The Shape Of Water: La forma del amor como el agua, sin forma
Con The Shape of Water, el ya consagrado director Guillermo del Toro concibe su obra más coherente y acorde al estilo que ha llevado forjando desde inicios de su carrera, el mismo distintivo que lo ha vuelto una figura controversial, con tanto fans como detractores asiduos, pero inevitable referente del cine popular de nuestros tiempos, el concepto de los “monstruos”.
Ya que en esta historia de romance, ese mismo concepto del monstruo no solamente es un recurso cosmético que adorna una historia tradicional en ‘cine fantástico’, por el contrario, el monstruo es necesario para elevar ese planteamiento convencional de “romance imposible” a sensibilidades narrativas que no habían sido retomadas en el cine occidental desde al menos la era silente.
La dirección visual es extremadamente poética en muchos sentidos; con una cámara que pareciera asimilar los movimientos de un pez en el agua, son movimientos espirales, de montajes continuos y ágiles, ascendentes y descendentes, con intercambios dinámicos de plano-contraplano y paneos casi indetectables. Que envuelven con delicadeza y elegancia una historia de amor que -si tuviera más desarrollo de la personaje protagonista-, sería genuinamente conmovedor.
Es un relato moderno de fantasía que se sitúa en escenarios industrializados y distópicos, contrastes de absoluta oscuridad con luces intensas hacia texturas azul verdoso y paisajes amarillentos. Con ventanas circulares, que tienen un rol predominante en el énfasis visual hacia la isolación de los personajes y resalta de una manera sutíl pero efectiva sus conflictos de intereses y la noción de “inquietudes reprimidas” principalmente en la protagonista y el antagónico principal, estas ventanas, impregnadas de lluvia, sirven para acentuar esa interpretación que el propio Del Toro le ha dado a su obra acerca de la otredad del ser. El agua, como el amor, no tiene forma, pero si se ve desde afuera, es capaz de distorsionar nuestra visión, nuestra perspectiva de lo que está del otro lado, cuando en realidad puede que ahí se encuentre algo muy similar a nosotros mismos.
Otra de las aparentes fijaciones de Del Toro en esta película es la de hacer una observación tangente del tiempo como referente de nuestra monotonía cotidiana, por lo que plantea como recurso secundario una deconstrucción de la cotidianeidad a partir de la constante manifestación física del tiempo, oséase los relojes, que junto a calendarios, películas viejas, y discusiones sobre “fechas límite” o “tiempos límite” son constantemente obstáculos por superar para la protagonista y el antagonista, pero a su vez sirven para hacernos reflexionar subconscientemente sobre qué hacemos con tantas irrecuperables horas y días en nuestra rutina diaria. Lo cual es una temática necesaria de abordar en las superproducciones de ésta naturaleza, que van dirigidas hacia un público que no suele cuestionarse muchas cosas, incluyendo el por qué se acostumbra a ir al cine ignorando como éste se relaciona con su prinicpal recurso expresivo, el tiempo.
Para que el romance imposible se pueda reencontrar a la mitad de la proyección de una película, para que el amor se consume en la piscina improvisada de un baño, entre otros momentos, es necesario que a esos lapsos de despliegue poético les demos nuestra total suspensión de credibilidad, en que se renuncia a toda lógica interna del espacio para simplemente causar momentos genuinos de búsqueda por la belleza, en los que se dan ligeros pero amplios saltos por el tiempo para que se sobreentienda la profundidad de las relaciones humanas, todo por elevarse sobre clichés trastocados y cursis para usarlos a su favor.
En ese sentido, y en el hecho de que haya referencias y homenajes directos a muchos clásicos del cine, muestra que The Shape of Water es también una carta de agradecimiento desde Del Toro hacia el séptimo arte en general, hacia su magia y su capacidad de soñar. La manera en la que se vuelve a una sensibilidad que se creía perdida, le da en cierta manera un toque de deconstrucción y reconstrucción hacia la sensibilidad que el cine americano tenía en la décadas de los treintas a los cincuentas, estudiando que aspectos le volvieron inverosímil y partiendo desde ahí para reanimar esa sensación de fascinación hacia lo extraño (como Tim Burton en Edward Scissorhands).
Se trata entonces, de una sensibilidad poética holística que impregna todos los aspectos de este gran filme, incluyendo una banda sonora extremadamente conmovedora (reminiscente del mejor cine italiano), con una bella melodía a la que se vuelve constantemente (igual retomando esto de la romanticización de la cotidianeidad) y que, sin saber mucho del tema, puedo afirmar que se trata de la mejor música cinematográfica del 2017.
En conclusión, mi favorita personal en lo que va de la filmografía del afamado director tapatío, destaco esos aspectos ya mencionados y otros más que de momento no recuerdo pero probablemente ya se han dicho en otras reseñas, siendo mis únicos inconvenientes personales los momentos innecesarios de “comedy relief” (aunque desde el punto de vista de producción, probablemente se trate de concesiones y clausulas necesarias para que proyectos de esta ambición y escala puedan ver la luz del día) y el hecho de que a mi ver, faltó un poco más de desarrollo de la personaje protagonista, ya que algunos aspectos de su pasado se tratan muy ambiguamente, un director’s cut de unos cuarenta minutos mas le vendría muy bien a una película como esta.
Extremadamente recomendada.
2 Comments
…” es necesario que a esos lapsos de despliegue poético les demos nuestra total suspensión de credibilidad, en que se renuncia a toda lógica interna del espacio para simplemente causar momentos genuinos de búsqueda por la belleza”
Aqui creo diste en el clavo, ya que muchos nos quejamos de la contrucción del romance y aludimos a la logica interna . Donde siendo una fantasía si debemos soltar un poco el coco y dejarnos llevar por ese cuento aunque para muchos ya nos resulte dificil (ver el cine como simples mortales)
compartó esa idea, aúnque yo soy de los que les sigue apreciendo la cinta un tanto floja en guión y algo sobrevalorada
A través de imágenes metafóricas como el agua, las ventanas redondas y el tiempo, la película provoca hábilmente reflexiones sobre nuestra visión del mundo que nos rodea y lo que nos hace sentir diferentes.