Elemental: La Ciudad de México y sus telenovelas según Pixar

El otro día pensé, tras ver “Elemental”, sobre el proceso creativo que ha de llevar Pixar cuando se le ocurre una idea:

“¡Vamos a hacer algo con los cuatro elementos así como hicimos con las emociones en Inside Out!” “¡Aprobado!”, dicen los directivos de Pixar.

Ya en la sala de escritores se topan con el problema de ¿qué se puede hacer con agua, tierra, aire y fuego? Y entre varias ideas, alguien dice: “¿qué les parece una historia de como conviven en una ciudad y cada quien tiene su colonia? Hay deportes, salen a trabajar, viven en edificios. Vamos haciendo un mundo así ¡total, somos Pixar y podemos inventar lo que sea con la magia de la animación!”

Justo están escribiendo cuando a un latino (nunca falta un latino por ahí)  le suena el celular y de ringtone tiene a la inmortal Selena cantando “amor prohibido”. Los escritores caen de inmediato en un loop creativo y empiezan a escribir una historia de amor entre el fuego y el agua. Alguien dice “¡esto es imposible! El agua y el fuego son opuestos”. “Exactamente”, – dice otro- “los opuestos se atrane”. A lo que el dudoso replica “Si, pero estos son otros tipos de opuestos ¿ que no saben nada química?”. El jefe escucha esto y termina con la discusión: “¡Está usted despedido, le sobra realidad y le falta fantasía”.

Y así fue como, creo yo, se escribió esta historia.

Ember, es una chica de fuego de padres inmigrantes que nació en Ciudad Elementos, sin embargo, nunca ha salido del área o colonia de donde vive, por llamarlo así, la gente de fuego. Sus padres llegaron de Tierra de fuego y desde los escombros, levantaron una tienda y su mayor ilusión es que Ember la herede y se haga cargo de ella.

Ember no ha demostrado ser capaz de liderar la tienda porque tiene un carácter explosivo y eso asusta a los clientes. Un día, en uno de esos ataques, rompe las tuberías del sótano (¿por qué la gente de fuego tiene tuberías de agua en el sótano si son peligrosas para ellos?) Se hace una fuga de agua y de ahí sale Wade, un hombre de agua que resulta ser un inspector y había sido succionado por la tubería. Este descubre que la tienda de la familia de Ember tiene muchas irregularidades y es su deber pasar las multas al ayuntamiento. Ember trata de convencerlo de que no lo haga y a partir de ahí, empiezan una serie de situaciones con el fin de que no le cierren la tienda.

Como decía mi tía “la convivencia hace la querencia” pues se van conociendo y se empiezan a enamorar pero ¿como si uno es agua y el otro fuego? Pues así, usted no pregunte, aquí lo que importa es el amor entre dos seres completamente opuestos, un amor imposible pero, amor al fin. Y como buena telenovela latinoamericana (pero en 1h 49 minutos) vemos a nuestros protagonistas como logran superar todos los obstáculos y tener su final feliz.

Extrañamente no hay un villano como tal (¿quién necesita un villano cuando los protagonistas son tan opuestos?) pero pudiéramos decir que el conflicto de la trama es la falta de mantenimiento a la ciudad Elementos, y por un canal que está fallando, es que la colonia de fuego corre peligro de ser inundada.

Tocan temas de migración, de racismo, de que hay que seguir tus sueños (aunque no sepas todavía cuales son), de que no siempre la familia sabe que es lo mejor para tí y que la burocracia y no usar bien los impuestos puede ser un peligro para la ciudad (cualquier parecido con la CDMX es mera coincidencia).

La animación es espectacular, los personajes siempre tienen movimiento, el agua se ve como agua, el fuego como fuego… la tierra como una maceta y los de aire… como nubes. Bueno, ahí si falla en los personajes de tierra y aire pero, pues solo están ahí casi de extras.

Es una historia linda pero demasiado vista y predecible. Creo que de lo mas flojo de Pixar hasta ahora.

Yo iba como que de muy buen humor porque salí contenta, después que la analice me vinieron muchas preguntas a la cabeza pero, creo que esas respuestas las tenía el escritor que corrieron.

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