Ant-Man and the Wasp – Quantumania: La Hormiga Atómica conoce a Rick y Morty

Después de una desastrosa fase 4 donde el villano principal fue la pandemia del 2020, el COVID nos impuso una merecida pausa para cuestionarnos: “Después de End Game ¿era necesario que vengan más fases del UCM? Y es que después de salir de ver Quantumania, queda claro que este tipo de películas están manufacturadas por un grupo de personas trajeadas que solo ven por sus propios intereses, donde ya no solo les importa un carajo el entretener o divertir a su audiencia, sino que se nos ve como una cifra más dentro de su excel, solo para justificar la siguiente treintena de proyectos que se conectan entre sí.  La fórmula ya ha sido utilizada de una y mil formas y todo apunta a que se seguirá extendiendo hasta el fin de los tiempos.

Quantumania, en su necesidad de conectar todo con absolutamente todo, de presentar personajes que se verán en otros productos, de mencionar la palabra “multiverso” cada cinco minutos para que la audiencia entienda de qué va esta nueva fase, se termina por modificar y dar un giro a los personajes que son completamente innecesarios y sin mayor justificación. Si hacemos un viaje al pasado y recordamos “Ant-Man” y “Ant-Man and the Wasp”, era la historia de un ladrón y sus amigos, que por casualidad se topaba con la tecnología de Hank Pym, que muy reacio a compartir sus avances tecnológicos, llevaba su empresa casi a la quiebra para que cayera en manos peligrosas. Las dos películas anteriores eran heist movies (películas de atracos), un poco divertidas, con algunos chistes buenos y que construían algo fresco (aunque muy poco) dentro de todo el entramado del UCM.

En Quantumania se utiliza a Ant-man para presentar al villano a vencer de esta fase, (aunque esto ya se había visto en la serie de Loki y Dr. Strange de Raimi), quitándole lo poco interesante que tenía como un “underdog”, y metiéndolo de lleno en un escenario cuántico donde nada ni nadie tiene sentido. Lo que bien había funcionado en las dos anteriores (ese equipo de amigos ladrones donde el personaje de Michael Peña se robaba el foco en cada una de sus intervenciones), en Quantumania no existe.

Si la película solo se tratara de como una familia trata de sobrevivir en un mundo desconocido lleno de seres extraños (por no decir alienígenas, que no lo son porque estamos dentro del reino cuántico), con un villano tirano, quizá hubiera podido salir algo bueno, sin embargo, la falta de narrativa y el uso de efectos mal ejecutados hacen por mostrar una película plana y sin la menor intención de tener un segundo visionado de la misma.

Ant-Man and the Wasp: Quantumania nos sitúa en el presente, después del famoso blip de Thanos con un Scott Lang (Paul Rudd) viviendo como influencer, siendo un “Vengador” con un libro escrito con sus memorias y de cómo “salvó al mundo”, mientras trata de pasar tiempo con su hija Cassie (Kathryn Newton), que ha sido bien recibida en la familia y casi apadrina por Hank Pym (Michael Douglas). Como lo importante es regresar al mundo cuántico, los guionistas se sacan los ya típicos términos ultra científicos que terminan por importar poco, y por la errática e incomprensible forma de actuar de Janet van Dyne (Michelle Pfeiffer), es que por accidente toda la familia queda varada en el mundo cuántico, mundo que en anteriores películas se nos había dicho que estaba solo y que ahora por conveniencia del guion resulta que está habitado por millones de seres de diferentes tipos y razas.

Una vez dentro del reino cuántico, una parte del foco de la película se centra en el personaje de Michelle Pfeiffer, donde se nos explica el porqué de su temor de entrar de nuevo. Después de casi 50 minutos de película, por fin vemos cara a cara a “Kang el conquistador”, y como fue que quedó varado en el reino cuántico, un Jonathan Majors que hace lo que puede con un guion y unos diálogos que dan risa, para aun así logra quedar como un buen villano y al menos hacer que quieras saber más de el.

Si algo hay que rescatar, es el diseño de personajes, como un tipo con cabeza de brócoli, edificios que se mueven, criaturas que vuelan, y sobre todo un pequeño ser gelatinoso que si bebes un poco de su cuerpo te hace comprender el lenguaje que estos seres hablan; tal vez en bocetos y maquetas conceptuales el reino cuántico luce atractivo y hasta innovador, sin embargo, el uso en exceso de la pantalla verde hace que todos los fondos, por muy coloridos que estos sean, luzcan totalmente planos. Una desgracia el cómo Marvel trata a todas las empresas de efectos especiales con trabajos forzados y sobrehumanos, pidiéndoles mucho trabajo en tan poco tiempo en aras de cumplir con un calendario de estrenos, y es que no es nuevo que el nivel de producción visual de los productos de Marvel deje mucho a desear (como olvidar a She Hulk y la batalla final en Black Widow), tirando resultados tan mediocres que incluso nos hacen recordar esa infame película de Robert Rodríguez “The Adventures of Sharkboy and Lavagirl” ¡del 2005!

Como apunte final ¿recuerdan que la película en su título lleva el nombre de “the Wasp”? Pues parece que a los guionistas se les olvidó por completo que Evangeline Lilly es una de las protagonistas. No se si le habrán quitado peso por su posicionamiento antivacunas, o por qué simplemente lo importante en Quantumania es la presentación de Kang, pero la avispa prácticamente está ahí para hacer nada.

En conclusión, Quantumania parece una plasta malhecha y plagada de referencias y escenas de Star Wars, como si se tratara de un mal capítulo de Rick y Morty. . ¡Vaya! hasta un mal capítulo de Rick y Morty tiene más sentido, mejor desarrollo de personajes, chingos de chistes buenos, escenas de acción mejor logradas, y sobre todo un mejor uso al multiverso.

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Acerca del autor

Ivan0     boxd.it/qEKB.

Cinefilo y seriefilo (si es que esa palabra existe) de corazón, realizador frustrado pero la opinión escrita es lo que se me da mejor. Amante de los musicales por muy malos que estos sean cof cof “Cats”, Soy millennial y no tengo problema alguno con eso; y llorar en el cine es la mejor terapia que uno pueda pagar.


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