A Different Man: Verbo mata carita
“Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla”
—Confucio
La historia de A Different Man se enfoca en Edward, un actor que padece neurofibromatosis y se somete a una intervención quirúrgica radical para transformar drásticamente su aspecto.
El primer acto de A Different Man se dedica a hacer una introspección en la vida de Edward, (interpretado de manera brillante por Sebastian Stan), mostrando la marginación que enfrenta debido a su condición. En esta parte se plantea un discurso crítico sobre la superficialidad con la que regularmente nos manejamos socialmente en este tipo de tema, y donde a pesar de que ciertas personas “en teoría” son inclusivas debido a su condición, no es más que una condescendencia disfrazada de amabilidad forzada. En el fondo, pueden tolerarlo, sin embargo, sus propios prejuicios estéticos les impiden aceptarlo por completo. La cinta, a modo de comedia, se burla de estos intentos de “inclusión”, dando un sentido lógico donde la integración de ciertas minorías se convierte en un simple acto para “quedar bien” y evitar ser señalados por conductas segregacionistas. Estas actitudes solo son una fachada, porque en el fondo la animadversión sigue existiendo.
Este comportamiento se ve reflejado en casi todos los que rodean a Edward, como Ingrid (Renate Reinsve), su interés romántico, quien actúa de manera transigente, pero no deja de sentir cierta repulsión hacia él (especialmente cuando este le regala una máquina de escribir que ella nunca usa). El sentimiento de culpa por haberlo tratado con cierta indiferencia la lleva a escribir una obra desde “su perspectiva”, distorsionando la realidad de los hechos desde la autoindulgencia. Esto es un reflejo de cómo, a menudo, se construyen perspectivas sobre las minorías sin comprender verdaderamente su situación, creando un retrato superficial.
Es en esta introducción donde de A Different Man muestra que quizás el verdadero “monstruo” no es Edward, sino las personas que lo tratan de esta forma repelente, siendo ellas quienes condicionan su marginación, impiden que consiga un buen trabajo y lo obligan a vivir en un edificio en condiciones cuestionables. Todo esto cambia en el momento en que se realiza la intervención.
ALERTA DE SPOILERS
Después de la cirugía, la vida de Edward cambia, pero es hasta que conocemos a Oswald (Adam Pearson) —quien padece la misma enfermedad que el protagonista— que de A Different Man da un giro de 180° para convertirse en una reflexión sobre la identidad, la autenticidad y el valor interno de una persona. Este personaje funciona como un contrapeso al de Stan, siendo su opuesto: alguien alegre, cómico, elocuente, cuya condición ha sido una fortaleza en lugar de una debilidad. En contraste, Edward, quien incluso parece haber perdido, a raíz del tratamiento la única cosa que lo hacía distinguible se convierte en un individuo aburrido y gris, pues nunca trabajó en su interior, limitándose a lamentarse por su marginación.
En ese aspecto, el discurso de A Different Man no se limita a una sola línea, sino que se diversifica, mostrando diferentes perspectivas y dándole un aspecto más humano a un relato que tiene toques fantásticos. Si bien muestra las consecuencias de la marginación por la apariencia física, también el resultado de quien ha logrado superar esas barreras trabajando en sí mismo, evitando discursos de victimización o glorificación al enriquecer el relato a través del comparativo.
Cabe añadir que todo esto se aborda con humor negro, con tintes bizarros y metaficcionales que van desde lo cínico hasta lo irónico, una manera ingeniosa de librar a la cinta de ser un drama intenso y lacrimógeno.
Aunque A Different Man a nivel visual es sencilla, hay algunos toques interesantes en la fotografía y el ritmo que van acorde con la personalidad de sus protagonistas. La primera parte es completamente desde la óptica de Edward: solemne, gris y hasta oscura; mientras que la segunda parte es más dinámica y radiante, vista completamente bajo la perspectiva de Oswald.
Las actuaciones son de lo más destacado en de A Different Man, consolidando a Sebastian Stan como quizá el mejor actor del año con un papel casi psicótico, y también a Adam Pearson con una actuación natural y encantadora que prácticamente eleva la cinta. ¿Estamos hablando de una de las mejores parejas histriónicas del año? Creo que sí.
Guion: 3.1
Dirección: 2.9
Actuaciones: 2.0
Extras: 0.5
Calificación: 8.5
A Different Man es uno de los guiones más ingeniosos del año que, junto a The Substance, refleja la preocupación generacional por la excesiva importancia que se le ha dado a la belleza física y cómo esta ha sido una causa de marginación en todos los estratos de la sociedad, utilizando la fantasía como medio para expresar esta inquietud. Aunque estamos ante una de las generaciones que más se guía por las apariencias (Instagram y TikTok), quizá haya una corriente de pensamiento que poco a poco se da cuenta de que alcanzar ciertos estándares es prácticamente imposible y que no hay nada mejor que sentirse bien consigo mismo.
En pocas palabras, A Different Man nos recuerda que, aunque vivamos en una sociedad superficial, el “verbo” siempre matará a la “carita”.
PD: de A Different Man me recordó aquel episodio de South Park, “The List”, en el que las chicas de la escuela hacen una lista del más guapo al más feo, y Kyle, al quedar en último lugar, se siente tan inseguro que quiere quemar la escuela. En este capítulo aparece Abraham Lincoln —considerado uno de los presidentes más feos de Estados Unidos— como una guía espiritual para Kyle. Inevitablemente, A Different Man muestra una estatua de Lincoln en una escena y también hace referencia a The Book of Mormon (musical escrito por los creadores de South Park). Quizá la idea de esta película nació de aquel episodio.