La Llorona: Cuando la realidad es tan escabrosa que supera al terror de las leyendas
Con muchas limitaciones y retrasos, llega por fin a México la película de origen guatemalteco en coproducción con Francia llamada “La Llorona”, una mezcla de la leyenda hispanoamericana popular con una problemática social bastante grave: los atropellos y masacres militares contra los pueblos indígenas, algo que por desgracia es tan típico en Latinoamérica como los casos de corrupción, las dictaduras, las crisis económicas y demás regalos que nos da el tercer mundo.
¿Funciona este cuento de horror de denuncia social? Más de lo que uno hubiera pensado
Un terror en capas
Una advertencia: si usted va a ir a ver “La Llorona” buscando una bocanada de sustos y espantos que no lo vayan a dejar dormir, la cosa no va por ahí.
El objetivo del género de terror siempre ha sido contar una historia desde la naturaleza visceral de los sentimientos humanos, teniendo como eje central el miedo. Si bien estas emociones pueden ser trasladadas con diferentes elementos, La Llorona tiene la particularidad de que utiliza tres estilos distintos para evocar estas sensaciones: La primer capa se nos presenta los primeros 30 minutos de la película en forma de thriller político, a través del arco del juicio del general Enrique Monteverde, responsable de un genocidio décadas atrás en una zona rural de Guatemala; en consecuencia con esta trama se nos presenta la segunda capa en forma de drama, con el arco de la familia Monteverde siendo obligados a esconderse dentro de su casa debido al repudio social al cual son expuestos; y por último de la mezcla de estas dos líneas argumentales da como resultado una capa de terror que se le prende un poco de fuego a través del personaje de Alma.
¿Cómo es posible a nivel argumento la mezcla de estos tres géneros? ¿Cómo “La Llorona” puede generar espanto sin necesidad de utilizar viejos trucos del cine del terror?
Reiteremos que la esencia del cine de terror va desde lo visceral y en ese sentido Jayro Bustamante da en el clavo en las tres capas del guion: en el thriller nos describe el horror de la injusticia social referente a una masacre que provoca descontento social, por lo cual las emociones de impotencia son el reflejo de una frustración generalizada de parte de las lágrimas de los padres, madres e hijos que perdieron a sus familias, lo que termina por empujar a una familia que vive en el privilegio hacia la segunda capa, la parte dramática, donde nuestros personajes comienzan en el asedio forzado a descubrir en medio de su propia oscuridad su naturaleza monstruosa y horripilante , desmitificando sus privilegios y comodidad. Todo este “caldo de cultivo” los obligará a descender a las aguas de sus propios infiernos donde las almas en pena, víctimas de Monteverde y cuya sangre clama por justicia, será la cruz que Enrique y su descendencia cargarán. De esta manera el personaje de Alma solamente les da el empujón para terminar de hundir a esta familia.
No es de extrañar que la historia esté estructurada de este manera y que el acto final corresponda al horror que se fue acumulando en los actos anteriores; quizás el miedo sea subjetivo, pero la manera en que Butamente desentraña a través de esta odisea cargada de vehemencia es lo que genera el verdadero horror de la cinta; no hay abuso de “screamings”, infrasonido o imágenes subliminales, toda la atmósfera y la incomodidad se genera desde la escritura y el desarrollo y descripción de los sucesos y la psique de sus personajes, no es un truco fácil de realizar lo cual es un logro de aplaudir a los creadores.
Podrá no sonar tan innovadora ya que la mezcla de terror con denuncia social lo hemos visto en otras películas (Get Out, His House), pero es de las primeras en que utiliza este estilo en Latinoamérica y que sigue esta tendencia a nivel mundial (vean en Cannes lo que pasó con Titane)
Dirección bien enfocada
Jairo sabe que a nivel guion la creación de esa atmosfera inquietante ya la tiene casi armada, pero no se conforma y acentúa “el punto sobre la i” a través de la luz y color. A pesar de un uso excesivo de planos largos o de un abuso de una fotografía estática, la película se luce en su paleta de colores generalmente cargada a tonos completamente oscuros, incluso las escenas filmadas a luz de día visualmente carecen de luz o de nitidez.
El uso del espacio es otro elemento para destacar, utilizando planos un poco cerrados para trasladar esa inquietud claustrofóbica.
Utiliza los elementos clásicos del terror, mas no satura a la película, no se excede en cuanto al sonido o imagen. Pero no conforme con eso utiliza el audio como un recurso adicional, utilizando una mezcla incomoda que provoca una sensación de incertidumbre (ejemplo es la escena de la pesadilla la matriarca Montenegro, de repente nos vemos inmersa en ella sin ninguna explicación)
Calificaciones
Guion: 3.3 Destaca la originalidad de su escritura, como la mezcla en capas de diferentes géneros.
Dirección: 2.6 El gran problema de la cinta es el abuso de planos largos y estáticos, lo cual puede hacerla bastante pesada
Actuaciones: 1.7 De decentes a bien. Destacan Margarita Kenefic como Carmen, la matriarca Montenegro y María Mercedes Coroy en el papel de Alma. El resto hace un trabajo de decente a bueno.
Extras: 0.3A pesar de un uso adecuado del sonido, la mezcla de diálogos con las pistas no es tan pulcra
Calificación: 7.9 BUENA
La Llorona es una cinta que vale demasiado la pena, yendo mentalizados a que el terror no vendrá desde el abuso clásico de la manufactura típico del género, sino que su origen descansa en la rigidez y ejecución de su premisa. No es de extrañarnos que la evocación del terror poco a poco tenga que recurrir a la mezcla entre lo paranormal y los conflictos sociales, pues las historias de espectros y monstruos suenan hasta reconfortantes comparado con lo cruda, indignante y nauseabunda que puede llegar a ser la realidad.