CODA: Un mezquino telefilme que deja mudo a todo Sundance
Del Festival de cine de Sundance emergen a lo largo del año una estela de películas indie que confirman a este circuito no solo como una de las plataformas más importantes para los(as) nuevos(as) cineastas, sino también como un entorno generador de varias propuestas que con su buena escritura, ganas de trascender y llamar la atención de la industria (sobre todo a la hora del terror), muchas veces terminan por ser mejores que los grandes estrenos comerciales o incluso hasta que la oferta europea con grandes nombres detrás de las mismas.
El problema es que Sundance también debe de tragar, y como buena plataforma recaudadora sus decisiones de “lo mejor” suelen responder más a fines comerciales que de calidad, escogiendo a su ganadora basada en las “oportunidades” de taquilla o distribución que pudiera llegar a tener o bien, que tan atractiva para el Oscar pudiera resultar para así tener a su “representante” dentro de la sobrevalorada entrega. Incluso dentro de este último objetivo, Sundance es el Festival que tiene el panorama más complicado, pues sus películas deben aguardar 14 meses de posible promoción y distribución para hacerse de un hueco entre los Oscar
Por tal razón los claroscuros de Sundance son varios, pues mientras en su propuesta general suelen presentar un cartel americano e internacional bastante jugoso, sus películas ganadores (sobre todo en el ámbito americano) suelen ser melodramas, tragicomedias o simplemente argumentos mezquinos que responden al calificativo de meramente “agradables” y/o “bonitos”, que obviamente puedan encajar en el gusto generalizado del público. Y ese es su principal problema, el intentar gustar a todos y por ende terminar escogiendo la película menos arriesgada y con la trama más convencional posible (obviamente también existen innegables excepciones, de las que ya haré un top).
Pues bien, la más reciente cinta ganadora de Sundance, ya estrenada y distribuida en Estados Unidos por Apple Tv (y próximamente en cartelera mexicana y latina gracias al empuje de uno de sus actores de nombre Eugenio Derbez), es CODA, que para iniciar con el pie izquierdo es un remake de cierta cinta francesa de toques cómicos y melodramáticos no muy antigua (2014) y que incluso es mejor: La Familia Belier.
Dirigida por Sian Heder, CODA no tiene muchos problemas narrativos por qué en realidad no tiene nada nuevo o atractivo que contar. Es una película convencional que sigue a la letra los pasos y clichés ya estipulados dentro de este cine de “superación personal” y que incluso en su accionar se torna más manipuladora conforme se va acercando su ya visto, predecible e incluso pobre clímax (de nuevo en este rubro pierde ante su original). Es penoso decirlo, pero Sundance ha llegado este año a premiar a una película de corte “Hallmark” que ni siquiera es tan buena en dicho rubro.
La historia es sencilla. Una chica perteneciente a una familia de mudos y que siempre ha fungido como su traductora hacía con el mundo (laboral y social), a raíz de enamorarse de un chico e ingresar al coro de la escuela, descubre que su verdadero talento y pasión es el canto, el cual hace de maravilla. Quizá el mayor valor que Heder agrega al relato es el entorno social en el que se desenvuelve la familia muda, ya que estos se dedican a la pesca (en lugar de la venta de quesos de la original), y consecuentemente al emprendimiento de una lucha sindical para librarse de la opresión económica de su mercado. Bien ahí, sin embargo las concesiones narrativas y el metraje no son suficientes para abordar de manera sustancial dicha tangente (la cual se soluciona de la manera más fácil y rápida posible), por lo que la atención pasa a los toques cómicos y obviamente al abordaje psicológico e íntimo que se desata a partir de la búsqueda de independencia de la protagonista.
No es un mal trabajo de escritura, pues Heder se da tiempo de estructurar a sus elementos de correcta manera, pero la notoria pereza y su estilo de dirección convencional y sin ninguna pizca de ingenio técnico hacen que el desarrollo sea artificial, automático, predecible y lo peor de todo: repitiendo los mismos chistes que su cinta original (e incluso dejando de lado algunas referencias cómicas y culturales mejor utilizadas por la cinta francesa).
Si nos esforzáramos (o mejor dicho, forzáramos) por buscar por qué una cinta tan de relleno y sin nada que aportar al mundo del cine se hizo del gran premio de Sundance, quizá eso serían las actuaciones. Por una parte Emilia Jones denota con naturalidad su conflicto familiar, incluso proyectando de manera muy elogiable sus emociones a través de dos lenguajes, el de señas incluido. Esto desata de manera obvia una natural química con los actores y actrices mudos en cuestión, que a excepción del hijo (muy forzado y de relleno su conflicto) se convierten en los personajes más entrañables gracias a la intensidad de su dialecto en señas, que de nuevo, es muy convincente y acorde al conflicto.
Por otra parte (y esto si es de sorprender), a Eugenio Derbez le viene bien el personaje del “maestro de canto”, un elemento unidimensional que se encuentra de cierta manera alejado del infumable estereotipo “tragicómico” que siempre usa Eugenio. No es una actuación destacable, pero tampoco es mala, sino solamente un personaje estereotipado, con algunos excesos naturales del actor (la superación personal del libreto lo demanda), pero al fin y al cabo funcional para los estándares mediocres de esta cinta.
Es una vergüenza. Si bien la ganadora del Oso de Berlín este año es también una pretenciosa payasada del nuevo cine “covid”, al menos esta se torna arriesgada, trasgresora y con un tema reaccionario; Cannes este año acaba de premiar el terror en Titane y ya veremos que hace el jurado de Venecia ¿Pero Sundance? Acaba de premiar un telefilme correcto y mezquino, ya visto, bonito y olvidable, quedándose totalmente mudo en comparación a toda la propuesta fílmica de este renaciente año.
Muy bonita su selección indie y todo, pero si el Festival de Robert Redford no comienza a tener decisiones serias y acordes a su propuesta, no solo seguirán siendo irrespetuosos con todos(as) sus participantes y con la audiencia, sino también seguirá siendo el festival de categoría más débil de la temporada.
2 Comments
Me topé un día con la original en tele abierta, mi intención era matar el silencio mientras me cambiaba de ropa. Le termine dando más tiempo del que esperaba; lo que vi estuvo disfrutable y hasta ese momento no había visto una premisa parecida.
Nunca me fío de un remake, con sus honrosas excepciones, ya me tocará verla para reafirmar que esta película no es una de esas excepciones.
Mmmmm, si ya vio la original, esta nueva no aporta absolutamente nada