Cannes 2024: El adiós a Francis Ford Coppola
La tercera jornada de Cannes no se esconde nada, y aprovechando el impulso mediático que “Furiosa” le dio ayer, decidió desenlatar rápidamente la nueva y última gran producción de Francis Ford Coppola, lanzando al Maestro a la fauces de la crítica y la audiencia. Pero primer revisemos lo que nos dijo un pajarito sobre Andrea Arnold.
La célebre cineasta británica regresa tras 8 años de ausencia, confirmando no solo el favoritismo del comité seleccionador al de nuevo poner una de sus obras a competir por la Palma de Oro (ha ganado ya tres premios del Jurado en sus tres participaciones previas), sino también el de la crítica y la audiencia al calificar a su nuevo retrato marginal como un producto de índole más comercial, pero que de manera astuta logra traspasar su crudo dramatismo con toques surreales hacía el dominio de un público más generalizado. La historia de un joven de 12 años que tendrá que luchar contra los peligros de la pobreza y el desinterés de su padre, hace partícipe al público de la miseria humana que se vive a lo largo de su metraje, conectando de manera inmediata con su ente inocente y errante que busca la oportunidad a vivir la aventura de la llamada juventud.
Las actuaciones de Barry Keoghan y de Frank Rogowski sin duda serán otro aliciente para su próxima y segura distribución internacional.
Y el momento por fin había llegado. Uno de los pocos ganadores de dos Palmas de Oro, Francis Ford Coppola, regresa al cine tras 13 años de ausencia y tras 40 años de obsesión por filmar un guion que ahora se ha materializado en la que según se informa, será su última cinta y despedida de las cámaras: Megalopolis
Un corte de 138 minutos que quizá haya llegado tarde para una generación que está acostumbrada a deglutir todo masticado, como bebés con su papilla, y que son tan necios como perezosos para masticar y reflexionar sobre lo hecho por Coppola, una “MEGALOPOLIS” tan repleta de exacerbaciones como la sátira utópica que se cuenta, pero que en lugar de resultar un completo absurdo, manifiesta todas las preocupaciones, pecados y coralidad que el director ha llevado a cabo durante toda su carrera directiva, pero que más allá de ser tan solo una producción, es la propia vivencia y redención de un artista que critica al arte y así mismo.
Megalopolis está repleta de personajes, historias, tangentes y tramas que ciertamente es complicada de seguir, pero que a pesar de sus pecados, se encuentra en armonía con su propio título y manufactura, en un futuro no tan distópico (ni futurista) donde dos fuerzas políticas luchan por el poder por medio del estatus quo o el progresismo social. Lo que si es un hecho es que además de dividir completamente la crítica y a la audiencia, nadie se ha quejado del desfile de actores en pantalla, que parece que con su energía han rendido homenaje al más pasional que correcto último ejercicio de Coppola.
Mañana se presenta Yorgos Lanthimos y Paul Schrader en competencia.