Barbie: Un mundo de plástico no tan fantástico
Barbie es una figura indiscutiblemente emblemática que ha sido parte de varias generaciones desde su creación en 1959, un icono de la cultura pop que ha tenido sus altas y bajas, pero que se ha sabido mantener de una forma u otra dentro del gusto de la gente. Esta popularidad sin duda ha regresado desde el anuncio de su live-action, el cual cuenta con 2 actores muy queridos en la actualidad (Margot Robbie y Ryan Gosling) y cuya campaña de mercadotecnia ha generado un gran revuelo este verano, convirtiéndola en uno de los estrenos más esperados de los últimos años.
Dirigida por Greta Gerwig, Barbie nos cuenta la maravillosa vida de la muñeca en su querido Barbieland, esto hasta que sufre una crisis que la lleva a cuestionar su existencia y la obliga a viajar al mundo real en busca de la verdadera felicidad.
La película comienza de forma muy enérgica y cautivadora mostrándonos el fabuloso mundo de Barbie, en donde todo claramente es tan rosa y absurdo como lo podemos imaginar. Cada día es el mejor día de Barbie, pues al ser un juguete vive una vida de ensueño en la que todo gira a su alrededor y nada puede arruinar la absoluta felicidad que Margot Robbie se encarga de proyectar estupendamente. Esta primicia funciona de manera ideal para crear todo tipo de bromas alrededor de dicha vida perfecta y artificial, oportunidad que Gerwig no desperdicia y nos ofrece una introducción bastante divertida que va aunada a un fantástico diseño de producción.
Esta dirección transiciona un poco cuando la muñeca pasa al mundo real, en el que el humor toma otra dirección pues Barbie es la pieza perfecta para crear una sátira a la sociedad actual, tomando para ello elementos que resonarán sobretodo con la generación millennial (a la cual está dirigida la cinta) y que son especialmente efectivos al ser mezclados con componentes de la cultura pop, logrando una empatización que muy posiblemente termine en algunas carcajadas.
Barbie se mofa de todo, y el problema comienza cuando estas bromas ya no se sienten como novedad y se vuelven monotónas y repetitivas, al mismo tiempo que los huecos narrativos comienzan a ser más y más evidentes. Entonces todo se vuelve redundante y confuso al mismo tiempo, las secuencias parecen ya no tener coherencia con la narrativa sino únicamente tienen la finalidad de provocar unas cuantas risas mientras utiliza su desalmado y poco pegajoso soundtrack de fondo para intentar amenizar el asunto.
El filme pierde dirección y hacia su tercera parte esta ya parece inexistente, pues la historia claramente quiere transmitir un mensaje a la audiencia pero no logra decidir el cómo ni el por qué.
Es claro que Barbie busca promover un discurso que comienza siendo feminista, pero que pierde su forma y su convicción con cada contradicción de la que somos testigos conforme la tercera parte de la película se va desenvolviendo. Esta falta de convencimiento se debe también a un tono dramático que no convence, que no está bien estructurado (por no decir pobremente escrito) y que no se decide por mostrar una conclusión definitiva sino que salta de un momento muy melodrámatico a otro sin dar respiro suficiente y dejando con una sensación de desasosiego en el espectador.
Y siendo Barbie el escenario ideal para entablar este tipo de problemáticas feministas, se convierte en un gran desperdicio el que no se haya aprovechado esta ejecución para dar un mensaje contundente que pueda ser aprovechado tanto para los más pequeños hasta los más grandes, pues es obvio que el filme está dirigido únicamente a un público adulto.
Barbie es sin lugar a dudas divertida y visualmente magnífica, sobretodo cuando se centra en Barbieland, pero al mismo tiempo es un gran fallo en narrativa y en cuanto a causar un impacto se refiere, algo que claramente busca la película y que representa una gran desilusión al no estar a la altura de toda la expectativa que se ha generado alrededor de ella. De todas las cosas que Barbie pudo ser, decidió ser una decepcionante película.
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decepcionante y aburridisima….