Babygirl: 50 Sombras de una supuesta CEO.

Hace unos días decíamos que A24 últimamente ha tenido estrenos más orientados a ser mediáticos y no tanto a ser propositivos, y sólo para probar nuestro punto, la productora decidió lanzar ‘Babygirl’, que brilla por ser una gran vende humo. Acá les contamos por qué.

Halina Reijn, directora neerlandesa, demostró con ‘Bodies Bodies Bodies’ que tiene ideas frescas de historias tradicionales, desafortunadamente la de ‘Babygirl’ no tiene ese toque interesante. Nos presenta la historia de una altísima directora de una tecnológica estadounidense, háganse de cuenta Amazon, pero más tecnológica. Un día, un nuevo becario en la empresa levanta las más bajas pasiones de esta ejecutiva y el resto es… una telenovela aburrida y CERO erótica. Si usted esperaba verle las chichis a Nicole Kidman, ya le adelantamos que AQUÍ no será. Ni hablar de los ‘atributos’ del ascendente Harris DICKinson.

El principal problema en la escritura de ‘Babygirl’ es que quiere venderse como muy transgresora y arriesgada acerca de la liberación y empoderamiento femenino a partir del enfoque de ‘y si fuera al revés!?’ del típico relato de abuso de poder en las relaciones corporativas, pero le tiene mucho miedo a la corrección política y la cancelación en temas como el consentimiento que se ve en la necesidad de meterlas de una forma panfletaria y literal, hace que parezcan diálogos de ‘La rosa de Guadalupe’. Es verdad que hay algunos atisbos interesantes en cuanto al tema, como el planteamiento de cómo las mujeres tienen que ‘dejar’ la vida familiar para ser exitosas profesionalmente, o cómo aún en posiciones de alto poder corporativo suelen ser intimidadas por colegas, sin embargo, en ningún momento es contundente, como sí lo era por ejemplo ‘Promising young woman’.

Así, aunque en la trama están sucediendo cosas importantes, nunca tienes la tensión latente de un thriller. Por ejemplo, las escenas donde el personaje de Nicole Kidman saca a flote sus deseos sexuales reprimidos, están extremadamente cuidadas para que no se vea ni un ápice de sus partes íntimas, que terminan siendo escenas más románticas que otra cosa. No es que eso esté mal, pero entonces no te vendas como un ‘sexy’ thriller erótico, sino como un drama almodovariano. Y eso que el inicio de Babygirl es potente, el primer minuto nos mete de lleno al tono que debería llevar la película, donde vemos a Kidman recurriendo a ver porno para poder lograr un orgasmo justo después de fingirlo con su esposo. Tristemente enseguida de eso, la película se cae.

Hablando de Kidman, nos atrevemos a decir que sólo ganó la Copa Volpi por tener la boca así ?todo el tiempo por tanto filler. Vale que defiende el papel como puede, pero desafortunadamente no tiene ninguna química con Antonio Banderas, el amado esposo con el que lleva años y tiene 2 hijas, insoportables por cierto. Así, las escenas de arrepentimiento y sufrimiento de ambos terminan pareciendo falsas y forzadas. Dickinson está en un sólo tono, volviendo al personaje aburrido y plano, sin realmente entender su psique. Esto último pasa casi en todos los personajes de Babygirl, no ahonda más o no explica el porqué de sus actitudes y personalidades.

El personaje de su asistente, interpretado por Sophie Wild, probablemente sea el más sólido e interesante, con decisiones que no parecen las más predecibles y que le agregan cierta tensión a la historia. Desafortunadamente, al no tener el tono correcto, igualmente se siente que no pasa nada.

Babygirl toma grandes clásicos del género como ‘The piano teacher’, ‘Secretary’ y hasta todas las de Paul Verhoeven para vomitar en ellos y no ser más que una simple ‘50 Sombras de Grey’, con unas actuaciones falsas y una narrativa aburridísima. Si tan sólo no existiera la infravalorada ‘Last summer’, tal vez le daríamos el beneficio de la duda, pero no es así.

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Acerca del autor

Leo Idair    

MOCATRIZ (Modelo, Cantante y Actriz) en Instagram pero humanista en la vida real. Creo en las utopías pero sin dejar la realidad fuera. Dame una buena telenovela y estoy a bordo. Mi mamá me hizo cinéfago desde chiquito.


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