Club de Cuervos: Un final de temporada muy a tiempo
Amigos hace un mes que salió la última temporada de Club de Cuervos, y haciéndole caso a mi querido Luis Gerardo Méndez, me tomé mi tiempo para disfrutarla. A estas alturas del partido no ahondaré sobre la trama, quién es cada personaje y si no lo sabes ¿para qué estás leyendo esto?
Aviso: este post contiene spoilers
Algo que le agradezco a Netflix es que sea consciente que las cosas buenas pueden terminar en su mejor momento, siempre me ha costado mucho trabajo las series que alargan por temporadas y temporadas perdiendo su escencia y storyline en el proceso, volviéndose repetitivamente aburrida.
En esta ocasión con Club de Cuervos tenemos un cierre en mi opinión bastante aceptable; si bien las primeras dos temporadas me fueron bastante entretenidas, la tercera perdió fuerza con argumentos y problemas redundantes que por momentos caían en lo ridículo por lo que este cierre, aunque forzado por momentos, me dejó con un buen sabor de boca.
¿Qué me pareció forzado? Bueno en algunas situaciones exageraron el dramatismo y por lo tanto las soluciones milagrosas que terminan rondando en lo ridículo. Otro punto a considerar es la “madurez” de los niños Iglesias, teniendo 4 temporadas para el desarrollo de los personajes, terminan agarrando el pedo en hasta en la última, me hubiera gustado que fuera más algo que se cocinara a fuego lento a lo largo de la serie.
En cuanto a aciertos de la serie, definitivamente es la cantidad de temporadas que se ejecutaron, así como la resolución con los temas financieros del Club, la muerte del zombie, el concepto de la peste negrea y como siempre la genialidad de Hugo Sánchez y los personajes que crearon Mariana Treviño y Luis Gerardo Méndez, que creo, podrían mantenerse vigentes con los mexas.
Así amigos, termina la primer serie internacional de Netflix, con un marketing magistral, personajes memorables, un final dónde no todo fue tan miel sobre hojuelas y un éxito comercial que está aprovechando hasta New Era. Bien ahí Netflix.