Editorial Cinescopia: El público y el efecto secuelitis

Estamos quizás ante una de las peores épocas para elaborar ideas originales, y por desgracia los números no están mintiendo. Al corte del 23 de junio, el top de las películas más taquilleras a nivel mundial, de acuerdo con WorldWide Box Office, fuera de Sinners, todas son secuelas, remakes o productos derivativos.

¿Cuál es la peor parte de todo? La respuesta más inmediata obedecería a un problema de marketing y distribución, pero por desgracia esta semana queda comprobado que también es un tema de gustos del público en general.

La demostración de esto se refleja en la recepción de Elio, la nueva película de Disney–Pixar, que apenas ha recaudado 21 MDD en EE. UU., cifra muy baja y que palidece aún más con la de 28 Years Later (otra secuela), que siendo una película clasificación C, con más limitaciones para llegar a todo el público (especialmente familias), ha recaudado 30 MDD con el mismo número de salas, y casi 60 MDD a nivel mundial (Elio ha hecho 50 MDD).

Durante mucho tiempo, varios analistas de la taquilla decían que gran parte de que una propuesta original no llegará a tener éxito comercial era por un tema de publicidad, ya que entraban con un enorme hándicap al mercado porque los grandes estudios acaparaban todo. Si bien esto es cierto y muchas propuestas sin grandes distribuidores tienen que sostenerse del “boca en boca” o confiar en que cierto género (como la animación o terror) atraiga audiencia, al final las distribuidoras y, por supuesto, los cines se mueven de acuerdo con las tendencias del mercado, y que, como toda ley de la oferta y la demanda, ellos buscarán poner en la mayoría de sus complejos lo que vean que genere mayor ganancia, pues al final es un negocio.

Bajo esta óptica, ¿por qué entonces seguimos achacando el problema a los ofertantes y no empezamos a señalar que gran parte de la responsabilidad es del público en general? Ellos son los que ponen el dinero y los que deciden que quieren ver, y sin defender a las empresas millonarias, ellos (nosotros) son los que se guían bajo las tendencias; entonces, este efecto de remakes y secuelas a lo “idiota” es lo que la masa en general está pidiendo

Las cifras hablan: si en el top 10 de taquilla del año pasado todas las producciones son derivativas de otra película, y en el del 2025, 9 de 10 están en la misma situación, significa que el público en general ya no busca ideas innovadoras, sino una repetición de una fórmula o una reinterpretación de algo que ya conocen.

Ya había hablado de las causas de por qué tenemos este efecto repetición, especialmente en los adultos millennials. Esto no es repetición, sino derivativo, un tema preocupante que hará que de a poco el espacio para las películas originales o las “no secuelas” termine por ser muy limitado, incluso en estudios que tienen mayor alcance como Pixar. Olvídense de ver más Elio, probablemente tendremos 15 películas de Cars o Toy Story, Warner Bros explotará hasta la última gota a DC, y Universal hará Misión Imposible con Tom Cruise en silla de ruedas.

¿La solución podrían ser los estudios o distribuidoras pequeños? Tal vez. Pero recordemos que incluso ellos no tienen el nivel de presupuesto para promocionar y distribuir tanto material, por lo que también se verán obligados a tomar decisiones difíciles. Inevitablemente, los espacios para ideas originales serán cada vez más limitados.

Estaremos presenciando un cambio en la estructura de la forma de hacer y ver cine. Tristemente, ya es un hecho que estamos viviendo en el paradigma cultural actual: una era donde contadas veces tendremos éxitos sin el efecto secuelitis y donde parece que cierta parte del público estará anclada a revisitar la misma fórmula una y otra vez con ligeras modificaciones, como si el cine comercial se anclara en un loop infinito.

¿Qué queda por hacer? Los que aún buscan en el cine esas propuestas diferentes al remake, secuela o spin-off tendrán que salir, apoyar y defender en taquilla. Ya no solo se trata de promover el cine independiente, propio del país de origen o las propuestas fuera de Estados Unidos. A esa causa se une también la defensa de las ideas originales.

Aunque incluso con eso, por meros números, quizás no sea suficiente, y de a poco nos anclemos a una especie de séptimo arte repetitivo que, a menos que el público general decida que ya está harto de tener básicamente el mismo plato, cambiará y obligará a las productoras a generar otro tipo de contenido.

Pero en la era del efecto viral, se ve más probable que las películas evolucionen a un formato en escala TikTok. Por lo tanto, estamos ante una inevitable caída al efecto secuelitis combinado con los vicios de la cultura centennial. Un futuro donde una película no derivativa será igual de rara que encontrar a una vaquita marina, y donde los cines solo servirán para tomarse selfies.

Y como me dijo en una ocasión un profesor de economía: “Si la oferta es mediocre es porque la demanda es igual “

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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