Fly Me to the Moon: Debimos contratar a Stanley Kubrick
Pocas veces se puede afirmar con tanta seguridad que una película se vuelve una experiencia mucho más disfrutable si se cuenta previamente con ciertos conocimientos de cultura general que engloban no solo el argumento a desarrollar, sino algunos aspectos de la propia historia de la humanidad. Fly Me to the Moon es uno de estos especiales y específicos casos.
Greg Berlanti sorprende al convertir toda su experiencia televisiva en virtudes narrativas fílmicas; simple pero eficaz, el novato “cineasta” lleva todos los convencionalismos y clichés de la comedia romántica hacía un desarrollo episódico que gana interés conforme la presentación de sus personajes y el conflicto a desarrollar: el publicitar la misión lunar tras la tragedia del Apolo 1 para ganar subsidios gubernamentales e inversión privada de las marcas. Lo que se establece como una natural tragicomedia relacional se nutre de este dinámico aspecto comercial mostrando todas las vicisitudes en la creación de los conceptos creativos y la producción de las campañas publicitarias, incitando también a la audiencia a reflexionar sobre el “supuesto” complot gubernamental detrás de dicha promoción auspiciado por el mismo Richard Nixon y sus “matones”.
Humor, un toque de suspenso y el carisma y buen desarrollo de sus personajes caminan de manera tan automática como cautivante, que es fácil olvidarse de todos aquellos lugares comunes en los que Berlanti cae de manera propositiva y que incluso toman claras influencias del cine de los 60 en una clara alusión a la época. Así mismo, la excelente edición crea un armonioso ritmo en una narrativa de ciertos toques corales que funcionan gracias a que la trama nunca se desenfoca de su pareja principal, que crean una innegable y buena química.
¿Pero que hace a Fly Me to the Moon tan especial y una de las grandes sorpresas de la temporada? Su doble conflicto. Cuando todo pinta que la cinta será una más de aquellas disfrutables obras sobre parejas disparejas en un entorno inusual, Berlanti incrusta una segunda vida a su metraje al desarrollar una ficción sobre un mito ¿o será el mito sobre una realidad muy bien escondida? ¿El hombre en realidad llegó a la luna o fue un montaje fílmico el que nos hizo creer en aquella hazaña nunca repetida y siempre referenciada?
He aquí cuando la comedia romántica se convierte en un thriller cómico, y en donde aquellos con conocimientos previos sobre este “mito” gozarán de decenas referencias a aquellos acusados de forjarlo ¿Stanley Kubrick contratado por el Gobierno para ganar desde un set la carrera espacial? No parece tan irreal como parece, y más cuando Berlanti con lujo de detalle nos lleva de una producción publicitaria a una fílmica, desde la “pre” hasta el momento cumbre del rodaje en vivo en donde posa su clímax con distintiva gracia y un gato (animal siempre bienvenido en alusión a la ciencia ficción).
Quizá el costo que tiene incluir este segundo conflicto sea la perdida de cierto ritmo, pues en una trama en donde hasta en ese momento no se sentía la duración de 100 minutos, tras la inyección de este hay una afectación natural que afortunadamente retoma nivel hacía el rodaje lunar y de nuevo gracias al gran montaje entre lo “real” y lo… ¿ficticio? Un cuestionamiento que sin duda es el principal aliciente de Fly Me to the Moon y que hace preguntarse por momentos si aquel 1969 en realidad existió.
En lo referente a las actuaciones, Scarlett Johansson hace una especie de “Doris Day” publicitaria, sin forzamientos progresistas y con un desarrollo tanto de personaje como de mensaje feminista tan natural como enérgico. Channing Tatum en modus “roble con patas” funciona y se acopla perfectamente a las necesidades de su personaje, surtiendo un efecto químico elogiable con la Johansson (aunque como Richard Linklater menciona, falta SEXO). Mención aparte para Woody Harrelson con un secundario que va directo al top de sus mejores actuaciones – personajes como un agente del gobierno tan odioso como cautivador, nexo de aquel “secreto” tan bien filmado y guardado.
Con respecto a lo académico, esta película pasará a aquellas listas de imperativos para los estudiantes de mercadotecnia y/o publicidad al mostrar con mucho detalle y tecnicismos todo el concepto creativo, preproducción y colocación de una campaña, mientras que para los amantes de Kubrick y de su leyenda lunar, será un deleite observar todas las referencias que gracias a Berlanti de nuevo alimentan y actualizan el mito.
Fly Me to the Moon es una buena comedia romántica que fluye en y a través de distintos géneros e influencias, con aspectos argumentales muy creativos e inteligentes y un desarrollo simple y funcional. Para los que ignoren la historia detrás del mito la disfrutarán, pero para aquellos “conspiranoicos” que piensen que todo fue “montado”, definitivamente la gozarán.
2 Comments
O sea, en el pronóstico palomero le tiras muerda y la tachas de aburrida, pero aquí hablas bonito de ella.
Se nota que todo lo haces únicamente para generar polémica. No eres tan diferente a todos aquellos influencers que llamas vendidos. Que página tan decadente.
Alex Villegas usted es tan pendejo que no sabe ni que significa la palabra “PRONÓSTICO” (y sigue aquí leyendo y comentando durante añooooooos) Que ser tan patético es usted jajajaja