House Of Cards: Madame President


Después de una larga espera, por fin tenemos el final de una de las series más populares en Netflix, House Of Cards. Era de esperarse tanto revuelo dadas las circunstancias en las que se vio la trama por el escándalo en torno a Kevin Spacey el año pasado.

A pesar de tener un gran trabajo avanzado, la baja de Spacey no fue motivo para dejar inconclusa una de las series favoritas del momento, así que aquí va mi opinión.

*Nota: este post contiene spoilers*

Después de esperar más de un año, por fin puedo ver cómo concluye la historia de uno de mis personajes favoritos femeninos, Claire Badass Underwood.

Una de mis principales preocupaciones con el estreno de la serie, es cómo iban a resolver que uno de los pilares de la historia (Frank Underwood) ya no estuviera en la misma sin ello afectar la trama y posicionamiento que ya teníamos con los personajes, sobre todo por la dinámica que tenía con Claire (Robin Wright); sin embargo, a pesar de la partida del actor Kevin Spacey, la trama sigue girando en torno a la pareja.

¿La manera de resolverlo? Predeciblemente la muerte de Frank, pero el cómo y los motivos, por lo menos narrativamente, se acomodan como piezas de jenga para que al final pase algo inesperado y termine en una colisión de confusión de sabor agridulce.

La actuación de Robin Wright es espectacular, dando vida a una despiadada Underwood quien trata imponer sus propias reglas para dejar de estar a la sombra del ya difunto Francis quien la deja con una serie de deudas por saldar con las personas más influyentes del país. A pesar de la personificación y cómo va escalando en la cumbre al poder, a lo largo de la serie vemos ligeras fallas de congruencia, en mi opinión a pesar de seguir de alguna manera opacada por el legado de su esposo, en varios momentos en la narrativa parecen olvidar que es una de las mujeres más poderosas del planeta, haciéndola menos en situaciones que para mí no cuadran. De igual manera el embarazo me pareció un recurso innecesario que estuvo de más para resolver un problema y el uso de los flashbacks para dar contexto sobre los motivos de la protagonista no construyen nada relevante, un recurso que pudo haber sido mejor aprovechado al entender la complejidad del personaje.

Uno de los mejores aciertos con el personaje, y elemento que aprecié demasiado, fue la evolución del vestuario conforme pasan los episodios, denotando de alguna manera su crecimiento…

A la par de Wright, sin duda la mejor actuación es la de Michael Kelly en el papel de Doug. Sin embargo me hubiera gustado que explotaran más al personaje, pudiendo hacer su participación mucho más profunda en vez de terminarlo con la línea que lo hicieron. A demás, no me gustó que él rompiera la cuarta pared, no aportando nada a la trama y haciendo que ya no fuera un guiño particular del protagonista.

Hablando ya de personajes de fondo, los “villanos principales”, los Shepherds, empezaron fuertes pero se fueron debilitando de una manera muy sosa, sacando mi lado de mujer empoderada, hubiera sido más interesante que todo quedara entre Annette y Claire; sin embargo, la intervención y relación con su hermano Bill terminan volviéndose como niños ricos de preparatoria. Otros tres recursos que fueron desaprovechados en mi opinión fueron Tom Hammerschmidt (Boris McGiver), Catherine “Cathy” Durant (Jayne Atkinson) y Jane Davis (Patricia Clarkson) siendo personajes que despacharon de una manera simple y eran elementos interesantes por explorar en la historia.

En conclusión, la última temporada de House Of Cards vale totalmente la pena, puede parecer floja a momentos dada la narrativa y recursos utilizados para resolver temas; sin embargo, la curiosidad por saber cuál será el siguiente movimiento es mayor, apoyada por excelentes actuaciones.

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