Dumbo: ¡Con ustedes el torpe payaso de Tim Burton!

A ver señores de los estudios Disney, denme su manita y van a repetir conmigo: “¡LOS CLÁSICOS NO SE TOCAN! ¡LOS CLÁSICOS NO SE TOCAN!”  Y mucho menos con unas manos tan torpes como las de Tim Burton.

No soy fan de los remakes en live action (¿alguien si lo es?), pero creo que las cosas empeoran cuando tomas una joya de la animación como lo es la versión de Dumbo de 1941 y tratas de rehacerla. NO SE PUEDE. NO SE DEBE. Estamos en otros tiempos, donde si el frente por la familia se entera que esta película fue hecha bajo lo efectos de mucho opio y la locura de un genio como Salvador Dalí, de seguro mandan censurar la película por miedo a que sus bendiciones se hagan drogadictos y se dejen el bigote picudo solo por ver esta película (espero no estarles dando ideas). Por esto nos recetan versiones tan deslactosadas, gluten free y veganas como esta de Tim Burton.

La historia es prácticamente la misma, pero como es Live Action, pues en vez de que el mejor amigo de Dumbo sea un ratón, lo son un par de niños, que son los infantes más desangelados que se puedan imaginar. Nico Parker y Finley Hobbins interpretan a Milie Farrier y Joe Farrier, respectivamente, que a su vez son hijos de Holt Farrier interpretado por un Colin Farrell (ganándose el cheque para pagar sus tarjetas de crédito). Esta familia vive en el circo de los Hermanos Medici y el Sr. Farrier recién regresa de una guerra donde perdió un brazo, justo cuando acaba de morir la esposa ¿necesitan mas drama? El dueño del circo es el señor Max Medici, interpretado por Danny de Vito, que tampoco se le ven muchas ganas en su interpretación. El Sr. Medici acaba de adquirir un elefante hembra que además esta embarazada. Nace el elefantito y pues resulta un fenómeno por el par de gigantes orejas que tiene.

En lo personal me asustó mas la manera en que tratan de que veamos tierno al elefante, le ponen unos gigantes ojos azules, una cabeza muy pequeña, las orejas muy grandes y una trompa muy extraña. Yo le vi cara de Okja pero con orejas y trompa… ¡perdón! De repente los niños se dan cuenta que Dumbo puede volar y lo entrenan. El circo se hace de gran fama y llega un empresario llamado el Sr. V.A Vandevere interpretado sin mucha gracia por Michael Keaton, acompañado de la trapecista Colette Marchant (Eva Green) a querer invertir en el circo.

Bueno, estos personajes, así como la familia Farrier, no están en el cuento ni en la versión de cine de 1941, son personajes nuevos que en su mayoría reemplazan a los personajes animales del cuento ¡Y lo hacen muy mal! Se pierde la magia, se pierde la fantasía de un elefante que puede volar. El drama, que originalmente lo generan Dumbo y su mamá, en esta versión se trata de que venga por parte de los niños y su empatía con Dumbo por que ellos también han perdido a su “jefa”, sin embargo esos niños no expresan nada y no logran ningún drama.

Esta versión se vuelve políticamente correcta y comprometida con esta época (sospecho que ahí estaban muy vigilantes los de PETA) así que se vuelve predecible el final que no tiene nada que ver con el cuento.

La producción tampoco es buena, muy la estética de Tim Burton, pero más simple. No hay alguna canción entrañable pero la banda sonora es lo más rescatable. La fotografía también es linda. En cuanto a las actuaciones, estas son planas y sin emociones, logrando que la cinta se torne aburrida (me consta, se durmieron los dos chiquillos que estaban a mi lado), forzada y sin gracia.

Me quedo con la versión de 1941 que todavía logra encantar y hasta asustar. Repito “¡LOS CLÁSICOS NO SE TOCAN, POR FAVOR NO MAS REMAKES!”

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