Color me Kubrick 4ª Parte
Traicionado por aquellos que aplaudieron la Odisea espacial, erótica y de violencia, no sabiendo comprender la última cinta que el Maestro dio como su perfecta trilogía en aquella revolución social y cultural, Kubrick se dispone como un Padre amoroso otorgar su producto más comercial, el cual cuenta con la participación de su mismo autor literario y tal como lo analiza, le brindará su éxito mas taquillero sin perder el toque perfecto de su filmografía.
Basado en el libro de Stephen King: “The Shinnig (1980)” encanta a los amantes de la cinematografía así como también a sus desertores malditos que en los años ochenta empiezan a dar señales del consumismo. Kubrick enfrenta tal cambio social orgulloso de su perfección y honra a las masas, siendo objetivo y equitativo con las razas, al narrar la historia de Jack Torrance y su familia, los cuales son los encargados de cuidar el Hotel Overlook durante la temporada Invernal en la que permanece cerrado y aislado por la nieve, argumento suficiente para que Torrance dedique su tiempo a escribir una novela y a sufrir varios trastornos de personalidad alrededor de lo que parece ser un sitio de actividades paranormales.
La esquizofrenia y la opresión nunca habían sido tan confortables y angustiosas para los sentidos humanos. Su obsesividad se cierne sobre sus actores: Shelley Duvall no lo soporta y su equipo técnico esta a su merced piadosa y obsesiva, características de su personalidad que parecen asomarse un poco fuera de lo natural ¿La trama y el genero serán factores?
El thriller, la ficción, el drama y la comedia han pasado por Él y el terror lo aguardó con gusto, al cual le fue regalado una de sus más importantes obras. El Maestro muestra a un niño montado en un triciclo recorriendo los pasillos del “Overlook” a través del lente montado en su “steady cam”: Inquietante, angustiante, confortable, maravillosamente perfecto y aterrador. Nicholson lo sabe y sufre una metamorfosis en Jack Torrance y el reparto se compromete a anunciar y ejemplificar el verdadero terror en los diálogos y su capacidad histriónica: “Johnny ha llegado” y el Maestro Neoyorquino sabe que hace bien.
La incompetencia de la sociedad y su Gobierno lo tenían plasmado y el decidirá plasmar el verdadero rostro de aquella inmunda e inútil Guerra en territorio Asiático en un acto de desesperación, carente de humanidad y perdida de la inocencia. Aguarda en su cabaña…
El tiempo transcurre y a ese acto se le une su conclusión que honra a la valentía de los “marines” luchando por algo fortuito e impuesto. Inmensamente perfecto, Kubrick comienza con la perdida de dicha inocencia y termina su acto con el poder de los mismos personajes de arrebatarla o respetar la de otro ser: “Full Metal Jacket (1987)”.
El Maestro se deprime y se cuestiona si su perfección es justificable para tardar en filmar su más reciente joya en 5 años. Grandes cintas como la filmada por Oliver Stone y su Pelotón lo rebasan cronológicamente y el producto parece ya caducado. De poco sirve el saber que “Full Metal Jacket” será el film con el cual sellará su reconciliación con el público, así como con la crítica y servirá como un verdadero retrato, más realista, más crudo y perfecto del proceso de un “marine” en aquella vergonzosa justa militar. Kubrick se exiliará.
Apacible con su familia hace caso omiso de la prensa y de sus testimonios falsos sobre una posible locura y depresión. Kubrick trabaja en un proyecto sobre el Holocausto pero el llamado “Rey Midas” cesa el animo del Maestro con “The Schindler`s List (1993)”. Será el mismo Spielberg el que será citado por Kubrick en su cabaña para presentarle bocetos eróticos sobre una ambientación futurista en una Metrópolis y un guión apenas comenzado llamado “A.I.”, el cual a sugerencia del Maestro, deberá ser dirigido por el pupilo “Midas”.
El tiempo ha llegado. Es 1996 y el resurgimiento se llevará a cabo con el arranque de la preproducción de una de las obras magistrales y más bellas jamás filmadas en la historia del Cine.
Kubrick imprescindible, rodea a esta producción sabiendo algo que nadie espera. Por tal razón dotará a la cinta de todos los aspectos que habían rodeado a su filmografía: un innegablemente perfecto guión, montaje soberbio, los cuadros y las simetrías necesarias (reflejo de su aún compulsiva naturaleza), y los aspectos dramáticos, eróticos y de ficción que ha desarrollado a lo largo de su vida.
Su trabajo será perfecto. Contactará a una joven pareja de actores comerciales y los dirigirá con una entrega y pasión que los dos llegarán a un éxtasis histriónico y química en pantalla pocas veces antes vista en la Cinematografía Mundial: “Eyes Wide Shut (1999)” aparece.
De nuevo estamos ante otra Odisea, en este caso del tipo sexual, que traspasa los burdos deseos carnales, llegando a la soberbia tarea de explorar lo que la mente desea o se forza a hacerlo a través de los actos y de los mismos sueños; todo esto a través de los ojos de una pareja aristócrata, sus inseguridades, deseos, emociones y de los actos en su relación que los llevan a viajes separados que por un lado se aferran al mundo de los sueños y del subconsciente pasional y por otro, al acto físico que hace reales los sueños reales y conducen a un thriller erótico fascinante.
La critica y los “amantes” se rinden ante el, los “amantes” aplauden su regreso y el Maestro se relajara. Sabe que ha hecho bien, sabe que ha brindado una filmografía hermosa, que será recordada como arte y Él, haciendo caso omiso, permaneciendo inherte ante las ofensas y elogios como en toda su carrera, quedara satisfecho. Se retirara de todos nosotros para siempre y nosotros Amantes del Arte, lo extrañaremos.
Lo extrañamos.
Gracias Maestro por hacernos vivir al máximo cada una de sus obras y darnos ese homenaje al Séptimo Arte, el cual amamos.