El Golem: Un Aceptable Drama de Horror
Antes de emitir mi comentario en relación a la película que nos atañe, debo aclarles queridos lectores, que El Golem no es otra adaptación de la novela homónima de Gustav Meyrink publicada en 1915 ni tampoco es un remake del clásico del cine expresionista dirigido por Paul Weneger en 1920.
Dicho lo anterior debo confesarles que mis expectativas eran pocas y vaya que me he llevado una grata sorpresa. Dicen que nunca hay que juzgar a un libro por su portada y éste es el más claro ejemplo, el poster no le hace justicia a la película. Se trata de una producción proveniente de Israel basada en un antiguo mito judío y leyenda popular de Praga: El golem.
Ubicada en Lituania en el siglo XVII, la cinta relata cómo una tranquila comunidad judía es atacada por unos salvajes invasores, motivo por el cual una mujer conjura con el libro de la Cabalá al espíritu del título para que los proteja. No obstante, el ser creado a partir de un muñeco de arcilla toma la forma de un niño que se comporta como autómata y que asesina por igual tanto a victimarios como a inocentes.
El Golem más que una película de horror, es un drama con una buena dosis de suspenso y mucha sangre que dejará conforme a los amantes del gore. Drama que se centra en una mujer quien después de perder a un hijo, no soporta la idea de que la tragedia se repita, por lo que ha pasado siete años evitando concebir otro, situación que obviamente oculta al esposo deseoso de ser padre; es por ello que la aparición del niño representa no solo salvación del pueblo sino también la esperanza para reconstruir el vínculo sentimental y la confianza entre la pareja protagonista.
El guion de Ariel Cohen saca provecho del folclore judío situando las acciones en un contexto poco transitado en el cine hollywoodense, lo que por momentos despierta un mayor interés en las leyes, usos y costumbres judaicas que en la anécdota en sí, como por ejemplo, el hecho de conocer que existía cierta discriminación hacia las mujeres al no permitírseles leer el Libro de la Cabalá.
Hani Furstenberg e Ishai Golan (no Golem) ofrecen un par de actuaciones bastante aceptables, sobre todo considerando que, salvo honrosas excepciones, el cine de género a últimas fechas nos ha obsequiado interpretaciones poco convincentes. En lo que respecta al diseño de producción, los directores del filme, Doron y Yoav Paz sacan el mayor provecho de las locaciones ucranianas y, aún más de los escenarios interiores donde la iluminación y la ambientación cumplen una función estética que acentúa la intención dramática de la historia.
No trato de convencerlo de que estamos ante una obra de arte querido lector, pero créame que comparado con decepciones como El bosque maldito, bodrios como Viene por ti y secuelas cansinas como Anabelle 3, El golem por lo menos alcanza el calificativo de interesante, vale la pena darle una oportunidad.