La Gran Libertad: La libertad de amar no la tienen todos

Aunque mucha gente no lo crea, la libertad de amar no la tienen todos, y hay que recorrer extraños caminos para poder vivir ese amor que todos merecemos, pero que no todos tenemos derecho.

Hans es un hombre a finales de los años 60 que cae en prisión por ser homosexual. En esa época en Alemania era una violación a la ley 175 y Hans conoce muy bien ese artículo porque lo ha faltado a lo largo de su vida. La primera vez que cayó en prisión fue a mediados de los años 50, cuando hacía poco que había terminado la segunda guerra mundial, ahí conoce a Viktor, su compañero de celda que al principio lo rechazaba por este motivo, pero, al darse cuenta que Hans había estado en los campos de concentración Nazi también por ser homosexual, siente un poco de compasión por él y empiezan una amistad que se vuelve entrañable con el paso del tiempo, y que al final es lo que salva sus almas de esa vida tan dura que les tocó vivir. Porque, a pesar de todas las penurias que pasan estos dos, hay esperanza y la libertad no es andar en la calle.

El director Sebastian Meise nos mete a la cárcel y hasta las celdas de castigo con estos dos personajes, llevándonos a entender que era muy difícil y casi mortal ser homosexual en aquellos tiempos, sin embargo, este no es el mayor conflicto que viven, pues también tienen que lidiar con la corrupción, las drogas y el abuso del sistema.

Es una película deprimente, con un ritmo lento, a veces demasiado, con muchos silencios y pocos, pero grandes diálogos. Muy claustrofóbica y hasta se pudiera decir que demasiado fría. Es difícil de ver por lo dramático que resulta en algunos momentos, pero no es manipuladora y va dejando que el espectador tome sus propias decisiones. Al final, deja un sentimiento de confusión, pero al mismo tiempo da una esperanza triste. Lenta de digerir y que nos deja reflexionando por un buen tiempo.

Los protagonistas son Fran Rogowski y Georg Friedrich, Hans y Viktor respectivamente, ambos logran grandes actuaciones y muy buena química.

La película ha sido presentada en diferentes festivales europeos con excelentes resultados. En Cannes ganó el premio del jurado de Una cierta mirada y estuvo nominado su director para la Queer Palm de este.

¿Qué es la libertad? Es la pregunta que nos queda sonando en la cabeza después de ver esta película

 

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