Dumbo: Mucho brillo y esplendor, pero pocas nueces

El otro día me topé Cinderella (2015) en la televisión y recordé lo mucho que me gustó. Sí, la historia la conocemos hasta el cansancio con las mil y un adaptaciones, pero en esta primera adaptación live-action de Disney -de las que vendrían muchísimas más después-, el guión ofrecía una respuesta clara a por qué Cenicienta era así de buena y amable con todo mundo, a pesar de lo mucho que la hacían sufrir, el motivo detrás del resentimiento y enojo de Lady Tremaine, y un príncipe bien delineado, con sus propios problemas y cuestiones políticas a resolver. Me pareció una buena forma de darle un giro contemporáneo a la conocida historia y darle mayores matices. Ahora que Disney está enfocado por completo en estas nuevas adaptaciones live-action y secuelas de sus clásicos -en lugar de, no sé, buscar historias originales-, vemos que surge cierto patrón: innovación y riesgos en clásicos con más de 40 años de antigüedad (The Jungle Book, Mary Poppins Returns), y copias cuadro por cuadro para los clásicos más recientes (Beauty and the Beast, Aladdin [no tengo pruebas aún pero tampoco dudas]). Eso sí: en todas estas versiones se usan, con intención expresa de arrancar lágrimas en la audiencia y generar emoción, las brillantes canciones originales.

Dumboel clásico de 1941 que salvó a la compañía, es la nueva película live-action de Disney, con un guión de Ehren Kruger basado en la novela de Helen Aberson y Harold Pearl, dirigida por Tim Burton y protagonizada por Colin Farrell, Michael Keaton, Eva Green, y Danny DeVito. La historia original nos presenta las aventuras de un pequeño elefante con orejas gigantes que debe aprender a valerse por su cuenta ante un ambiente hostil y discriminatorio; para la adaptación, el pequeño elefante animado pasa a segundo plano para que la historia se enfoque en los humanos a su alrededor: un veterano de la Gran Guerra y sus dos hijos, el dueño de un circo ambulante tradicional, el dueño de un parque de diversiones y una artista del aro y trapecio. Este nuevo enfoque tiene un potencial brillante de explorar cuestiones como el debate de arte “auténtico” contra arte “manufacturado para las masas”, el lado terrible de la marginación y pobreza estadounidense a inicios de siglo XX, la pérdida de la figura materna, la dura realidad a la que vuelven los soldados de las guerras, y la explotación y abuso animal para entretenimiento humano; sin embargo, el guión se queda en la superficie y no ahonda en los temas que presenta, ni desarrolla a los personajes que pudieran explorar esos temas. En particular, y al igual que el musical basado en la vida de cierto empresario de circo, el guión “limpia” el contexto histórico para presentar valores contemporáneos -como no ser terrible con las personas que no son como tú y proteger a los animales de la explotación humana- y hacer a los personajes protagonistas Buenos en comparación con los Horribles Villanos. Y, como no desarrolla a ninguno de los personajes ni sus motivaciones, los temas y el acercamiento a la época es mera decoración.

Hablando de estética, el diseño de producción y vestuarios son magníficos: visualmente brillantes y creativos, con el estilo particular de Burton a colores. Los efectos especiales y visuales se mezclan con facilidad con los actores, y los animales digitales son maravillosos. El elefante Dumbo es precioso, y el trabajo digital en él le da un realismo particular que lo hace adorable y mágico. Verlo reaccionar con emoción ante lo que le ocurre es lo que salva a la película de una caída estrepitosa.

La dirección de Burton, en particular, es bastante buena, y se nota que está cómodo con esta nueva etapa de su carrera. Las actuaciones son buenas, y destaca en particular Farrell como el padre angustiado y veterano de guerra -sorprende que se adapte con facilidad a los distintos tonos de Raro que ofrecen Burton y Yorgos Lanthimos- y Keaton como el caricaturesco villano. Green adorna la pantalla y tiene un personaje que pudiera haber sido genial de haberse desarrollado, y es una lástima que la sigan desperdiciando de esta forma en cine.

Con guiños al filme animado original, y tomando un arriesgado nuevo enfoque en la historia, Dumbo es una linda película que cumple con los estándares Disney pero se derrumba al no cuidar el fondo.

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