I, Tonya: La biopic que necesitábamos

¿Hartos de escuchar “basada en una historia real” como punch line de casi todas las cintas estrenadas en temporada de Oscares? Lo cansado de esto es que muchas veces estas películas se limitan a contar una historia de manera “amena” con un bonito mensaje de superación final que nos termina por conmover. ¿Pero qué sucede cuando utilizas una biopic y terminas por hacer que la audiencia olvide que está viendo una historia de este tipo, incluso convirtiéndola en una comedia negra? Pues sucede que tenemos I, Tonya.

Situada en la década de los años 90’s, I, Tonya cuenta la vida de Tonya Harding, una prometedora patinadora artística que se convierte en la primera estadounidense en la historia capaz de completar un salto de triple axel en una competición oficial. Esto aunado a una caótica vida que incluye una madre por demás estricta, un esposo abusador y uno de los escándalos más sensacionales en el mundo del deporte.

Dirigida por Craig Gillespie, Yo, Tonya se convierte desde sus primeros instantes en una historia cautivante. La peculiar personalidad de sus personajes va funcionando como un envolvente para que la atención sea total y conforme avance la película nos interesemos más por cuáles serán sus intenciones y reacciones en los eventos subsiguientes. Mucho tiene que ver aquí el fabuloso trabajo que protagonizan Margot Robbie, Allison Janney y Sebastian Stan, con una química indiscutible que se traduce en un desempeño actoral muy destacable, con el que fácilmente logras empatizar y que difícilmente puede pasar desapercibido.

Entonces la cinta nos muestra una comedia negra y natural dentro de todo el drama que lo rodea; dichos personajes incluso resultan tan graciosos que es complicado imaginarlos así en un contexto verdadero hasta que recuerdas que esto es basado en algo real, y oh sorpresa, estos rasgos no fueron modificados. Esto puede ser comprobado por la audiencia no solo investigando al salir de la sala, sino que es el mismo filme el que se encarga de demostrarlo con un footage en los créditos finales (spoiler free).

Otro gran punto a favor en la película son sin duda los detalles técnicos. Edición y música forman una mancuerna minuciosa para que cada escena funcione de manera destacada; las secuencias lucen de manera estupenda con canciones como Devil Woman, The Chain, Romeo and Juliet, Goodbye Stranger, Barracuda y The Passenger, encausando el sentimiento adecuado en la ocasión exacta. La dirección, otro punto conjugado y muy bien encausada que logra transmitir una emoción que se siente inevitable en los momentos más icónicos de la rubia patinadora.

Llámenme fanática del patinaje (no se puede negar la belleza visual que este deporte representa), pues puede ser este un punto extra por el cual me sentí fascinada por la historia; pero tampoco se puede negar la calidad de una biopic que incluso utilizando elementos propios de este tipo de cintas (voz en off, ruptura de la cuarta pared) logra sobresalir del montón para convertirse en una de las mejores de los últimos años.

Trágicamente divertida, I, Tonya se encargará de que durante dos horas los problemas sean completamente de otros, de un grupo de singulares personalidades que podrán hacerte reír, sorprender pero sobre todo emocionar con una de las historias más contradictorias de la historia del deporte. La biopic que estábamos esperando sin saberlo, la biopic que necesitábamos.

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Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


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