Ford v. Ferrari: Una amistad que superó las 7000 rpm

Lo más reciente del director James Mangold (Logan, 2017) pareciera contener todos los ingredientes necesarios para convertirse en una contendiente en esta temporada de premios. No puede catalogarse en un género en particular, ya que va del drama a la comedia ligera, cuando en realidad se trata de una película que narra una hazaña deportiva y de ingeniería. Y pudiera parecer de entrada una premisa no tan atractiva o poco original, pero justo esa es la magia del cine, una historia así en buenas manos puede convertirse en una gran obra como es el caso. A mediados de los 60’s Ford Company en Michigan EUA, producía y vendía carros como nadie, como nos lo explican en la cinta, los hijos de los baby boomers crecieron y ahora quieren comprar todo lo que el dinero les permita. Del otro lado del Atlántico en Maranello Italia, la compañía de Enzo Ferrari gozaba del prestigio que le otorgaba ser el supremo ganador de las 24 horas de Le Mans en varios años consecutivamente, de una imagen impecable pero, no contaba con la liquidez económica para mantenerse a flote. Algo en una serie de negociaciones fallidas entre estas dos compañías, hirió profundamente el orgullo del mismísimo Henry Ford II, y ya sabemos estos estadounidenses con el ego abollado (y con muchos dólares) de lo que son capaces. Ford hará hasta lo imposible (pretendo creer que el desatinado título que pusieron en español es debido a esta premisa), para arrebatarle ese título en Le Mans a su ahora némesis italiano. Y ésta es la línea de salida de nuestra historia.

Para tal proeza será necesario seleccionar a los mejores, por lo que recurren a Carroll Shelby (Matt Damon) un ingeniero automotriz quien a su vez llama como apoyo y parte de su equipo al piloto británico Ken Miles (Christian Bale), cuya relación de amistad es el verdadero corazón de la cinta, y el hecho que hayan seleccionado a estos dos actores, uno de sus mayores aciertos. Por una parte Damon y Bale tienen una gran química y van de tener una pelea a media calle a brindar con una Coca-Cola instantes después con una natural camaradería que parecieran viejos conocidos de toda la vida. Histriónicamente Bale sigue demostrando porque es uno de los mejores actores de la actualidad. La pasión que le plasma a su personaje cuando está piloteando es estremecedora, así como lo son los momentos que pasa con su hijo, tan apasionado y tierno a la vez además que logra encariñarte con él al ser poseedor de una gran nobleza. No será raro verlo nominado a algún premio en la siguiente temporada.

Por otro lado tenemos a un Damon que no me conmovía tanto desde Good Will Hunting (Gus Van Sant, 1997) a pesar de que su personaje es el de carácter que se impone ante los tiburones y necios ejecutivos, con una gran habilidad para improvisar y salir airoso de las situaciones más complicadas cuando pareciera que todo está perdido quien pone toda su confianza en su amigo Ken. Ambos saben lo que está en juego y lo que eso significa para el otro, por lo que la película se mueve sobre el hilo en que ambos van dando su voto de confianza a su amigo ante cada dificultad que se presenta. Y nos dejan claro al final, que por encima de esta hazaña y de los logros particulares, estará su amistad. La cinta me recuerda un poco a Rush (Ron Howard, 2013), que a pesar de ser una muy buena propuesta, tener a un excelente Daniel Brühl y al mejor Chris Hemsworth hasta el momento; no le llegan a la dupla Damon-Bale ni de lejos.

Otro de los grandes aciertos es la calidad con que se recrean las carreras, el sonido es de lo mejor (es muy probable que consiga algún reconocimiento en esta categoría), te coloca a nivel de pista además cuenta también con un excelente trabajo de edición alternando las secuencias de los pits contra las de pista con una adecuada sincronía. Las escenas de las carreras en verdad los mantendrán pegados a sus asientos completamente emocionados y no notarán las dos horas y media de duración porque en verdad no se sienten. El resto del elenco lo componen Caitriona Balfe, como la dulce y comprensiva esposa de Ken, Jon Bernthal como Lee Iacocca como el ejecutivo de Ford que comienza todo y cuyo personaje se va diluyendo a lo largo de la historia a pesar de que al inicio lo hace muy bien, y como en toda buena historia debe existir un buen villano, esa función aquí la viene cubriendo un Josh Lucas poco convincente, este personaje para mi es algo de lo peor de la cinta.

Ésta es LA película que deben ir a ver este fin de semana, sean fanáticos o no de las carreras seguramente la disfrutarán, yo me emocioné mucho como hacía tiempo no me emocionaba con alguna película.Vale la pena no perderla de vista ya que sin duda estará presente en la próxima temporada de premios. Estrena hoy 15 de Noviembre.

 

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Acerca del autor

Clementine   @@lupistruphis  

Escéptica ante todo, pero con una gran curiosidad. Amante del café y del aroma a libros viejos. Nostálgica e idealista sin remedio. Alguna vez de niña me llevaron al cine, y siempre vuelvo a él porque siempre me salva.


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