan profundos que es muy fácil sentirse identificado y el director no está interesado en hacer una queja particular sobre su país, simplemente así son las cosas. Fácil reconocer la influencia de Kiarostami en el manejo de la historia, encanta su generalidad, y es que definitivamente el problema del mundo son las personas.

 

A Song for Martin (Bille August, 2001)

Por Uriel Salvador

El acercamiento al tema puede ser típico (en especial porque viene de una época donde las enfermedades mentales parecían afectar más a los familiares que al mismo paciente), pero Bille August es honesto cuando presenta cada una de las etapas, apoyándose en la música como catalizador romántico y detonante del conflicto amoroso. Para los estándares actuales puede verse genérica, sin embargo, no escatima en mostrar el sacrificio, las dificultades de cuidarlo, de poseer una paciencia infinita y de intentar aferrarse a los viejos tiempos al mismo tiempo que uno acepta que ya no volverán.

 

Away from Her (Sarah Polley, 2006)

POR EL FETT

Potente drama sobre el Alzheimer que escapa de todo cliché melodramático gracias a la solemnidad directiva de la sorprendente debutante Sarah Polley, y a la excelencia histriónica de una Christie que se haría de su gran última actuación, nominaciones y Globo de Oro. Lejos del “tragedy porn”, la historia establece un vínculo romántico creíble que se va desmoronando no solo por la progresión de la enfermedad de ella, sino también por el “alejamiento” de él, evento que el mismo título sugiere y que adquiere un sustancioso significado mientras se van desarrollado la enfermedad y los sucesos. Un gran drama que se lleva de calle a cintas como Still Alice, no en la actuación, pero si en la narrativa general

 

El hijo de la novia (Campanella, 2001)

POR EL CINE ACTUARIO

La historia de la vida de un adicto al trabajo cuyas relaciones afectivas están destruidas, dará un vuelco de 180 grados tras las intenciones de una repentina boda por la iglesia de su padre y su madre (quien padece Alzheimer). Sería una historia de lágrima fácil en las manos de cualquier otro escritor, sin embargo, Juan José Campanella le imprime un sentido del humor inteligente combinado con un intenso melodrama que puede llegar a ser sumamente graciosa y ácida, pero también conmovedora. Destacan en las actuaciones Darín y Norma Aleandro, quienes roban cámara. Si usted quiere burlarse de las vicisitudes de la cotidianidad, pero a la vez presenciar una historia con alto poder dramático, El Hijo de la Novia permite ese balance.

 

Iris (Richard Eyre, 2001)

POR EL FETT

Es una historia de amor que se construye sobre el lienzo de una biopic, y quizá de ahí destaca por encima de sus símiles, al estructurar primero su romance y las personalidades que la conforman, y después la relevancia de su figura: la escritora y filósofa irlandesa Iris Murdoch. Simple y poderosa, la degradación mental que sufre la protagonista se da desde dos arcos temporales; el primero, el presente, donde se magnifica el romance y la figura del “esposo” (un brillante Jim Broadbent en el papel que le dio su Oscar) funge como el apoyo ante la enfermedad; la segunda, el pasado, donde si bien se construye la historia de Murdoch como novelista, el director presta mejor atención a cuidado a su objetivo: el origen de aquel amor excéntrico entre este par de bohemios

 

It’s Such a Beautiful Day (Don Hertzfeld, 2012)

Por Uriel Salvador

A Don Hertzfeld le basta una hora para crear una de las experiencias más increíbles, significativas e importantes que cualquier persona puede tener con una obra de arte que es como la vida: imperfecta, desaliñada, desordenada, fragmentada, a veces ilógica y otras veces irracional. De esta manera, su apariencia aparentemente infantil se vuelve más cruda y depresiva conforme va ilustrando el deterioro de la mente, cómo la percepción del mundo se va diluyendo y no queda otro remedio más que seguir adelante, aunado a un final que le sacará las lágrimas a cualquiera. Una joya que aporta la enseñanza más importante de la vida: una lección sobre aprender a recibir la muerte con una sonrisa.

 

Memories of Tomorrow (Yukihiko Tsutsumi, 2006)

Por Uriel Salvador

Un testimonio en primera persona conmovedor, triste y por momentos aterrador de una condición médica que se acopla a la crítica al sistema laboral que desecha a sus empleados tan pronto dejan de serle útiles. Ken Watanabe es el responsable de elevar esta cinta, ya que plasma todas las fases por las que el paciente atraviesa, llegando incluso a sentir el desgaste físico y la desesperación que provoca el Alzheimer. Además, el cambio de tono inicialmente ligero y encantador a uno más sombrío e incómodo hace que se sienta más natural porque muestra el avance de la enfermedad sin edulcorantes ni cursilerías.

 

Nebraska (Alexander Payne, 2013)

Por El Fett

Una de las cumbres fílmicas en cuanto a relatos “padre-hijo” se refiere y bajo una fotografía blanco y negro hermosa, Payne dicta al espectador un cuento de hadas de redención y resurgimiento en la figura de un viejo que insiste en viajar a Nebraska a cambiar un cupón ganador falso que él cree que lo hará millonario, todo esto solo con el objetivo de darse un lujo en especial y proveer a su familia dejando algo atrás. En esta tragicómica odisea road movie el viejo se hará acompañar de su monótono hijo y de su esposa, sin embargo con su segundo varón formará una asociación que los hará por fin comprender el lenguaje de un padre, el cual dentro de su complejidad siempre existe una armoniosa y honesta simpleza: el bien de su familia.

 

On Golden Pond (Rydell, 1981)

POR EL FETT

Poderoso melodrama sobre la vejez, pero también sobre el primer choque y cambio generacional en la sociedad moderna que desborda no solo ternura, sino también un contexto ideológico bastante complejo, agradable y muy bien escrito, que se ve ensalzado por las sublimes actuaciones de Fonda y Katharine Hepburn, ambos embelesados con su vejez y química, y premiados con doble Oscar (junto también al guion). Al mismo nivel que la dama y reina de la actuación, Fonda logra un papel entrañable, siendo la punta de lanza que dispara el conflicto curiosamente frente a su propia hija, Jane Fonda, la cual se une a ese dúo de leyenda para alcanzar una de las químicas tripartitas más solventes en el drama de los 80 ¿Otro dato curioso? Tanto padre como hijo se llevarían el Oscar, a actor y actriz de reparto respectivamente.

 

Poetry (Lee Chang-dong, 2010)

Por Uriel Salvador

Un relato construido a base de las emociones, con pequeños gestos que llevan dentro una conmovedora carga emocional. Tal y como si fuera un poema, la historia de una mujer que enfrenta el dolor con ayuda de la escritura lleva a una evaluación interna que indaga en comprender el alma y en si la vida que vivimos valió la pena, alentando la trascendencia para vencer una inevitable carrera contra el tiempo. Con la maravillosa actuación de Yoon Hee-Jeong, Lee Chang-dong refuerza sus ideas principales en una etapa que, pese a sus dificultades, está llena de ternura, emoción y sensibilidad mediante palabras que definen un mundo difícil de comprender.

 

Remember (Atom Egoyan, 2015)

Por El Fett

La venganza plasmada por Atom Egoyan, incluso en su corto tiempo de metraje, se atora repetidamente en vicisitudes ajenas a lo que propone desde un inicio contar, un relato sobre vejez, olvido y frustración que se ve manifestado en la historia de un viejo judío de 90 años y con Alzheimer, que busca al asesino de su familia durante el Holocausto. Si no fuera por la increíble actuación de Christopher Plummer, la cinta de Egoyan quedaría ahí, en el olvido que él mismo propone, sin embargo, es a través de la calidad inmensa del actor, que el relato alcanza picos de credibilidad y oscura dualidad muy loables, y que le han encontrado cierta estima en la crítica a pesar de su machucado desarrollo

 

Robot and Frank (Jake Schreier, 2012) 

Por Uriel Salvador

Quizás demasiado ligera y poco arriesgada en su ejecución, pero más que centrarse en el debate moral sobre el posible uso de la inteligencia artificial en la sociedad, Schreier presenta una historia sobre la vejez, la soledad y la memoria, consiguiendo que toque la fibra sensible con sinceridad. El carácter humano proviene de la interacción de la pareja protagonista, un robot simpático y un Frank Langella que expresa en una sola mirada una enorme cantidad de sentimientos. Un relato amable sobre ciertas cuestiones pertinentes, donde muchos preferiremos morir comiendo hamburguesas que vivir a base de coliflores al vapor.

 

Still Alice (Richard Glatzer, Wash Westmoreland, 2014) 

POR EL FETT

Still Alice (póster) - Julianne Moore

Pese a la mediocridad general de la cinta, a Julianne Moore se le otorgó el Oscar y decenas de premios por una interpretación biográfica tan creíble como devastadora donde es notable no solo su extra esfuerzo por lograr captar la terrible enfermedad (las miradas perdidas son un toque de maestría histriónica), sino también la conjunción de todos sus matices para poder proyectar el resquebrajamiento mental, físico, espiritual y laboral de su de nuevo complejo personaje. Quizá lo más interesante es que al recaer todo el peso de la cinta en su interpretación, a diferencia de muchos otros relatos sobre el Alzheimer, Moore evita  caer en la condescendencia para proveer un retrato digno y fiel sobre dicho padecimiento. Formidable.

 

Supernova (Harry Macqueen, 2020)

Por Uriel Salvador

La razón de que este drama no sea del todo satisfactorio yace en la dirección de Harry McQueen, pues no es capaz de sostener el interés de la historia por un ritmo plano y una trama con muchos puntos muertos entre cada situación. Sin embargo, es la química entre Colin Firth y Stanley Tucci lo que la salva de la mediocridad, reflejan un apoyo mutuo ante las primeras etapas del Alzheimer con gran naturalidad. El final puede ser discutible, así como la relación de la trama con el título, pero la sencillez y honestidad que emana alrededor del amor incondicional, el suicidio, el pasado y el futuro (resultado de la fotografía de Dick Pope) le dan el pase como medianamente disfrutable.

 

The Father (Florian Zeller, 2020)

Por El Fett

Una de las mejores interpretaciones masculinas de al menos los últimos 20 años, y de paso, sin duda la mejor de Hopkins solo detrás de su Lecter (¿o será mejor esta?). Hopkins acaba de dar quizá la última ráfaga de su gran talento con un personaje tan trágico como entrañable, que dentro de esta compleja narrativa es capaz de evidenciar el padecimiento del alzheimer como pocas veces se había visto en el cine: desde la perspectiva y sentir del propio enfermo. Si bien la fantástica dirección y adaptación de Zeller funciona en cada rincón de este distorsionado laberinto mental, es el carácter, carisma y destrucción de Hopkins el que nos lleva hacía un final catártico y de un impacto emocional irreparable. La última secuencia es sencilla y actoralmente CATEDRÁTICA

 

The Savages (Tamara Jenkins, 2007)

POR EL FETT

Un deleite ver compenetrados a dos de los mejores actores de su generación, y es que a través de la química entre el finado Philip Seymour Hoffman y Laura Linney, se edifica una de las más nobles y entrañables tragicomedias alrededor del duelo, los “daddy isues” y la redención familiar. Dos hermanos que deben reunirse para cuidar a su enfermo padre, con el cual no se hablan durante años, una situación más recurrente de lo que parece y de donde se desprende una armoniosa sensibilidad por parte de ambos histriones. Mientras la infravalorada Laura Linney recibía su nominación al Oscar, Philip Seymour Hoffman seguiría probando que tan solo su presencia servía para ensalzar direcciones y otras actuaciones.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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