Champán, caviar, terciopelo y belleza… ¡Queridos, saquen sus monóculos que ya inició el 67° Festival de Cannes!
Mis adoradas y bellas damiselas, mis queridos y distinguidos caballeros, tengo el inmenso placer de inaugurar el día de hoy, este pequeño encuentro en donde hasta el 25 de mayo y en compañía del mordaz y feroz caza recompensas, mi queridísimo colega El Fett, traeremos a usted, lo último de lo último de ese pequeño universo con sabor a delicatesen que pocas veces se puede probar, la crème de la crème en materia de cine, el 67° Festival de Cannes al más puro estilo de sus fieles servidores en Cinescopia.
Con el gusto de llevarle a usted las últimas novedades de lo que sucede en aquellos lares, iniciamos el día de hoy con lo más relevante de la inauguración que tuvo lugar el día de ayer (recuerde usted que estamos desfasados por alrededor de 7 horas) en esa idílica ciudad gala en donde la “princesa” Nicole Kidman y su director Oliver Dahan, dieron la nota al arrancar poco menos que silencios y uno que otro silbido en el estreno de Grace de Monaco. La rubia desabrida, luego de la proyección, defendió su trabajo y se sintió sorprendida ante la inconformidad del respetable, ya que, en sus propias palabras -“la película no tiene malas intenciones hacia la familia… simplemente es novelada pero como en todo trabajo de este tipo, hay muchas licencias artísticas”- comentó la güera intentando ser agradable y agradeciendo los flashazos de la prensa internacional.
Por su parte, el director francés que se llenó de gloria con La vida en rosa, basada en la gran Edith Piaf, declaró a otros medios que la reacción de los reales hacia su cinta le parece “un poco desproporcionada” ya que al parecer, los Grimaldi fueron recibiendo varias versiones del guión y sugiriendo modificaciones sobre la marcha…
Todavía no se tiene fecha de estreno en las pantallas de los Estados Unidos (mucho menos de nuestro país) pero habrá que esperar, por lo pronto, aquí el veredicto ya se ha dado.
En cuanto a la ceremonia de apertura, figúrese usted, qué le puedo contar, un exquisito y grácil Lambert Wilson hizo de perfecto maestro de ceremonia y con un toque de elegante nostalgia, recordó a los grandes directores que dieron gloria y fama al festival. Las notas de El piano, tocadas magistralmente por su compositor Michael Nyman al ritmo de extractos de la película de Jane Campion (palma de oro en 1993), a quien se rindió un sentido homenaje.
Un poco de baile, palabras refinadas y de factura impecable y hasta uno que otro chascarrillo fueron el leitmotiv de una noche en donde la belleza encontró su escaparate acostumbrado e incluso, se dejara por sentado que la riqueza con que se nutre este evento viene de todas partes, sí hasta del tercer mundo, un elegante y simpático Alfonso Cuarón acompañado de una bella y sencilla Chiara Mastroianni, dieron por inaugurado el festival. ¿Maravilloso, verdad?
No se pierda por nada del mundo lo que sigue, se viene más y mejor, yo lo espero en la siguiente entrega y mientras tanto, me sigo paseando en Cannes recordando las palabras de Robert Desnos: “Lo que le pedimos al cine es lo que la vida y el amor nos niegan, es el misterio, es el milagro. ¡Hagan sitio al milagro!” que así sea.
Hasta la próxima, o mejor dicho… Au revoir!
3 Comments
Todo ese glamour, esas tendencias de moda y en general un ambiente impresionante, tengo que ir un año de estos. Me gusta muchisimo tu blog.
Muchas gracias a las ópticas Madrid. Aquí seguimos escribiendo.
Saludos y un besazo.