Guerra de Herederos: Peleando por el peor cliché

Toni Collette es una actriz del tamaño de una catedral; y aunque a menudo es muy infravalorada, también es verdad que ha tomado PÉSIMAS decisiones de carrera. En los 90’s parecía estar construyendo un camino hacia la excelencia actoral participando en proyectos icónicos previos al nuevo milenio, pero a partir de los 00’s empezó a desacelerar aún sin alcanzar los palmareses más prestigiosos, participando en casi todo lo que le ofrecían y de vez en cuando apareciendo en proyectos decentes (ya no digamos ‘buenos’).

Cuando en 2017 sorprendió en ‘Hereditary’, esperábamos que enderezara el camino, pero no ha sido así (a excepción de ‘I’m thinking of ending things’). Se ha valido de ese carisma y presencia suyos que llenan la pantalla para participar en los bodrios más horribles del cine comercial. Encontramos un paralelismo muy grande con Carmen Machi, otra gran actriz que, aunque mucho más regional de España, ha reducido su carrera a esperpentos dignos de Netflix donde ella es lo único que vale la pena.

¿Y por qué empezamos hablando de la protagonista de esta cosa que se hace llamar ‘Guerra de herederos’? Porque en la película ni siquiera ahondaremos tanto, no merece la pena. El proyecto parece un mal intento de reunir a íconos noventeros venidos a menos, pero no se entiende cuál era el objetivo… ¿hacerles un revival? ¿atraer a los fans de The X files o a los de las teen movies?

La fórmula ‘familia peleando por herencia’ llega aquí a los clichés más burdos del género cómico y absurdo, con un guion soso y predecible que desencadena las situaciones que todos podemos intuir: pastelazos, arañazos, patadas y demás artimañas para ir quitando del camino a la competencia y hacerse con la fortuna de la tía solterona y millonaria que está a punto de dar las gracias. Es verdad que algunos momentos dan risa, pero no más que cualquier tiktok random.

Ok, volvamos a Toni Collette, es verdad que la química con la gran Rosemary DeWitt (Mad Men, Rachel getting married) funciona muy bien y crean una relación amor-odio muy efectiva como las primas que se convirtieron en enemigas al crecer; sin embargo no sucede lo mismo con la otra protagonista, una Anna Farris que se quedó en el único registro ‘cómico’ que tiene, pero ahora ya en plena middle age crisis, pero sin la jovialidad y el charm que la caracterizaba; y ni mencionar al pobre David Duchovny; esos pucheritos suyos que a tant@s derritieron en los 90’s acá se antojan grotescos y dignos de cualquier ‘viejo cochino’… bueno, tal vez esa fue la dirección artística indicada.

Probablemente el cliché más grande sea el final. No necesitamos contárselos, ¿no? Estamos seguros que a este punto ya lo debieron adivinar. Si no, véanla como última opción en un domingo por la tarde cuando uno sólo va al cine a tragarse toda la dulcería.

Toni Collette, POR FAVOR, deja de hacer estas películas.

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Acerca del autor

Leo Idair    

MOCATRIZ (Modelo, Cantante y Actriz) en Instagram pero humanista en la vida real. Creo en las utopías pero sin dejar la realidad fuera. Dame una buena telenovela y estoy a bordo. Mi mamá me hizo cinéfago desde chiquito.


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