Flee: Reinventando las reglas de la animación (y de los documentales)

La animación con matices fuera de lo infantil ha sido una tendencia que ha ido ganando popularidad y reconocimiento desde el nuevo milenio. Atrás quedaron los años en que algo caricaturizado debería estar dirigido solo para niños y Flee es el ejemplo perfecto de lo alejada que está esa idea de la realidad, y de las cosas que se pueden lograr dando a este género un tono de seriedad.

Flee narra las experiencias de un amigo del director danés, Jonas Poher Rasmussen, el cual es identificado como ‘Amin’, al escapar de Afganistán en los noventas. La película sigue los retos de Amin para reconciliarse con su pasado y su situación actual en la etapa adulta, mientras que cuenta por primera vez sobre el viaje que definió su futuro.

La cinta toma cualidades de un documental y las transforma en un experimento íntimo en el que dos buenos amigos se ponen a charlar sobre el pasado de uno de ellos. Así, es el propio protagonista el encargado de narrar cada una de las anécdotas en una entrevista que pareciera no estar siendo grabada, pero que se convierte en el principal instrumento de conexión para que todas las emociones sean transimitidas a la audiencia.

Flee nos describe cada una de las memorias de Amin en una animación dibujada a mano que no busca ser rebuscada ni técnicamente perfecta, pero sí lo suficientemente creativa para encausar un relato psicológico profundo que no deja cabida a la insensibilidad. Los momentos más oscuros de la narración son ilustrados de manera poco clara y confusa, en una especie de garabatos, transmitiendo esa sensación de incomodidad que la escena expresa y enalzando su importancia dentro de la trama. Además de eso, cuenta con fragmentos de videoclips reales que terminan de complementar una dinámica que de por sí ya parecía interesante.

El filme nos muestra tanto el pasado como el presente de nuestro personaje principal de la manera más cercana posible. Entre brincos entre ambas etapas, se logra generar la empatía suficiente para entender cada uno de los pasos de Amin, y cómo sus trágicos y abrumadores recuerdos aún repercuten en su vida actual y en sus decisiones a largo plazo. 

La cinta se siente innovadora dentro de su categoría. Flee es más que un documental sobre refugiados, es un brillante retrato de humanidad resaltando aspectos como la familia, la amistad y el camino hacia la aceptación de uno mismo, contado desde la intimidad y resultando en anédotas envolventes de las que no puedes evitar querer saber más, al mismo tiempo que la emotividad no deja de resonar en el pecho.

De sus mayores méritos es hacer que una sencilla grabación de audio sea lo suficientemente poderosa para sentirse verdadera e impresionante a pesar de estar siendo representada mediante una animación, que fuera de minimizar el contexto logra ser un medio que empalma de manera fascinante para hacer que conecte con el espectador.

Flee es en definitiva una historia que merece ser contada (y vista) aunque sea desde el anonimato. Porque tal vez se necesitan filtros para contar sucesos desgarradores, pero no por ello dejan de ser reales.

 

 

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Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


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