Cachorros Espaciales… O lo peor que le ha pasado a los perros desde el chocolate.

El cine debe verse en el cine, esto es un hecho y es una máxima que, a nivel personal, estaré siempre dispuesto a defender. Dicho lo anterior, hay productos que no tienen los méritos suficientes como para estrenarse en la pantalla grande. “Cachorros Espaciales” es uno de ellos. Un sub-producto que pareciera más diseñado para ser mostrado en televisión, y ni siquiera en canales premium, sino en la programación de Hallmark Channel o en la matiné de Disney Junior.

Dos niños y sus padres van de vacaciones de verano a una casa en los suburbios, en donde rodeados del bosque y una población pequeña, la mamá podrá trabajar y escribir sobre el cosmos. Por otro lado, una nave alienígena es golpeada por un cinturón de asteroides, por lo que son forzados a aterrizar de emergencia en la Tierra. Al llegar, sus tres tripulantes deberán cambiar su forma para no ser atacados por los humanos, eligiendo convertirse en perros, los mejores amigos del hombre. Ya en la Tierra, deberán encontrar las partes perdidas de su aeronave, para poder repararla y volver a su planeta, labor que no será fácil, ya que se enfrentarán a un entusiasta de los OVNIS que pretende revelar su existencia y al mismísimo FBI.

Lo que suena como una trama si acaso entretenida, que pretende introducir a los niños preescolares a la ciencia ficción, resulta en una pobre ejecución en todos los sentidos. Obviando el tema de que todo el casting pareciera graduado de la misma escuela de actuación que Tommy Wiseau o varios actores de telenovelas latinoamericanas, debemos hacer una mención horrorífica para Myron Donley, cuya interpretación como el “villano” de la trama es en verdad patética. El carisma de Riley Madison Fuller es lo más rescatable en este desastre dirigido por Jason Murphy.

¿Esperábamos algo de ella? La realidad es que no, desde la premisa y el póster uno sabe a qué se va a enfrentar, máximo considerando la filmografía de su director, pero lo que se recibe es incluso menor a lo esperado, debido a que la ejecución técnica es tristemente deprimente, mencionando un débil desarrollo de personajes (que además resultan más ingenuos y creídos que el ser humano promedio), pero sobre todo, unos efectos visuales tan mal ejecutados que incluso películas de los ochentas o setentas hechas para televisión pueden resultar mejores en comparación.

Lo único que como adulto puede uno agradecer, es que las audiencias menores de 6 años estarán quietas por momentos, y quizás, quizás, las referencias a películas como “Man in Black” y “E.T. el Extra-Terrestre”. Bajo advertencia, no hay engaño, aunque si usted se ve obligado a ir a verla para mantener en calma a sus hijos, encontrará en ella una buena opción (busque salas con sillones cómodos en los que pueda descansar a gusto mientras sus vástagos se entretienen).

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Acerca del autor

Jose Roberto Ortega    

El cine es mi adicción y las películas clásicas mi droga dura. Firme creyente de que (citando a Nadine Labaki) el cine no sólo debe hacer a la gente soñar, sino cambiar las cosas y hacer a la gente pensar mientras sueña.


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