Guardians of The Galaxy Vol. 3: Adiós y gracias Marvel
Han pasado aproximadamente 15 años desde que Marvel decidió aventurarse a trasladar sus aventuras de tinta y papel al mundo del celuloide. Para Hollywood, esto significó una mina de oro, en donde algunos estudios aprovecharon para llenar sus arcas. Por desgracia, todo concepto tiene su fecha de caducidad, y en una sociedad cada vez más consumista y esclava de la inmediatez, es claro que el subgénero de superhéroes se encuentra en una fase terminal, y que su caída a nivel mediático es cada vez más inminente. Para Marvel, la situación es quizás aún peor, pues desde Endgame, la franquicia se siente sin rumbo, perdida y errática. No ayuda el hecho de que los pilares de este universo ya no están (Iron Man, Cap), los que se quedaron están siendo tratados de una manera espantosa (Thor, Dr Strange, Ant-Man), y los herederos no convencen ni en escritura ni en popularidad.
Con este escenario, “Guardians of The Galaxy Vol 3” parece ser la última luz de decencia en esta “crónica de una muerte anunciada”. No solamente se vende como el capítulo final de la saga, sino que es la despedida del director más decente que tuvo el UCM, quien pasará a ocupar un puesto como codirector ejecutivo en DC. En su “Last Dance”, el showrunner de Peacemaker genera una montaña rusa de emociones, estilos y calidad, pues otorga los techos más altos de Marvel, pero también los pisos más bajos de la franquicia.
Los altos
De entrada, el elemento central de la película y el que le da el status de ser integral es el arco de Rocket, que resultó ser una de las mejores historias de origen no solamente del UCM, sino de las películas de superhéroes. Es sumamente desgarrador y emocional. Gunn se había distinguido a lo largo de esta saga por desarrollar personajes sumamente rotos emocional y físicamente, pero con Rocket ha llegado a un nivel donde nos lleva a las costuras del mapache (de manera casi literal) con escenas que “rompen corazones”. Además, es un mensaje ecologista y puntual acerca del maltrato animal y de lo nocivo de la experimentación con estos seres vivos
En otro nivel, este arco construye a su villano principal, el Alto Evolucionador, quien, a pesar de que se le encuentran similitudes en su complejo de “Dios” con otro antagonista morado de la Casa Marvel, tiende más al clásico científico loco de las películas serie B con una obsesión por la perfección. La inclusión de este personaje también sirve para introducir el mensaje de que las imperfecciones son parte de la identidad, y que borrarlas quita la esencia de lo que somos, un mantra que no solo se repite para Rocket, sino para el resto de los Guardianes, que son idiotas, amorales, violentos, pero valientes, solidarios y, en algunos casos, sumamente capaces e inteligentes.
Otro de los aspectos destacables es la interacción entre sus protagonistas, especialmente aquellas escenas donde, a través de diálogos estúpidamente absurdos pero hilarantes, van descubriendo sus mayores defectos, pero a la par, sus virtudes. Esto es un interesante ejercicio de descripción a través de la comedia, confirmando la creación de estos vínculos como el elemento principal de la saga (destaca principalmente la relación de Mantis-Drax, de los mejores alivios cómicos).
Quizás muchos tengan quejas por el humor simplón y estúpido, pero considero que más que ser un defecto, es una virtud. Gunn es de los pocos directores que han comprendido que es el tono adecuado para una cinta que por sus conceptos tiende a rayar en lo absurdo, ejecutándolo siempre de manera decente.
Otro punto a destacar es la dirección de actores, sabiendo colocar al intérprete correcto en el papel correcto. Gunn hace que incluso un tronco pueda tener carisma y ser gracioso (y no me refiero a Groot, sino a Batista).
La estética es sumamente interesante, alejándose por momentos de los repetitivos diseños artísticos de Marvel. Incluso parece que, por momentos, Gunn regresa a sus orígenes serie B con una gama de personajes y de criaturas humanoides, aprovechando que en su trama su antagonista representa al científico loco.
Los bajos
Y así como Guardians of the Galaxy está llena de virtudes, también, como sus personajes, tiene defectos sumamente evidentes. El primero es que la cinta es sumamente excesiva en muchos sentidos. Hay demasiados personajes y arcos, al punto de que algunos son degradados a ser un mero adorno. El principal perdedor es Adam Warlock, quien es rebajado a ser un antagonista de pacotilla. Otros personajes están completamente desperdiciados, como Cosmo y Kraglin.
La comedia, a pesar de ser una virtud, también puede ser una desventaja. La película batalla por encontrar el tono adecuado, ya que puede pasar de tener escenas sumamente emocionales a chistes demasiado tontos que, en ocasiones, no funcionan. Está bien que para nivelar la intensidad en una cinta un poco de humor no caiga mal, pero cuando es excesivo se convierte en algo demasiado estúpido. El resultado es notorio y disparejo, al punto de que cuesta trabajo articular este tipo de secuencias.
Derivado de estos problemas, la película se siente en ocasiones como un caos narrativo, donde el foco principal de la historia se pierde. El segundo acto es una clara muestra de ello, donde todos sus elementos comienzan a volver excesivos y molestos, recordando a las peores etapas del UCM. Hay un punto en el que la cinta ubica a los personajes en cinco lugares distintos, unos melodramáticos, otros cómicos, unos en acción, sin embargo, el guion pierde la coordinación entre sus tramas, lo que termina por desbordar a la edición, siendo quizás el acto más atropellado. Por fortuna, cuando la película regresa a Rocket, es cuando la cinta vuelve a estar bajo control y encuentra el balance, dejando en claro que el punto central es el mapache y lo demás es secundario.
El final de la cinta puede ser, por momentos, anticlimático y sumamente conveniente. Como detalle adicional, el arco de Gamora se nota muy forzado (la película incluso no explica cómo no desapareció ante el chasquido de Iron Man y hasta el mismo Gunn se burle de eso). Al igual que Warlock, su presencia no es necesaria y la trama no hubiera cambiado mucho sin ella. Incluso la narrativa de la misma la trata con indiferencia y como lo que es, “un zombie” (en un sentido metafórico, no literal): un personaje muerto que revivió, pero sin alguna clase de emoción y amnesia.
Calificaciones:
Guion: 2.4/4.0 – La trama tiene algunos excesos, pero se destaca por una buena historia de origen.
Dirección: 2.6/3.5 – Aunque no es el mejor trabajo de Gunn, su dirección de actores y la estética tipo space-opera son destacables, aunque la edición puede ser cuestionable en momentos.
Actores: 1.5/2.0 – La mayoría de los actores no son estupendos, pero gracias al trabajo de casting y dirección brillan, y algunos entregan su mejor actuación.
Soundtrack: 0.5 – Buen soundtrack como en entregas anteriores.
Calificación: 7/10 – Decente
En este Espacio siempre hemos resaltado la importancia de tener un buen director al mando. La diferencia entre nombres como Gunn, Russo, y Zhao frente a otros como Watts, Cretton, y Boden es evidente. Con este argumento, afirmamos que Guardians of The Galaxy Vol.3 no es el renacimiento de la casa productora, sino su testamento. La retirada de Gunn y la despedida de sus personajes, junto con la decadencia del subgénero, son señales claras de que la casa productora llegó a su fin. ¿Qué sigue después de esto? ¿The Marvels? (con el personaje más odiado del UCM) ¿Captain America: New Order? ¿Los Thunderbolts? ¿Una saga del multiverso sin sentido y con un posible recast del villano principal? ¿Están seguros de que esta nave en llamas se elevará siendo dirigida por un par de directores novatos con personajes que su primera impresión fue desastrosa y/o tienen el carisma de un tronco?
Agradecemos a Marvel por esa relación odio-amor, por el entretenimiento, los plot holes, les Deus ex machinas y horas de conversación para platicar con la masa, pero es momento de aceptar que la fórmula y la casa productora han llegado a su fin.
Decimos “hasta luego” y esperamos a ver qué deparará el ámbito comercial de Hollywood. Como dijo un famoso músico latinoamericano, “poder decir adiós es crecer”. Hasta siempre, Marvel.