Alien: De la Peor a la Mejor Película
Nada en la SF ni en el cine sería igual sin aquella escalofriante premisa “En el espacio nadie te oye gritar”. En aquel lejano 1979 un todavía lúcido Ridley Scott se proclamaba como uno de los grandes del género al presentar a la audiencia las más grande oda de la ciencia ficción a la claustrofobia, al suspenso y al verdadero terror, una joya del cine que en los países latinos (y muchos europeos) sufrió de una traducción digna e igual de espeluznante, al dejarnos saber que dentro de aquella nave Nostromo existía un “Octavo Pasajero”, pero ¿Cuál es su origen? ¿De dónde vino? ¿el hombre fue el culpable de su nacimiento? Todas estas interrogantes poco a poco se han resuelto con las fallidas precuelas, las cuestionables secuelas, y en este 2024 con la llegada de Alien: Romulus.
Ante toda incertidumbre de la franquicia, y al igual que el xenomorfo, Alien no solo permanece como un concepto de culto, sino también como la concepción y preservación de una de las especies mas terroríficas y complejas que ha visto su origen en el cine. Demos un paseo por sus inclusiones, desde su peor hasta su mejor pieza (por favor, no pregunten por los asquerosos spin off con Predator, que deberían ser borradas de la existencia)
Alien: Covenant (Ridley Scott, 2017)
Fuero demasiados factores narrativos por los que esta mierda casi termina por extinguir a la franquicia. Estamos ante la antonomasia de los huecos argumentales con una historia tan efímera y sin sentido que incluso en variados pasajes exhibe la estupidez humana a grados increíbles e inimaginables ¿Lo peor? Que en su prisa por arreglar el fiasco anterior (increíblemente hasta Prometheus terminó por ser mejor), Scott se obvia como un director torpe al ni siquiera respetar los estatutos narrativos de su creación, alejándose de cualquier lógica interna y forzando un final reciclado que solo nos hace recordar con nostalgia el soberbio producto original (y cuestionarnos al mismo tiempo si en realidad Alien 3 o Alien: Resurrection fueron tan malas)
Prometehus (Ridley Scott, 2012)
Una cinta sin pies ni cabeza, un truco mercantil que prometió darnos las respuestas de un origen que nunca aparece y que solo queda como un narrativo prólogo demasiado largo, confuso e ilógico, resaltando negativamente a uno de los peores guiones que ha visto el género, lleno de huecos argumentales. Tras este fiasco no solo la existencia y respeto del organismo quedó en duda, sino también la ridiculización de todos sus personajes o víctimas, salvo el androide David, en esta ocasión el eje principal de la trama y que en su estructuración no humana lleva la ventaja de una historia sin emoción, suspenso o terror, quedando las migajas en el morbo, efectos y una estética grotesca que también deja mucho que desear.
Alien: Resurrection (Jean-Pierre Jeunet, 1997)
Un film más de acción y gore al servicio del morbo y elementos dentro de su relato que parecen metidos con calzador y que logran sentirse ajenos a la trama y mitología original. Sin embargo, el trabajo de Jeunet tiene una fortaleza con la que Fincher no contó, y es que el francés nunca se toma en serio absolutamente nada, por lo cual defecó una cinta meramente entretenida y llena de efectos que logra algunos destellos en su persecución gracias al carisma de algunos miembros de su tripulación. Aun cuando la trama es sumamente ridícula, existe un desgraciado confort gracias a un ritmo muy habilidoso. Sería mejor que Alien 3, pero lo que le hicieron a Ripley y ese horrible final no tienen perdón
Alien 3 (David Fincher, 1992)
El primer tropiezo de la saga contiene todas las buenas intenciones del aún joven director, pero desgraciadamente no logra trascender en ningún aspecto, inclusive haciéndola tan odiada como olvidable. El personaje de Ripley reduce su intensidad guerrera, llegando a contradecir todo el tratamiento previo, por lo que el guion y el mismo Fincher solo intentan simular el suspenso y terror de la primera parte enfocando todo el esfuerzo argumental nuevamente hacia la criatura, pero sin ningún éxito; así como estos errores, también es de obviar el poco oficio del realizador al denotar toda su inexperiencia en la dirección de actores, dando a la saga los peores desempeños y relegando a los personajes secundarios a simples elementos sin ninguna trascendencia
Alien: Romulus (Fede Álvarez, 2024)
Consciente de que no puede equiparar el factor sorpresa de las dos primeras joyas, Fede decide crear su propia suerte con tres trucos muy obvios: justificar las acciones de sus protagonistas en su inexperiencia adolescente, dotar de protagonismo a los androides, y finalmente ejercer por medio de efectos más prácticos un equilibrio entre la nostalgia y nuevos elementos que profundizan en el ciclo reproductivo del xenomorfo y la orden original dada al Nostromo en 1979. Un as bajo la manga más es ese final, que aunque cuestionable, es mucho mejor que en Resurrection (parecido) y termina por poder explicar en 3 minutos lo que Prometheus y Covenant no pudieron en cinco horas.
Aliens (James Cameron, 1986)
Varias virtudes por enumerar. La primera de ellas es su funcionalidad como cinta bélica; la segunda es su uso como acción, con un ritmo trepidante que encaja perfectamente en el tercer don: suspenso y horror que respetan y evolucionan los estatutos de este mito. A partir esta comunión claustrofóbica parece solo causalidad la edificación de la mayor heroína de acción, pero más importante, su posicionamiento como una de las cintas más fructíferas e interesantes en cuanto la proyección del rol maternal y matriarcal refiere (de las dos partes, alien y humana), incluso siendo un precedente para el feminismo en tiempos mucho más honestos que artificiales. Para muchos la mejor de la saga, el equilibrio que logra James Cameron es imprescindible.
Alien (Ridley Scott, 1979)
“En el espacio nadie te escucha gritar”, línea que enmarcaría solemnemente la comunión entre la SF y el terror. La clave de su grandeza fue la experimentación dentro de algunos métodos directivos revolucionarios por parte de Scott. La improvisación de diálogos y sucesos hicieron al set del Nostromo la atmósfera perfecta para la aparición de su criatura. Dicha naturalidad convierte a los géneros en perfectos simbiontes, que se aceptan y reflejan el uno al otro sin otras tangentes narrativas más que una pizca de thriller necesaria para agregar a la masacre un giro de tuerca estremecedor. Alien es una empática y terrorífica experiencia cuantas veces se le mire y para s servidor la segunda obra más importante de la SF, solo por detrás de su principal influencia: 2001