Him: Jordan Peele no es el GOAT
Hubo un tiempo en que Jordan Peele estaba llamado a ser “la voz negra” de su generación por la recepción que tuvo “Get Out”, pero pronto se degeneró en otro activista que prioriza el mensaje por sobre la narrativa o la lógica interna (hay que agregar que todas sus películas fueron de capa caída y no alcanzaron la calidad de su ópera prima). Por si fuera poco, su etapa como productor tampoco ha sido buena, pues como un virus, su ideología se impone a la visión individual del director en turno. Y para el desafortunado Justin Tipping, “Him” su segunda película, es la siguiente víctima.
El planteamiento de Him no suena mal e incluso empieza bien: la historia trata de un quarterback promesa que, tras sufrir una contusión cerebral que podría acabar con su carrera prematuramente, se somete a un entrenamiento dirigido por una estrella consolidada al borde del retiro, sin imaginar que tendrá ocultas consecuencias sobre el significado del éxito. No obstante, la novatez del director se hace presente cuando el ritmo plano hace monótono el avance de la historia debido a que la edición no saber diferenciar la realidad y las ilusiones causadas por el trauma cerebral. A nivel visual es impactante, en especial con ciertas tomas que usan radiografías, pero antes de llegar a la mitad ese conjunto pierde el sentido y pasa a ser una vorágine de imágenes sin sentido o tensión que alimenten su mito.
Por si fuera poco, el subtexto convierte una prometedora premisa en otra analogía racial, que quizás sea más sutil en comparación con otros productos similares, pero los elementos fantasiosos aluden más al sensacionalismo y el morbo a falta de un argumento interesante y un desarrollo coherente. Esto pone a pensar que a cualquier cosa que involucre a Peele tiene que convertirse a fuerzas en un discurso racial sobre cómo las élites blancas usan a los negros como peones, lo que no sería malo si no fuera porque ya van varios intentos de contar lo mismo (¿será que es otro autor de una sola historia?). Incurrir a un ritual satánico para unir temas relacionados al fútbol americano como la elección del próximo referente deportivo, los sacrificios hechos con tal de alcanzar la gloria y la obsesión por parte de los fans tóxicos (tanto al apegarse a la figura que tanto idolatran como el rechazo al nuevo por querer que todo siga igual), pasa a segundo plano cuando todo se relaciona a la raza y el mensaje va por encima de la consistencia narrativa.
En cuanto a las actuaciones, el único que verdaderamente sobresale en Him es Marlon Wayans como la estrella en retiro y posteriormente revelado como el líder del culto. Si bien ya había demostrado su talento en proyectos como “Requiem for a Dream” o “Air”, siempre ha sido inconsistente para su carrera y el público general por seguir siendo asociado a “Scary Movie” y otras comedias suyas de baja calidad. De los demás no hay mucho que decir, se sienten en piloto automático con el esfuerzo mínimo (en especial Tyriq Withers, quien siendo el protagonista, queda opacado por el resto del reparto y no logra destacar por su cuenta hasta el final).
Más cerca de ser un comercial, Him es una decepción y una total pérdida de tiempo que prueba la farsa en la que se ha convertido Jordan Peele, y es que da la impresión de que su propia compañía se tomó el origen de su nombre (Pata de mono) demasiado en serio, ya que todo lo que toca se pudre y nos hace pensar que a los afroamericanos les cuesta trabajo pensar en una historia que no involucre a su raza de una u otra manera (hasta Spike Lee tiene un poco más de variedad en su obra si lo comparamos). Sabemos que es importante, pero no puede serlo todo.
Por eso, prefiero mil veces más a este Him.