American Fiction: La normalización del racismo

En un año donde la ganadora de Cannes, la de Venecia y la de Toronto coexisten dentro de las nominadas a mejor película para el Oscar, esta última no solo no desmerece ante ninguna de las contrincantes, sino que también las supera y de paso se burla de algunas haciendo una analogía que, desde su contexto de autocrítica racial, pone el dedo en la yaga en cuanto a la apreciación crítica se refiere ¿Past Lives hubiera sido nominada y vituperada si hubiera estado dirigida y actuada por actores 100% blancos? ¿Barbie y Poor Things están ahí solo por una tendencia? ¿Maestro por qué está ahí?

Pero los cuestionamientos más honestos (y también más irónicos) pertenecen a la mera existencia de “American Fiction”, y es que es tan culpable como tan aceptable que te guste, que te rías, que la desapruebes, que la premies, que la ignores y/o analices, pues de todo rincón de su narración el relato te tiene acorralado, por lo que no queda más que carcajearte de aquella situación real bajo la justificación de ser “ficticia”.

American Fiction es la ópera prima de Codd Jefferson, que a manera de guion ya había tocado una sutil pero efectiva crítica racial cuando escribiera los nueve episodios de la excelente serie de “Watchmen”. Aquí, con su también libreto y producción, nos cuenta la historia de un escritor afroamericano que intenta alejarse de los estereotipos raciales para su nueva obra, sin embargo, ante el fracaso de esta y el éxito de una novela repleta de ellos, decide escribir otro libro bajo un pseudónimo, pero en esta ocasión en tono de sátira e incluyendo todos los lugares, vocablos y situaciones de los barrios “negros”, el crimen y su sociedad. Para su sorpresa, todo el mundo enloquece por ella, llamándola “la mejor novela afroamericana de los últimos tiempos”.

La auto victimización será el concepto rector de todo el relato. Por una parte, “Monk” (interpretado de manera brillante por Jeffrey Wight) maneja una coherencia en su discurso en contra de esta, la cual según su ideología es la causa de la normalización del racismo no solo por parte del blanco, sino también del negro, sin embargo, esta resistencia a la sociedad hace que también se construya una pared emocional hacía con sus relaciones familiares e interpersonales, llegando ambas a un punto de inflexión en su vida a través de la muerte, el pre duelo, la reconexión con su hermano y la llegada de un nuevo romance. Todos estos factores deberán convivir en un estado de accidental éxito, causando en Monk no solo una exploración intrapersonal, sino también la aceptación de su entorno.

La profundidad psicológica que aborda su dirección y guion se aleja de toda superficialidad. Irónico, pues la “ficción” abordada en su título y en la obra de Monk son un reflejo no solo de la realidad social, sino de su crisis existencial reflejada en esa resistencia a abrir sus sentimientos, la depresión adulta y por supuesto el cierto bloqueo de “autor”.

Jefferson por supuesto sabe que, para contar la historia de este escritor, no hay otra manera que con la del humor “negro”. La comedia se vuelve un elemento tan natural como necesario para la progresión de la tragedia de “Monk” y su posterior redención a través de un éxito que reniega, pero que a la postre tendrá que abrazar debido a las presiones de dicha normalización socio racial. Así mismo, el director no solo aborda dicha crítica hacía la auto estereotipación de cada raza, sino que también ataca el medio literario, la media y el propio cine, convirtiendo a su obra en una especie de “metaficción” originada en el sentir de su propio autor – protagonista.

Lo hecho por Wright es digno de nominación y premios. Su postura ideológica y cinismo hace una mancuerna perfecta con su perfil y registro actoral, regalando a “Monk” una personalidad tan empática como odiosa, reflejo de cada una de las culpas “sociales” que la audiencia pudiera haber sentido y/o pasado en algún momento dentro de esta etapa de la incorrección. Hay que destacar también el papel y personaje de Sterling K. Brown, reflejo de una satanización de las propias “minorías” hacía otras “minorías”, y que vuelven mucho más entrañable y profunda la herida y la redención de este grupo familiar.

Mención aparte la aparición fugaz, pero importante para el contexto del film, de un actor como John Ortiz, quien tiene solo uno de los grandes diálogos de la película, manifestado en una analogía con whiskeys que dejará pensando y surtirá efectos incluso educativos y de debate en torno a la labor artística.

Con cada diálogo y personaje encajando a la perfección y nutriendo el desarrollo, caída y renacer de “Monk”, American Fiction se convertirá en un clásico inmediato de la comedia americana. Su sátira es arriesgada e inclemente, pero también sutil y hasta didáctica, y en donde Jefferson crea una rica dualidad en el pensamiento universal en torno a la culpa o la aceptación por los estereotipos no solo raciales, sino de toda índole.

La búsqueda de Monk es tan cierta como inútil, pues para eliminar las barreras sociales del neo progresismo, la incorrección y hasta incluso el racismo, primero debemos de perder el miedo a decir la palabra “negro”, tal y como hace centenares de años lo perdimos al decir “blanco”. Por desgracia, la última escena del film es tan hermosa como realista, y es que el objetivo de aquel escritor es tan solo una “ficción americana”.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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